Interpol tiene más que definido su lugar entre una de las bandas más importantes de la década pasada gracias a sus dos grandes obras maestras, Turn On the Bright Lights (2002) y Antics (2004), albums que establecieron un regreso refrescante al estilo post-punk de finales de los setentas y que les permitió disfrutar del cariño de fans y críticos por igual. Ha pasado una década, dos discos más y varios proyectos solistas desde aquellos tiempos de gloria; el año 2014 marcaría el regreso de la banda de Paul Banks, Sam Fogarino y Daniel Kessler, convertidos en trío tras la salida de su bajista, Carlos Dengler. El quinto trabajo de los neoyorkinos debería de hacer más que curar aquella delicada escisión.
El Pintor es más que un anagrama del nombre de la banda, es un intento por recobrar el tiempo perdido y la creatividad mal encausada. Se hacen extrañar las líneas del bajo de Carlos D, el cual fue sustituido por la digna interpretación de Banks en las cuatro cuerdas. Sin embargo, el álbum abandona las densas intenciones de Interpol (2010) en pos de un sonido más accesible, de clara estética interpoliana, con un inédito registro falsetto de Banks, muchos instantes de resplandecientes teclados, algunas sensaciones de hip-hop en el aire y la pulida instrumentación de una banda que nuevamente disfruta lo que hace.
No se podía esperar que Interpol lograra ensamblar una nueva obra cumbre, pero sí podemos afirmar que han retomado el camino que los hizo grandes. Paul Banks y compañía han vuelto, esperemos por fin la vuelta de tuerca que esta banda necesita en un futuro cercano.
13) Run the Jewels - Run the Jewels 2
Nunca pensé que en estos ejercicios hablaría sobre un álbum de hip-hop. Me llevé una tremenda sorpresa al encontrarme con el segundo álbum de Run the Jewels, dúo compuesto por los raperos El-P, neoyorkino de raza blanca, y Killer Mike, afroamericano de Atlanta. Tras una serie de colaboraciones, ambos músicos se juntaron para concebir una serie de beats agresivos y explosivos que se dio a conocer en su álbum debut homónimo (2013), lanzado de forma independiente y que llevó a los veedores del género a ponerles atención. Ambos integrantes amenazaron con una continuación para el siguiente año; la espera fue muy corta.
Run the Jewels 2 es uno de los trabajos más importantes que han salido de este género, esfuerzo que logra compilar los problemas y las paranoias de los tiempos modernos con la actitud y la interpretación del hip-hop clásico, el flow conciso y fluído de Killer Mike y las atmósferas abrasivas y atrevidas, ricas en sampleos y ritmos ampulosos, de El-P. En lugar de buscarse un rincón en el duro mundillo de las rimas, han llegado a tomar todo el panal; el disco es violento y descarado, lleno de letras irónicas, historias de violencia familiar, aberraciones sexuales y altercados policiales. Lo mejor de dos mundos, la vanguardia del Este con la crudeza del Sur; cada track es una experiencia sólo apta para iniciados.
Con colaboradores de lujo entre las que están Zach de la Rocha de Rage Against the Machine, los raperos Boots, Despot y Gangsta Boo, el tecladista Ikey Owens (Q.E.P.D.) y el baterista Travis Barker de Blink-182, Run the Jewels ha conjuntado uno disco de época, que será recordado como renovador del hip-hop de esta década.
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