Estamos situados en el punto medio de la segunda década del siglo XXI; en tiempos donde todo parece ir en aceleración aplastante, dejando detrás lo anacrónico en pos de lo inmediato, la música es de las pocas expresiones que sobrevive a la impiedad de los olvidos. En este 2015 que está por terminar, dos de mis discos favoritos en español han cumplido tres décadas de existencia; el primero del que hablaré es el segundo álbum solista de un viejo conocido de este sitio, Fito Páez. El álbum es Giros (1985) y es una de las grandes joyas de la música popular argentina; un conjunto de nueve canciones que conservan intactos su tectónica y su frescura.
Ya he tenido la oportunidad de explorar dos facetas de este compositor rosarino, sus inicios como el arreglista detrás de la voz de Juan Carlos Baglietto en Tiempos Difíciles (1982) y con el que fue su gran triunfo comercial en los años 90's, El Amor Después del Amor (1992). Sin embargo, si hay que remitirse a un momento de inflexión en su carrera, hay que hablar de este esfuerzo; más que un gran álbum, Giros es la simiente ardiente que fecundó a un joven genio cuya cabeza estaba en constante remolino, en giros de aplastante intensidad. Fue en este momento donde el incipiente Páez, previo aprendizaje - epifanía con Charly García, vincula todos sus sistemas para crear su primera gran obra, la primera vuelta de tuerca al zeitgeist de su tiempo; la influencia de este momento es la que ha perdurado en el tiempo.
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