En 2013 se conmemoró el primer año desde la muerte de uno de los cantautores más importantes de la historia del rock argentino, un hombre cuya música y poesía marcaron a toda una generación con su enorme lucidez y profundidad, el gran Luis Alberto Spinetta. Los ciclos de vida terminan, pero el legado que el Flaco dejó para la música popular del país austral no tiene punto de comparación; su inmortalidad radica sencillamente en haber logrado conmover el corazón de millones y en haber dado pauta, junto a muchos otros no menos brillantes, para la formación de un lenguaje musical único en Sudamérica.
El catálogo musical de Spinetta está lleno de momentos instrumentales brillantes y de hermosos pasajes poéticos expresados a lo largo de la trayectoria de diferentes bandas y en su trabajo solista, pero los críticos de la música latinoamericana concuerdan en el que es considerado como su trabajo más depurado, una placa que significó la consolidación definitiva de su creador hacia la madurez compositiva y un paso más hacia el status de ícono; se trata del mejor disco de la historia del rock argentino según la edición argentina de la revista Rolling Stone, Artaud (1973), editado con la firma de Pescado Rabioso, pero que debe ser atribuido totalmente a Spinetta y a sus selectos invitados.
Corría el año de 1973 cuando la segunda de las "bandas inmortales" de Spinetta, Pescado Rabioso, estaba viviendo su ocaso; después de un último concierto en el desaparecido Teatro Planeta de la capital austral, los miembros de la banda fueron dejando solo al inquieto cantautor, absortos y confundidos de los horizontes musicales a los cuales se dirigía. Tanto el baterista Black Amaya como el guitarrista David Lebón y el pianista Carlos Cutaia participarían de muchos de los grandes proyectos musicales de la época, incluso llegando a convertirse en leyendas por sí mismos. "Pescado era Yo" solía decir Luis Alberto, quien tuvo diferencias con sus ex-compañeros, que buscaban un sonido más pegado al rock que el acercamiento lírico que se había manifestado en Pescado 2 (1973).
El año en el que ocurrieron estos sucesos también ofrece lecturas en frío del entorno de génesis de este trabajo discográfico. La nación argentina comenzaría a vivir un interbellum entre dos dictaduras marcado por las primeras elecciones libres en veinte años, la transición de Héctor Cámpora, el regreso del moribundo caudillo exiliado, Juan Domingo Perón y su desafortunada suplencia en manos de su mujer, Isabelita Perón, cuyos desatinos en el poder tuvieron desastrosas consecuencias para la economía y la sociedad de este país, que incluyeron descontento, censura, huelgas y asesinatos. Durante los meses de grabación de Artaud, los círculos intelectuales y musicales argentinos habían comenzado a cuestionarse sobre cuál sería el papel del "rock nacional" en los nuevos tiempos, los cuales se dilucidaban con optimismo por motivo de las fruslerías retóricas de una incipiente democracia.
En medio de todo este caldo socio-político, yacía Spinetta, quien había comenzado a componer estos temas poco después de desmembrar el lineup de Pescado Rabioso; había salido de su relación con Cristina Bustamante, la "Muchacha (Ojos de Papel)" del álbum début homónimo (1969) de su primera banda, Almendra, para juntarse con la que sería su pareja por más de dos décadas y madre de sus hijos, Patricia Salazar. En contraste, su inquietud poética se había volcado hacia uno de los escritores malditos de las letras francesas, Antonin Artaud, cuya literatura lo conmovió a tal grado que lo insertó en un círculo de desesperación y decepción; específicamente, Spinetta citó dos libros de este dramaturgo y poeta, "Heliogábalo o el anarquista coronado" (1934) y "Van Gogh, el suicidado por la sociedad" (1947), como los que derivaron a la realización de su álbum.
