"Si un hombre puede crear tanto odio, imaginen cuánto amor podemos crear juntos" Helle Gannestad (REUTERS / Cathan McNaughton)* |
Este fin de semana fue bastante rudo y agitado.
Por un lado, la muerte de Amy Winehouse el pasado Sábado 23, predecible pero poco deseada, sacudió fuertemente las bases de la industria discográfica y marcó el que debe ser el primer deceso de una artista internacional paradigmática en la era del Internet y las redes sociales.
Por otro lado, los atentados ocurridos el pasado Viernes 22 en Noruega nos muestran que las descomposiciones sociales, los nacionalismos intolerantes y los conflictos derivados de la globalización no son asignatura exclusiva de los países del Tercer Mundo. Desafortunadamente, tuvo que prenderse el foco rojo entre las heridas de un país nórdico para que el debate se vuelva a plantear.
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