El cuarto anillo de Brady por fin llegó... (Getty Images) |
Hace un rato que terminó el Super Bowl XLIX, el cual pasará a la historia como uno de los mejores de todos los tiempos. Fue un juego lleno de enormes emociones, las cuales fueron aderezadas con un final increíble. Como no tengo ganas de hacer un texto más largo, les dejo los Siete Pecados Capitales del gran juego de este año.
- El triunfo más buscado y esperado: Estaba por cumplirse una década desde el último campeonato de los New England Patriots, equipo que ha sido protagonista del futbol americano del siglo XXI gracias a la terna entre el entrenador Bill Belichick y el mariscal de campo Tom Brady, cuya capacidad para reinventarse está a prueba de todo. Después de perder dos juegos grandes contra los New York Giants de formas insospechadas, se presentaría la oportunidad de volver al escenario por excelencia de la épica americana, cuya edición XLIX se pactó en Arizona. Frente a ellos tenían a los Seattle Seahawks, el campeón del año pasado, dirigido por un ex-entrenador de los bostonianos, Pete Carroll.
- La primera mitad fue de aparente equilibrio: Cuando Brady comenzaba a ponerse a tono en su primera serie ofensiva, llegó una intercepción de Jeremy Lane, el cual sufrió una espeluznante doble fractura al ser sacado del terreno. Aún así, Nueva Inglaterra anotó primero con pase de Brady para Brandon LaFell. Russell Wilson puso a trabajar a Marshawn Lynch en la carrera y a dos de sus receptores, el un sorpresivo Chris Matthews y al heroico Jermaine Kearse para adelantarse en el score. Los Pats respondieron a tiempo con un pase de Brady a Ron Gronkowski que puso el juego 14-14 al medio tiempo.
- El peor show de medio tiempo en una década: Katy Perry siempre me ha causado conflictos. La hija de un pastor convertida en símbolo sexual, la doble moral americana en todo lo alto, una perversión a prueba de fallos. Hoy está en su cenit, tiene buen departamento de relaciones públicas y un cúmulo de singles pegajosos de pop azucarado. Esta noche no cantó, no bailó, no deslumbró, ni siquiera enseñó; machismos y perversiones aparte, me decepcionó su show. El diseño de producción rayó en lo simplón e infantil, la botarga del tiburón izquierdo le robó el show, los efectos especiales fueron promedio y se guardó sus mejores trucos de provocación bajo tres infames cambios de vestuario. De nada sirvió el throwback noventero con Lenny Kravitz y Missy Elliott como invitados; el primero cayó en lo abyecto, la segunda no logró rescatar un show de bostezo. Lo mejor fue quizás su plataforma de cometa; además, incluso en plan mojigato sigue siendo insoportablemente guapa. Me quedo con Idina Menzel y con John Legend en el momento patriotero del previo.
- Un regreso épico que sella una dinastía: El tercer cuarto parecía ser el de inflexión para los Seahawks, quienes con un gol de campo de Steven Hauschka y un pase de Wilson para Doug Baldwin habían puesto la cosa 24-14. Fue el momento de Brady y compañía, quienes aprovecharon la siesta de Seattle para anotar dos touchdowns sin respuesta a las manos de Danny Amendola y Julian Edelman. Fue en este momento brevísimo del cuarto cuarto que el californiano Tom Brady demostró las razones por las cuales será Salón de la Fama, por la capacidad que tiene para manejar partidos difíciles in extremis. La defensa le supo dar las oportunidades y él no falló.
- Pete Carroll lo tiró todo por la borda: Faltando dos minutos, Seattle fue por todas las canicas; Lynch cruzó medio campo con una gran recepción, a lo que siguió una atrapada increíble en el suelo de Kearse a un pase desviado que parecía perdido. Aquella jugada parecía que marcaba el destino de los Halcones Marinos, quienes corrieron con Lynch hasta la yarda 1. Lo que pasó después fue la debacle: en vez de mandar a Lynch a escarbar la línea bostoniana, Pete Carroll quiso pasar en medio del caos de una línea de golpeo que esperaba carrera. El juego terminó en una intercepción milagrosa del novato Malcolm Butler. Nueva Inglaterra era campeón de la NFL pese al conato de bronca de su última posición, fruto de la frustración del rival derrotado por no apegarse a las reglas no escritas de este deporte y por rebuscarse en el momento menos oportuno.
- Sin embargo, Seattle está para llegar al SB50: Fue una dolorosa derrota para los del estado de Washington, quienes no tendrán que modificar mucho sus planteamientos debido a que la siguiente temporada tendrán a gran parte de sus jugadores. Me da la sensación que este equipo puede regresar a cobrarse revancha por lo ocurrido en 2016; tiene un mariscal joven, una defensa muy buena y al mejor corredor de la liga; quizás le falte un receptor que haga diferencias y renovar a la gente de sus líneas. Seattle tiene mucho qué contar aún; no descartemos que dejen otra huella importante en la historia del futbol americano profesional.
- ¿Es Tom Brady el mejor QB de la historia?: Cuatro anillos de Super Bowl avalan a una carrera brillante; sin embargo, muchos seguirán cuestionando el sitio de Brady en el firmamento de la NFL. Hay mucha tinta qué derramar para una discusión donde sonarán los nombres de grandes mariscales como Joe Montana, Troy Aikman, Johnny Unitas o Bart Starr. Es ocioso comparar jugadores de diferentes épocas, pero estas conversaciones son de las cosas que mantienen vivo este deporte en el imaginario de los aficionados. No podemos simplemente huir de ellas.
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