Sigue siendo el Chico de la Tapa... |
No exagero al decir que Fito Páez me salvó la vida. Es algo difícil de explicar como gran parte de los sentimientos que guardo para mis adentros, pero hay muchas razones en sus canciones que me han revelado pequeñas lecciones de amor, alegría, compromiso, belleza y esperanza. La música de este hombre me ha acompañado en los tiempos turbulentos de mi vida, en las soledades más complejas de mi joven existencia y en las pequeñas migajas de mi euforia desenfrenada. Por eso estimo tanto la obra de Fito, una de las personas con las que quisiera hablar al menos una vez.
No fue difícil engancharme con las palabras y el piano de este rosarino neurótico y zalamero; desde muy joven, Fito ha llenado los corazones de América Latina con sus memorables versos y su melodiosa e inconfundible voz. Pese a que ya es un veterano de los escenarios y un cincuentón del establishment cultural de nuestro idioma, para mí sigue exhalando juventud. Entre música, una novela, dos hijos y mucho recorrido bajo reflectores, encontramos a un artista que sigue insistiendo en liberar nuevamente las esencias que lo hicieran legendario décadas atrás; pareciera que las musas aún no lo abandonan.
Porque hay algo en el mejor opus de Fito que va más allá de mis inocentes y simplonas explicaciones, un vitalismo atemporal que se encuentra intacto con cada nueva generación de hispanohablantes deseosos de una voz que los vincule y que los enriquezca. La música de Páez es ante todo historia personal, y por consecuencia elige al prójimo y lo busca entre sus propios mundos. Todo cantautor pop de cualquier idioma y contexto busca trascender en sus escuchas, ya sea mediante sentimientos o recuerdos. Las canciones se vuelven parte de la vida de los otros, la canción que sonaba al conocer a la persona amada o al atravesar un instante memorable.
Sin embargo, a veces la música popular no da tanta importancia a la didáctica, a enseñar valores útiles e indispensables para quien recibe y disfruta una canción. Los mejores momentos de Páez están llenos de enseñanzas; cómo proyectar lo que se siente, cómo pensar en nuestra imperfecta humanidad, cómo poner los pies en la tierra sin dejar de soñar. Fito nos ofrece su poesía, pero también una ética del sentimiento fraternal y amoroso de valor incalculable para la música latinoamericana.
Para adentrarse en el mundo de Fito Páez, podríamos tener diversos acercamientos diferentes; se podrían explorar sus instantes de alegre melancolía, sus maravillosas canciones de amor, sus acercamientos a la política, sus imágenes surrealistas, incluso las relaciones con su compleja biografía. Para la introducción que he planteado en la líneas superiores, hablaré de seis canciones muy puntuales.
Para adentrarse en el mundo de Fito Páez, podríamos tener diversos acercamientos diferentes; se podrían explorar sus instantes de alegre melancolía, sus maravillosas canciones de amor, sus acercamientos a la política, sus imágenes surrealistas, incluso las relaciones con su compleja biografía. Para la introducción que he planteado en la líneas superiores, hablaré de seis canciones muy puntuales.
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La primera canción de este EP es "Dar es Dar", tema surgido en el álbum en vivo Euforia (1996). En este tema, Fito nos hace detenernos en la trepidante y abigarrada vida diaria para exhortarnos a entregar nuestras energías hacia los demás; vivimos en tiempos donde el egoísmo es la máscara de nuestros desencuentros, nos preocupamos poco por compartir nuestras emociones para resolver nuestros problemas. Cuando ayudamos, entre pensamientos de hipocresía y lástima, caemos en el vicio de la retribución; Fito no piensa en otra cosa más que en no marcar las cartas, simplemente dar. A final de cuentas, bien lo dice, lo que recibes también es libertad.
En tiempos donde nadie escucha a nadie, en tiempos donde todos contra todos, en tiempos egoístas y mezquinos, en tiempos donde siempre estamos solos... En tiempos como estos Páez compuso "Al Lado del Camino" del disco Abre (1999), la declaración de principios más concisa que ha formulado en toda su carrera. Este tema es una rebelión hacia los tiempos modernos, habla sobre su crianza y da consejos sobre los errores, los enemigos, la dureza de la vida y la lucidez de los recuerdos de la infancia. Al final, él se declara incompetente para entender el statu quo de nuestra sociedad viciada y toma la posición, peligrosa y dichosa al mismo tiempo, de un agápico amor hacia la humanidad.
No creas que perdió sentido todo, no dificultes la llegada del amor, no hables demás, escucha al corazón, ése es el cable a tierra. "Cable a Tierra" es uno de los momentos estelares del álbum Giros (1985); si se escucha solamente el primer verso y el coro, cualquiera podría quedarse con la idea primera que es una canción sobre una adicción. Para salir de cualquier problema que pudiera tener una persona, sólo es necesario hacer una introspección y escuchar los deseos del corazón. Tal vez suene demasiado simple para nuestro mundo posmoderno, pero hay cosas que simplemente no deben ser tan complicadas.
Hablando de corazón y de Giros, pasemos a "Yo Vengo a Ofrecer Mi Corazón", una de las canciones más hermosas que se hayan compuesto en la historia de la humanidad, un canto capaz de atravesar todas las barreras lingüísticas y culturales para resonar en las gargantas de los lugares necesitados de una gota de esperanza; mientras haya una razón para cambiar un mundo, el mensaje de esta canción puede florecer. La premisa básica y contundente es que no todo está perdido mientras que haya un corazón dispuesto a ser entregado para cambiar a la humanidad, para buscar la concordia entre los pueblos; en nuestra historia hemos logrado levantarnos de miles de desastres, los cambios cuestan sacrificio pero siempre nos entregan nuevas promesas y esperanzas por las cuales luchar.