Se debe entender a Artaud como una descarga optimista ante el abyecto pero intenso opus del autor marsellés, una respuesta vital y optimista que le permitiera abandonar su agobio para seguir adelante en todos los sentidos posibles, el personal, el poético y el musical. La respuesta de Spinetta ante la realidad (tan suya y tan de todos los hombres) se presentaría como una limpieza del alma de la humanidad mediante su estética revolucionaria, la cual se proyectó en un manifiesto, publicado poco después del lanzamiento de la placa, "Rock: música dura, la suicidada por la sociedad", junto a sus consideraciones sobre lo que para él debía ser el rock argentino y las triquiñuelas del mercado en el que esta manifestación musical estaba en peligro de sumergirse.
En posición contra la locura suicida de Artaud, Spinetta desarrolla en profundidad algo que John Lennon estaba insinuando en su Mind Games (1973), lanzado a finales de ese mismo año: Love is the answer, (...) love is a flower, you've got to let it grow. En ese momento tan sulfúrico de la historia argentina, el abstracto concepto del amor se asomaba en la vida de Spinetta como necesidad social y aliciente para el dolor, ser una flor hermosa y colorida que crece aún en medio del fango, no una flor del mal marchitando entre la mierda; no había espacio para poetas malditos desorientados en medio de sus vicios y su egoísmo, Spinetta supo saltar ese bache en pos de un cambio de mentalidad comprometida con su compleja realidad.
Aunque a Spinetta le quedaba el compromiso de un disco más de Pescado Rabioso en su contrato con la discográfica Microfón, esto no evitó que fuera él quien tuviera el control para elegir quiénes grabarían esta nueva placa. En lugar de Lebón, Cutaia y Amaya, convocó a tres viejos conocidos, su hermano Gustavo Spinetta en la batería y a dos ex-Almendra, el bajista Emilio del Guercio y el también percusionista Rodolfo García; el Flaco se encargaría de tocar todas las guitarras en un álbum que destaca por ser principalmente acústico, donde la intimidad artesanal es el elemento a destacar. La producción corrió a cargo del promotor cultural Jorge Álvarez y de Spinetta mismo.
El tema con el que comienza el disco es una de las perlas más celebradas de la historia de la música austral de los setentas; de primera intención, "Todas las Hojas Son del Viento" nos presenta un trabajo bendito (cita a Palo Pandolfo), donde el autor apela por los instintos de protección parental y un compromiso de enseñar a todo quien lo escuchara que lo importante de criar a un niño radica en dejarlo ser feliz y orientarlo hacia ese camino con ternura. Con una poesía en su simpleza más esplendorosa, Spinetta llama a sus escuchas a cambiar su actitud de vida frente a una situación donde el destino, como el viento que sopla sobre el frágil cuerpo de una hoja seca, pide decisión y coraje para alimentar de dicha a la nueva vida y caer sobre un suelo fértil y verde. Fue compuesta para Cristina, la "Muchacha" que entonces estaba embarazada de otro hombre y dudaba entre tener o no tener a ese hijo; también puede entenderse como la premonición que invocaba el nacimiento de su primogénito, Dante Spinetta.
El segundo track es "Cementerio Club", que cambia la perspectiva folk hacia un blues eléctrico engrosado por el bajo de Del Guercio y la batería del Gustavo; la letra es misteriosa y ambigua, pero en una interpretación básica se puede leer como una crónica personal de una relación decadente con una mujer fría y distante. Spinetta contó para el libro Crónica e Iluminaciones de Eduardo Berti una anécdota sobre un interrogatorio con la policía; en un calabozo vio escrita la estrofa "Que solo y triste voy a estar en este cementerio", a la cual agregó "¡Qué calor hará sin vos en verano!". Desde mi perspectiva, y tomando esa imagen como inspiración, la letra parece haberse extraído de una pared rayada con tiza.
En el siguiente corte, nos encontramos con una muestra de melodía en su estado más experimental, "Por", la cual está compuesta por las notas de una guitarra punteada y una conjunción de palabras que juntas otorgan, en vez de una "historia" o una situación, un conjunto de sensaciones encadenadas. Como si quisiera poner a parir a los lingüistas y a los semiólogos, el Flaco logra un teorema de cuarenta y seis sustantivos que conforman una melodía, la cual termina con la preposición que intitula su creación, en el último lugar de una "oración" donde esperarías verla; los que conozcan un mínimo de gramática entenderán a lo que me refiero.
