Un año más se ha esfumado. 2014 fue para mí un año de consolidación laboral. También fue tiempo para disfrutar y para darle estabilidad en mi vida. Sin embargo, he tenido poco tiempo para pensar en lo que quiero para el futuro. No ha sido fácil, los tropiezos han sido muchos y la concentración debe ser máxima en el ciclo que viene. Habrá que tener los ojos bien abiertos; en el trabajo siempre encuentro algo nuevo qué aprender.
La salud en lo general ha sido buena. Mi única queja son los dolores de espalda; además el mes es ideal para estar pasado de peso, mismo que habrá que bajar. No es bueno sentirse pesado para afrontar la cuesta de enero. Hay que saber ganarse el descanso y el placer; el volumen de trabajo se viene mucho más intenso para 2015 y es necesario estar enfocado en él sin molestias físicas graves; al final siempre es lo más importante estar sano que cualquier otra cosa.
Espero que 2015 se aparezca con sorpresas agradables para mi vida; aún cuando he vivido miles de experiencias nuevas, no me siento contento con lo que he vivido hasta el momento. Lo grave de este asunto es que muchas de las razones son las mismas que las de años anteriores. Hace poco llegué a la conclusión que mi acercamiento a la vida y a la madurez dabe tener otros enfoques.
Ya casi es Año Nuevo, tiempo de uno de mis rituales paganos favoritos: las doce uvas. Este año le daré un nuevo concepto, algo que oxigene mis ánimos de empezar este nuevo ciclo. En lugar de hacer deseos reciclados que no se cumplirán, haré una gran lista de preguntas cuyas respuestas iré formulando a lo largo de los siguientes doce meses. Muchas de estas cuestiones habrán de tener acciones inmediatas; otras no requerirán un compromiso inmediato, pero deben de tener alguna clase de solución o plan de acción para un mediano o largo plazo.
Uno de mis compañeros del trabajo suele decir que un hombre no debe buscar respuestas absolutas, sino buenas preguntas que lleven a otra mejor pregunta. La vida es una sucesión de debrayes que llevan a preguntarse mucha más cosas; en eso se sustentan nuestras ciencias y la tradición filosófica. Nos hemos olvidado del valor de las buenas preguntas, de los pensamientos bien elaborados; el deseo de respuestas inmediatas y soluciones instantáneas nos ha cegado por completo.
No me interpreten mal; no está mal tener buenos deseos. En vez de lanzar desideratas al aire por pura emoción y euforia de la ocasión, deberíamos realizar introspecciones y saber a todas luces lo que queremos. No soy quién para pedirle orden al caos del mundo, pero puedo empezar por mis sueños; a lo mejor me resulta bien. Al final se pierde y se gana, pero todo tiende a volver.
¿Cuáles son las preguntas que cada uno de ustedes se deben resolver? ¿Cómo les pinta el año 2015? Para todos ustedes deseo un gran año junto lleno de salud y de grandes momentos a lado de sus seres queridos.
¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!
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