Algún día, el amor nos arrinconará... |
Escribo este texto para aquellos hombres y mujeres ansiosos de amar. Escribo para los dejados, para los solitarios, para los negados, para los forever alone, para los quedados, para los desilusionados, para los desafortunados, para los mojigatos, para los vírgenes, para las solteronas, para los fantasistas, para las románticas sin remedio y para todo aquél cuya fortuna en las relaciones de pareja es oscura y llena de infortunios.
Porque decimos orgullosos que el amor apesta, que nada mejor nos puede pasar en el mundo que la soltería; ¿en serio estamos seguros de lo que decimos?, ¿en verdad no nos queman las palabras de ansiedad? No me van a dejar mentir que cada 14 de Febrero, mientras ustedes reniegan de las parejas que se aman entre globos, chocolates, peluches y chicle sabor a menta, ustedes sienten, aunque sea, un poquito de envidia.
Niéguenlo una y otra vez, a muchos se les podría derretir la boca como un sello de cera; estoy seguro que no le negarían los labios a ninguna persona que les parezca atractiva porque nadie rechazaría la frescura de un vaso de agua en medio del desierto. ¿Cuántos de nosotros no lloramos con las power ballads o con las algunas canciones de música pop de la radio?, ¿quién no tiene entre las fibras de su corazón algún chick flick que los haga degustar botes Nutella a cucharadas?; ¿cómo negar el trazo de corazones flechados en los cuadernos durante el ocio escolar? ¡Por piedad, no sean necios! El amor es lo de hoy.
Sin embargo, no puede ser posible que las virtudes del amor se vean rebasadas por las marañas del consumismo y la mercadotecnia; poco amor auténtico queda, los divorcios van a la alza, pocos jóvenes sueñan con relaciones eternas y la prioridad de los donjuanes es el acto sexual inmediato por encima del deleite de sus caminos. Sin pretender ser reaccionario quejoso, es primordial rechazar todo lo anterior en pos de una seducción constante y amena, donde las rosas puedan expresar tanto como las poesías más hermosas, donde la comida, el arte, los libros y la música sean el catalizador de bellas emociones. Que regresen los caballeros decimonónicos de sombrero en la cabeza y clavel en la solapa, las mujeres que entregan pañuelos y los niños que besan a las niñas como quien comparte los juguetes.
En un mundo tan ominoso, radioactivo y acelerado, las flores que crecen en el cemento son hermosos girasoles que capturan los rayos del sol. Proponer un mundo con más amor y menos guerra es necesario para convivir de la mejor manera; porque el amor destruye cadenas y tiende caminos estrellados, es incienso y bebida de todas las almas. No hay límites para la locura ni para la pasión; si alguna vez llegamos a vivir este sueño, por favor no nos despierten.
Dejo este texto para quien lo quiera escuchar, modificar, perfumar y besar.
Niéguenlo una y otra vez, a muchos se les podría derretir la boca como un sello de cera; estoy seguro que no le negarían los labios a ninguna persona que les parezca atractiva porque nadie rechazaría la frescura de un vaso de agua en medio del desierto. ¿Cuántos de nosotros no lloramos con las power ballads o con las algunas canciones de música pop de la radio?, ¿quién no tiene entre las fibras de su corazón algún chick flick que los haga degustar botes Nutella a cucharadas?; ¿cómo negar el trazo de corazones flechados en los cuadernos durante el ocio escolar? ¡Por piedad, no sean necios! El amor es lo de hoy.
Sin embargo, no puede ser posible que las virtudes del amor se vean rebasadas por las marañas del consumismo y la mercadotecnia; poco amor auténtico queda, los divorcios van a la alza, pocos jóvenes sueñan con relaciones eternas y la prioridad de los donjuanes es el acto sexual inmediato por encima del deleite de sus caminos. Sin pretender ser reaccionario quejoso, es primordial rechazar todo lo anterior en pos de una seducción constante y amena, donde las rosas puedan expresar tanto como las poesías más hermosas, donde la comida, el arte, los libros y la música sean el catalizador de bellas emociones. Que regresen los caballeros decimonónicos de sombrero en la cabeza y clavel en la solapa, las mujeres que entregan pañuelos y los niños que besan a las niñas como quien comparte los juguetes.
En un mundo tan ominoso, radioactivo y acelerado, las flores que crecen en el cemento son hermosos girasoles que capturan los rayos del sol. Proponer un mundo con más amor y menos guerra es necesario para convivir de la mejor manera; porque el amor destruye cadenas y tiende caminos estrellados, es incienso y bebida de todas las almas. No hay límites para la locura ni para la pasión; si alguna vez llegamos a vivir este sueño, por favor no nos despierten.
Dejo este texto para quien lo quiera escuchar, modificar, perfumar y besar.
OMNIA VINCIT AMOR
Día de San Valentín, 2013
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