"Arte soy entre las artes, y en los montes, monte soy" José Martí Callejón de Hamel, Centro Habana, Cuba (Foto del autor) |
"Todas las verdades son relativas", me dijeron el día de hoy. "Somos tercer mundo", por supuesto que entendí lo que ese hombre cubano de espejuelos, estatura pequeña y peinado engominado me quiso decir cuando vio que mi madre traía bajo el brazo el último libro de Dan Brown. Incluso en esta isla se notan las enormes diferencias entre los países avanzados y los que se encuentran rezagados entre el concierto de las naciones.
A Cuba llega muy poca literatura occidental, la gran mayoría no pasa los filtros del Departamento de Ideología del PCC, y lo que poco que logra meterse se consigue en las pocas librerías privadas que existen ahí. Mi hermana no podía creer que algo tan inofensivo y tan trascendente a la vez como un libro estuviera prohibido en el último bastión socialista latinoamericano de la Guerra Fría. Incluso me sorprendí cuando me dijeron que la obra de José Lezama Lima y Severo Sarduy no se leyó por muchos años en Cuba debido a que estos autores eran homosexuales.
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