El pasado miércoles tuve la oportunidad de asistir al espectáculo "Distant Worlds: Music from Final Fantasy" en el Auditorio Nacional. Final Fantasy, saga de juegos de rol cuya primera edición salió a la luz en 1987, significa remitirme a muchos de los mejores recuerdos de mi adolescencia; cuando me compraron mi primer PlayStation, el primer juego que compré fue Final Fantasy VII, uno de los mejores RPG's de la historia. Después jugué Final Fantasy VIII, cuya historia de melodrama y personajes me siguen conmoviendo profundamente. Al día de hoy sigo conservando mis juegos como mis tesoros más apreciados.
Uno de los aspectos más importantes de la cultura Final Fantasy es la música, una de las aristas de innovación que han sido estandarte de la franquicia durante su existencia. Junto a las historias de Hironobu Sakaguchi y los diseños artísticos de Yoshitaka Amano y Tetsuya Nomura, la música de Nobuo Uematsu ha ayudado a que la saga sea una de las más queridas por los fanáticos y de las que mayor admiración han levantado entre los especialistas. Después de los cambios experimentados por Square, la compañía productora de FF, en los últimos quince años, la saga ha tomado caminos distintos a los de su época dorada, pero ha sido ésta la que mayor trascendencia ha logrado con el tiempo.
Desde 2002, las revolucionarias bandas sonoras de Uematsu para FF han logrado adquirir independencia como espectáculos de gran demanda entre los amantes de los videojuegos; en 2007 se creó el concepto "Distant Worlds: Music from Final Fantasy", el cual ha recorrido el mundo, pero nunca se había presentado en México. Este año, la compañía Gamers.vg organizó el espectáculo con ayuda de la Orquesta Sinfónica Nacional y el coro Harmonia Vocalis; como es costumbre, el conductor sería el afamado compositor y director Arnie Roth, y contaría con la presencia de Nobuo Uematsu para el debut de sus obras en nuestro país, bajo el escenario más grande para orquestas sinfónicas de la Ciudad de México, el Auditorio Nacional.
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Traté de no pensar en nada mientras me dirigía hacia el Auditorio, no podía creer que pude haberme perdido un espectáculo que cuando era más joven deseaba ver con ansias. Esperé a V. a un lado de la Luna de Soriano, junto a las taquillas del escenario; a mi alrededor había muchas personas vestidas de oficina, jóvenes cosplays y chicos desalineados de negro. Concluí que muchos de los fans de FF habíamos crecido ya, pero que algunos otros apenas comenzaban a involucrarse en el juego. Entramos poco después de las 20:15, nos sentamos poco después de que apareciera el concertino y que los músicos afinaran sus instrumentos.
Un hombre con camisa oscura, pantalones holgados y una máscara del luchador Atlantis se apareció y saludó con una pose de pancracio a los presentes; cuando se descubrió el rostro y se colocó sus lentes, el Auditorio se volcó hacia él. Era Uematsu, quien recibió ovación de pie por parte del respetable, el cual había llenado tres cuartas partes del coso; después de tomar asiento entre las butacas del escenario, todo era agitación. Para mí, Nobuo Uematsu es lo que para muchas personas es Alan Merken o John Williams, el musicalizador de sus fantasías infantiles. También estuvo entre el público el productor actual de la saga, Shinji Hashimoto, quien es parte de Square Enix desde 1995 y que tiene entre sus responsabilidades la creación del Final Fantasy XV para PlayStation4 y XBOXOne, la nueva generación de consolas de juego.
La batuta de Arnie Roth ha logrado durante siete años activar los recuerdos de una generación de videojugadores que ha crecido junto a instantes visuales y sonoros memorables; el Preludio de la saga siempre lleva al menú inicial de cada juego, sucesión de escalas cristalinas como las primeras historias de la saga. Ya sea el asalto al reactor de FFVII, la batalla entre Squall y Seifer en FFVIII, la batalla entre Bahamut y Alexander en FFIX o la visión de la Zanarkand destruída en FFX, todas tienen una composición que es inevitable recordar. Los grandes personajes se evocan con unas cuantas notas y melodías, ya sea la aparición repentina de Laguna en FFVIII, el jocoso pájaro Chocobo (en esta ocasión con ritmos latinos), la ópera "Maria and Draco" de FFVI o la batalla épica contra Sephiroth en FFVII (punto final del concierto).
Hubo de todo un poco para los fans de la serie, guitarra flamenca, ópera, lágrimas, risas y mucha nostalgia; un concierto memorable donde hubo satisfacción, pero donde siempre faltarán algunos temas desde el punto de vista de cada quien. Además, mi hermana me odia porque no la llevé...
La OSN afinándose antes del concierto... (Sígueme en Instagram: @franzmovi) |
Playlist:
- Prelude (FFI - XIII)
- Liberi Fatali (FFVIII)
- Final Fantasy Victory Theme (FFI - XIII)
- Opening - Bombing Mission (FFVII)
- Dear Friends (FFV)
- Vamo' alla Flamenco (FFIX)
- Fisherman's Horizon (FFVIII)
- The Dalmasca Esterland (FFXII)
- Theme of Love (FFIV)
- Don't Be Afraid (FFVIII)
- Chocobo Medley 2012 (FFII - FFXIII)
- Intermedio (15 minutos)
- Battle & Victory Theme Medley (FFI - FFXIII)
- To Zanarkand (FFX)
- Light (Lightning Returns: FFXIII)
- Ronfaure (FFXI)
- Not Alone (FFIX)
- The Man With the Machine Gun (FFVIII)
- Opera: "Maria and Draco" (FFVI)
- Final Fantasy Series Theme (FFI - XIII)
- Encore: "One-Winged Angel" (FFVII)
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