Ernesto Icaza (1866 - 1935) "Llegada del patrón y sus invitados a un jaripeo" (1920) Óleo sobre tabla, 61 x 94 cm Colección Privada |
Para JLM
Hace dos semanas, comencé mi semana con un comentario bastante jocoso de mi jefe; estaba consternado porque había soñado que me ponía un traje de charro y que montaba a caballo. En el trabajo convivo constantemente con sillas charras, pinturas y esculturas de charros y mucha tauromaquia. Supongo que es la urgencia previa a nuestra próxima venta; la verdad hubiera preferido que me hubiera soñado trazando naturales en los medios de una plaza frente a un toro de 500 kilos con un traje de luces en purísima y oro, como la canción de Sabina.
Recientemente se me cruzan las imágenes esbozadas de mis compañeros de trabajo en situaciones demasiado extrañas para mi baraja de sueños recurrentes; por ejemplo, el pasado sábado soñé que estaba en medio de un cónclave papal eligiendo papisa - sí, tal como lo leen. Me había pasado la madrugada leyendo sobre Juan XXIII y sobre la vida del papa Francisco. Yo era un cardenal más en medio de la Sixtina, el Colegio se había inclinado por una mujer, - una de mis compañeras - algo que en el mundo católico sería la ocurrencia más chiflada; afortunadamente, no hay Santo Oficio de los sueños, no seré excomulgado, mi abuela podría dormir tranquila.
Ojalá pudiera soñar con que escribo este blog y que lo que fuese que estuviera maquinando en mis meta-pensamientos se plasmara en este espacio. Sigo en bloqueo mental, con muchos pendientes para este blog y sin la menor convicción para retomar (por no decir reiniciar) lo que estaba escribiendo hace unos meses y que hoy me gusta menos que nunca. Ojalá pudiera ponerme las botas y cabalgar desenfrenado hacia los sueños que dejé a un lado para perseguir otros nuevos; como lo he dicho tantas veces ya, no se puede conseguir todo a la vez.
Por ahora, sólo pienso en quedarme dormido y en despertar mañana para trabajar un día más...
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