Ariel Rosenberg es una de las personalidades más complejas y polarizantes del pop norteamericano; este veterano angelino tiene una larga y fructífera carrera como cantautor de canciones que navegan hacia la nostalgia ochentera. Además de ser un cínico y un bufón (una espece de Kanye West judío), de haber sido acusado por Grimes de misoginia y de no tener pelos en la lengua al acusar a la producción reciente de Madonna de ir a la baja, también es un genio, de aquellos que indican vectores y marcan pautas para entender universos distantes. Con un poco de ayuda del legendario productor Kim Fowley (Q.E.P.D.), quien en su convalecencia se dio tiempo para componerle un par de canciones, Ariel Pink ha lanzado su primer álbum (doble) en solitario, sin ayuda de su antigua banda, los Haunted Graffitis.
Con Pom Pom, Ariel Pink obtiene un largo e intenso homenaje a la estética ochentera, a sus comienzos en grabaciones lo-fi y a su vena psicodélica. Entre cientos de revivals hacia las décadas pasadas, Rosenberg enfoca la luz hacia estéticas aparentemente olvidadas: los jingles, los comerciales de radio, los sintetizadores juguetones, las atmósfera nuevaoleras, los simulacros reaganianos y sus amplias megalomanías y obsesiones personales. Políticamente incorrecto, lleno de mezcolanzas que llevan hacia el surf, la psicodelia de San Francisco, neuróticos tiovivos, un poco de distorsión y comedia, Pom Pom pareciera tomarnos el pelo, pero nos demuestra en cada oída que tiene intenciones muy serias.
Hay que darse la oportunidad de conocer la obra de Ariel Pink a profundidad. Amarlo u odiarlo queda al juicio de cada quien.
Con Pom Pom, Ariel Pink obtiene un largo e intenso homenaje a la estética ochentera, a sus comienzos en grabaciones lo-fi y a su vena psicodélica. Entre cientos de revivals hacia las décadas pasadas, Rosenberg enfoca la luz hacia estéticas aparentemente olvidadas: los jingles, los comerciales de radio, los sintetizadores juguetones, las atmósfera nuevaoleras, los simulacros reaganianos y sus amplias megalomanías y obsesiones personales. Políticamente incorrecto, lleno de mezcolanzas que llevan hacia el surf, la psicodelia de San Francisco, neuróticos tiovivos, un poco de distorsión y comedia, Pom Pom pareciera tomarnos el pelo, pero nos demuestra en cada oída que tiene intenciones muy serias.
Hay que darse la oportunidad de conocer la obra de Ariel Pink a profundidad. Amarlo u odiarlo queda al juicio de cada quien.
Otis Brown III es un importante baterista y compositor de jazz, conocido como colaborador de Joe Lovano, Esperanza Spalding y otros más. Brown III fue alumno de la neoyorkina New School of Jazz, donde conoció a muchos de los que serían sus cómplices en su primer álbum como líder: el pianista Robert Glasper, el saxofonista John Ellis, el trompetista Keyon Harrold y el cantante Bilal. A este grupo se agregarían el bajista Ben Williams, las cantantes Gretchen Parlato y Nikki Ross. Bajo el auspicio del legendario sello Blue Note y la producción de Derrick Hodge, el de Nueva Jersey comenzaría a grabar su tan deseado álbum "debut".
The Thought of You compila todo el universo melódico de un joven genio bajo conceptos de libre asociación, pensamiento y memoria; entre hip hop, afrolatinismos rítmicos, soul y gospel, el álbum crea viñetas llenas de vivacidad entre alabanzas y un atrevido guiño a Shania Twain, incorpora magistrales líneas de metales con el orgánico piano de Glasper y la versatilidad a toda prueba de la batería de Brown III. Las voces de Bilal, Parlato y Ross complementan un concepto interesante donde lo más importante es la experimentación.
El debut como conductor de Otis Brown III fue una de las grandes sorpresas del 2014; con un esfuerzo lejano al gran mainstream del jazz, pero no por ello condenado a no tener lugar en aquel vasto universo, ha logrado darnos una prueba dorada de su magnánimo talento.
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