Por otro lado, el cuarto tema, "Superchería", pareciera revelarse contra la estructura clásica estrofa - puente - estribillo de la canción popular en un tema de relampagueante rock n' roll que recuerda a los discos del "viejo" Pescado Rabioso y que se mofa de cualquier cantidad de cábalas y supersticiones que "matan el amor" de las personas, dando el consejo de que es mejor confiar en las personas. A diferencia del resto del compilado, este tema destaca por una guitarra rasposa de inspirados riffs blueseros y un ritmo de batería cambiante, a cargo esta vez de García.
Justo a la mitad de este viaje y con un largo camino por recorrer, nos encontramos con "La Sed Verdadera", una de las canciones más motivadores que tiene el catálogo de Spinetta; se trata de una exaltación de la individualidad por encima de las influencias del mundo y una motivación hacia la crítica y la creatividad. Él mismo se pone como una especie de ejemplo en un diálogo con un receptor que podría estar enajenado y confundido, como en un viaje lisérgico o en una exaltación fanática, y que necesitar salir de ahí; la moraleja es que no todas las verdades están dichas y no todos los caminos hacia la felicidad han sido trazados. La vida y la obra de una persona pueden permanecer en los vestigios de nuestra cultura como las estrellas que brillarán en la bóveda celeste por nuestras noches de vida; somos nosotros, como hombres mortales, quienes trazamos constelaciones y observamos su fulgor, pero para llegar a ser una de ellas, necesitamos aprender a arder e iluminar como aquellas lo hicieron en su momento. Como pueden ver, se puede dar a interpretaciones poéticas de este estilo, cada quien puede tener su acercamiento.
Para hablar de "Cantata de Puentes Amarillos", un prodigio de lírica y estructura musical enmarcado, como la canción anterior, por limpias y expresivas guitarras, hay que acercarnos irremediablemente hacia los libros de Artaud que Spinetta leyó. Las imágenes remiten a esas fascinantes criaturas humanas, por llamarlos de una manera, que cautivaron al poeta francés, el célebre pintor neerlandés Vincent van Gogh y el misterioso emperador romano conocido como Heliogábalo.
En el séptimo corte del disco, aparece "Bajan", otro gran momento de guitarra a cargo Spinetta, al grado que Gustavo Cerati le rindió homenaje con un cover en su debut como solista, Amor Amarillo (1994). Los opuestos sol - luna y día - noche sirven al autor para expresar una dedicatoria al tiempo que pasa irremediable, y sobre el cual debemos construir nuestros sueños siguiendo su ritmo frenético. Este tema se volvió en un favorito que, sin embargo, no era interpretado de forma regular por el Flaco en los escenarios; tuvo que llegar el ex-Soda Stereo para que adquiriera nuevamente popularidad.
"A Starosta, el Idiota" es, desde mi opinión y la de muchos más que hemos tratado de explicar la poesía de este disco, la canción más compleja de todo este catálogo; es inquietante, pero también carga con un poco de esperanza, como la vida misma. Starosta, según Spinetta, es un nombre de idiota, el cual podría ser cualquiera de nosotros como hombres; poco a poco, la conciencia de este personaje va despertando hacia las cosas que él no había visto de sí mismo, sólo para tener que ser consolado por el narrador para que pueda aceptar la inmensidad de la realidad que enfrenta, la cual no tendrá la sabiduría de aceptar. Aquí, un piano guía la canción, el cual es interrumpido por sonidos ambientales que incluyen fragmentos de temas ya escuchados y un poco del inicio de "She Loves You" de los Beatles que lleva a un bellísimo momento de guitarras que remite a la atmósfera casi oriental de "La Sed Verdadera"; me recuerda en cierta forma a "A Day in the Life", dos momentos, tres vaivenes unidos por un delirante puente que termina en una explosión...