Con alegría, con pasión y siempre hacia adelante, aunque haya malos días y nada pareciera tener sentido en medio de caminos sombríos. El amor es el motor de todos nuestros movimientos; la compañía de un ser amado nos permite seguir adelante y la alegría que nace de este afecto es el calor de nuestros corazones. Cada vez que algo anda mal, que tuve un día terrible o hay incertidumbres delante de mí, me viene a la cabeza "Y Dale Alegría a Mi Corazón" del disco Tercer Mundo (1990). Quizás la alegría sea el aliciente universal, el punto de inflexión, la fuerza con la que se mide la vida.
La vida es una moneda, quien la rebusca la tiene. Como ya he mencionado antes, "La Vida es una Moneda" es un canto a la esperanza, una llamada a mantenerse ingenuos y no dejar de sorprenderse con los avatares de nuestra existencia. Sólo se trata de vivir (...) con la inocencia y la ternura que florece a veces (...) con la sonrisa en el ojal, con la idiotez y la cordura de todos los días. Hay que vivir sin temor al error, sabiendo que en el futuro hay retos nuevos que esperan las manos que los esculpan; como hombres tememos, pero hay que tener claro que los días cantan mañanas, los días no tienen miedo. El mundo no dejará de amanecer, nosotros debemos sentir su calor y encontrar nuestro rumbo; a lo mejor resulta bien.
En tiempos donde nadie escucha a nadie, en tiempos donde todos contra todos, en tiempos egoístas y mezquinos, en tiempos donde siempre estamos solos... En tiempos como estos Páez compuso "Al Lado del Camino" del disco Abre (1999), la declaración de principios más concisa que ha formulado en toda su carrera. Este tema es una rebelión hacia los tiempos modernos, habla sobre su crianza y da consejos sobre los errores, los enemigos, la dureza de la vida y la lucidez de los recuerdos de la infancia. Al final, él se declara incompetente para entender el statu quo de nuestra sociedad viciada y toma la posición, peligrosa y dichosa al mismo tiempo, de un agápico amor hacia la humanidad.
No creas que perdió sentido todo, no dificultes la llegada del amor, no hables demás, escucha al corazón, ése es el cable a tierra. "Cable a Tierra" es uno de los momentos estelares del álbum Giros (1985); si se escucha solamente el primer verso y el coro, cualquiera podría quedarse con la idea primera que es una canción sobre una adicción. Para salir de cualquier problema que pudiera tener una persona, sólo es necesario hacer una introspección y escuchar los deseos del corazón. Tal vez suene demasiado simple para nuestro mundo posmoderno, pero hay cosas que simplemente no deben ser tan complicadas.
Hablando de corazón y de Giros, pasemos a "Yo Vengo a Ofrecer Mi Corazón", una de las canciones más hermosas que se hayan compuesto en la historia de la humanidad, un canto capaz de atravesar todas las barreras lingüísticas y culturales para resonar en las gargantas de los lugares necesitados de una gota de esperanza; mientras haya una razón para cambiar un mundo, el mensaje de esta canción puede florecer. La premisa básica y contundente es que no todo está perdido mientras que haya un corazón dispuesto a ser entregado para cambiar a la humanidad, para buscar la concordia entre los pueblos; en nuestra historia hemos logrado levantarnos de miles de desastres, los cambios cuestan sacrificio pero siempre nos entregan nuevas promesas y esperanzas por las cuales luchar.
Con alegría, con pasión y siempre hacia adelante, aunque haya malos días y nada pareciera tener sentido en medio de caminos sombríos. El amor es el motor de todos nuestros movimientos; la compañía de un ser amado nos permite seguir adelante y la alegría que nace de este afecto es el calor de nuestros corazones. Cada vez que algo anda mal, que tuve un día terrible o hay incertidumbres delante de mí, me viene a la cabeza "Y Dale Alegría a Mi Corazón" del disco Tercer Mundo (1990). Quizás la alegría sea el aliciente universal, el punto de inflexión, la fuerza con la que se mide la vida.
La vida es una moneda, quien la rebusca la tiene. Como ya he mencionado antes, "La Vida es una Moneda" es un canto a la esperanza, una llamada a mantenerse ingenuos y no dejar de sorprenderse con los avatares de nuestra existencia. Sólo se trata de vivir (...) con la inocencia y la ternura que florece a veces (...) con la sonrisa en el ojal, con la idiotez y la cordura de todos los días. Hay que vivir sin temor al error, sabiendo que en el futuro hay retos nuevos que esperan las manos que los esculpan; como hombres tememos, pero hay que tener claro que los días cantan mañanas, los días no tienen miedo. El mundo no dejará de amanecer, nosotros debemos sentir su calor y encontrar nuestro rumbo; a lo mejor resulta bien.
Vine a leer con emoción, con ese entusiasmo infantil que me genera todo lo que tiene que ver con Fito. Y si a mí no me ha salvado la vida por lo menos le ha dado sentido estos años de escucharle, y es tan cotidiano pero a la vez tan sublime como su obra se mete en la vida. Leyendo las canciones que elegiste, debo confesar que no hay momento que disfrute tanto como mal cantar "Yo vengo a ofrecer mi corazón" al piano.
ResponderEliminarMe encanta.
Un abrazo.
Muchas gracias por leer Ibeth. Siempre me alegra saber que Fito cambia la vida de miles de corazones todos los días. Es muy fácil cómo Páez penetra en las almas; comienzas a escucharlo, se impregna la canción en los latidos, comienzas a cantar, te llenas de gozo y nada más.
EliminarSigo al pendiente de tu blog. Gracias...