#ElArcangelinoEstCharlie |
La semana pasada, Francia recibió una escalofriante apuñalada directa hacia la libertad de pensamiento, religión y expresión, una herida que ha desangrado los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad que representa el país galo para Occidente. La agresión contra el semanario satírico Charlie Hebdo del miércoles 7, el asesinato de una mujer policía en jueves 8 y el ataque a un supermercado judío el viernes 9 han cobrado en total 17 vidas. A una semana del suceso, tanto el pueblo francés como los gobernantes europeos se han movilizado a favor de la paz.
La justicia
francesa fue efectiva a la hora de detener y abatir a los tres responsables de
nacionalidad francesa, pertenecientes a células yihadistas conectadas a
Al-Qaeda. Todo indica que la Francia multicultural defendida por el presidente
François Hollande se sostiene sobre alfileres, que hay muchas asignaturas
pendientes en la cuna del humanismo moderno, que los fundamentalismos están más
vivos que nunca. Con el islamismo en todos sus matices como una realidad en el
país galo y con el envión que actualmente impulsa en las preferencias
electorales al Frente Nacional de Marine Le Pen, el partido de ultraderecha en Francia, el
debate apunta a ser agrio y difícil.
Los ataques pueden
definirse como el equivalente al 11-S de los americanos, al 11-M de los
españoles; con este garrotazo, Al-Qaeda confirma a Occidente que no andaba
muerto y que sigue siendo una amenaza. Estas agresiones terroristas señalan el
abanico de intenciones de los grupos islámicos más recalcitrantes: atentar
contra los valores del mundo occidental imponiendo sus dogmas mediante
violencia. Para estos momentos, lo que menos necesita Europa es xenofobia; se
necesita conciliación y tolerancia, no guerras de moros contra cristianos; la
Unión Europea se encuentra demasiado débil ante la incertidumbre griega como
para fracturarse más.
Las acciones
vividas el domingo en París demuestran que la mayoría de los franceses están
concientes que han sido victimados por un grupo sectario de musulmanes, no por
todo el Islam. Es necesario asentar las condiciones que regirán la nueva lucha
paneuropea hacia el terrorismo; la UE no puede ni debe caer en discursos de
islamofobia, manzana de tentación que el Frente Nacional y los partidos de nacionalismo a ultranza extienden y perfuman. El Estado galo
deberá reforzar sus fronteras ante las amenazas externas, mejorar su seguridad
interna y replantearse a lo largo de los siguientes meses sus definiciones de
multiculturalismo; este ataque demuestra que los radicalismos también se
cultivan en casa, al borde de la tolerancia y de la inclusión.
*****
Con el asesinato de
cinco de los caricaturistas de la revista Charlie Hebdo, el mundo del humorismo
político ha perdido a varios de sus lápices más valientes y contestatarios: el
director de la revista Stéphane “Charb” Charbonnier, Bernard Verlhac “Tignous”,
parte de los cartonistas que tomarían el relevo generacional para el futuro y
los legendarios dibujantes Georges Wolinski, Philippe Honoré y Jean “Cabu”
Cabut. También murieron la psicoanalista y comentarista de origen judío Elsa Cayat y el inversionista Bernard
Maris.
Desde 1970, con una
pausa forzada en los años ochenta, la revista Charlie Hebdo ha destacado por su
postura satírica hacia la religión, la política y la cultura. Al igual que
varias publicaciones del mismo corte, han desatado la ira de diversos sectores
de la sociedad musulmana al realizar representaciones del profeta Mahoma,
atrevimiento que es condenado por los sectores más fanáticos con la muerte;
fieles a la vena de la línea editorial, Charlie Hebdo se caracteriza por su
aceitosa sátira, no sólo hacia la yihad,
sino también hacia el Vaticano y el sionismo.
El tema de la
aberración de los islamitas hacia la representación de Mahoma también ha
surgido en medios de otras partes del mundo, como la revista Jyllands-Posten de
Dinamarca y la serie animada South Park. En Holanda, aún se recuerda el brutal
asesinato del cineasta Theo van Gogh, director del cortometraje Sumisión
(2004), donde se retrata el trato a la mujer bajo el dogma musulmán con guión de la somalí Ayan Hirsi Ali.
Otra Sumisión ha
desatado polémica en los días anteriores a los atentados: la nueva novela del
escritor Michel Houellebecq, a quien dedicara Charlie Hebdo su portada
anterior al atentado; esta ficción histórica donde se plantea la posibilidad de
un gobierno musulmán en 2022 como alternativa a la extrema derecha del Frente
Nacional, como paliativo para un Occidente distópico, descompuesto y viciado. Sin
duda, será uno de las obras literarias más comentadas en los años venideros.
Por lo pronto,
Charlie Hebdo ha publicado su número 1178, el ejemplar después de la
catástrofe. Ha vuelto con un tiraje de tres millones de ejemplares y con
publicaciones en otros idiomas. “Todo está perdonado” reza la portada; la típica representación de Mahoma llora, y declara #JeSuisCharlie.
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