Esta foto fue tomada el día de mi presentación de tres años en la Iglesia de San Bernandino de Toluca; pertenece a uno de mis álbums de fotos que mi padre resguardaba hasta hace un par de meses en su casa de Toluca y que yo tuve que tomar prestados para protegerlos de la humedad. Desde que mis padres se separaron y la casa de papá se remodeló, había tenido ganas de llevarme esas fotografías, uno de los pocos vestigios visuales que existe de mi infancia que no me avergüencen demasiado como la colección de videos de mi tía C.
El niño del frac blanco con vivos en púrpura, brazo autómata y mueca sorprendida soy yo, y los niños que están a mi lado son dos de mis primos; el de la playera blanca y cara redondeada es L. A., hijo de una de las hermanas de mi padre, y el morenito de ojos vivarachos y sweater rojo es G., el hijo mayor del hermano mayor de mi mamá. Si bien yo crecí más cercano a mi familia materna, tengo recuerdos muy lúcidos de la contraparte paterna, y como buen niño, me gustaba ir a jugar con mis primos cada vez que se daba la oportunidad.