sobre la piel de la luz.
La ciudad es un jardín
una interrogación.
No hay más calles que las que traza
el ruido gris, el polvo de las máquinas
el horizonte frío y desangelado
del neón y las estatuas.
Guardan silencio los rascacielos
enlutados como montañas.
Surgen compuertas hacia el infierno
surgen cenizas, surgen moradas.
Despiertan gigantes descomunales
con sed de sangre y de venganza.
Se hizo la orgía de los candores
ardiente misa negra de horrores.
Hubo al menos doscientos almas muertas
muchos menos de las que se esperaban.
La podredumbre se esfumó
con un tornado sin color
La ciudad es un desierto
una exclamación.
El alba matizó los grises
nos perdonó los pecados
Un alcatraz rompió el cielo
como cometa, como un sol.
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