Vámonos de aquí... Inmediatamente después de que el Flaco recita el último verso de "A Starosta...", surge una explosión de guitarra eléctrica muy al estilo Santana, bajo y batería que da inicio a "Las Habladurías del Mundo", dedicada a todos los rumores que se realizaban hacia su persona en esos tiempos; el autor contrapuntea bellísimas declaraciones de pasión dirigidas a alguna mujer con una declaración de principios muy reveladora: No estoy atado a ningún sueño ya, las habladurías del mundo no pueden alcanzarnos. La canción termina como comenzó, en medio de un grasiento y rítmico riff de guitarra que terminará por botar la aguja del vinyl.
En octubre de 1973, Artaud fue presentado en sociedad con una serie de conciertos que Spinetta organizó en el Teatro Austral de la urbe bonoarense. Los que estuvieron presentes en estos recitales han comentado que, antes de que Spinetta saliera al escenario, enfundado en guantes verdes de hule y con nada más que su guitarra, se reprodujeron fragmentos de los filmes "El Gabinete del Doctor Caligari" (1920) de Robert Wiene y de "Un Perro Andaluz" (1929) de Luis Buñuel y Salvador Dalí, musicalizados por The Dark Side of the Moon (1973) de Pink Floyd; por si fuera poca la estimulación surrealista elegida, el Flaco presentó la obra fotográfica de Hidalgo Boragno, uno de sus colaboradores más cercanos y que años después desaparecería durante la dictadura del Proceso.
Otro elemento lleno de interpretaciones de este material discográfico es el diseño de carátula que Spinetta ordenó para su lanzamiento; en vez de recurrir a una cubierta cuadrada tradicional de todo LP, decidió que ésta fuera de formas curvas irregulares, una suerte de figura de abstracción postpictórica, la cual encomendó al diseñador Juan Gatti, futuro colaborador de Pedro Almodóvar. Los historiadores del rock argentino han querido ver en esta portada un significado de liberación hacia lo establecido y de inquietud creativa artesanal desbordada, fundamentándola principalmente en las consigna de su manifiesto "Rock: música dura..." y en la cita que incluye ésta de una carta que Artaud envío al también escritor Jean Paulhan, la cual explica sus colores.
Artaud es un disco que ha creado consensos entre fanáticos y críticos por igual, quienes lo consideran el más trascendente de la historia del rock argentino; en la rica obra de Luis Alberto Spinetta, éste material es el oasis que sirve de puente entre dos periodos, el de sus inicios con Almendra y Pescado Rabioso y su consolidación estética con Invisible y Spinetta Jade, con sendas paradas solistas en el camino. Durante cuatro décadas, el Flaco supo encontrar una y otra vez paisajes sublimes reflejados su música y en su poesía para el deleite de sus seguidores; la vida no dejaría de sonreírle a este joven porteño, quien para este momento había aprendido a superar el dolor para encontrar su felicidad.
Tracklist:
El año en el que ocurrieron estos sucesos también ofrece lecturas en frío del entorno de génesis de este trabajo discográfico. La nación argentina comenzaría a vivir un interbellum entre dos dictaduras marcado por las primeras elecciones libres en veinte años, la transición de Héctor Cámpora, el regreso del moribundo caudillo exiliado, Juan Domingo Perón y su desafortunada suplencia en manos de su mujer, Isabelita Perón, cuyos desatinos en el poder tuvieron desastrosas consecuencias para la economía y la sociedad de este país, que incluyeron descontento, censura, huelgas y asesinatos. Durante los meses de grabación de Artaud, los círculos intelectuales y musicales argentinos habían comenzado a cuestionarse sobre cuál sería el papel del "rock nacional" en los nuevos tiempos, los cuales se dilucidaban con optimismo por motivo de las fruslerías retóricas de una incipiente democracia.
En medio de todo este caldo socio-político, yacía Spinetta, quien había comenzado a componer estos temas poco después de desmembrar el lineup de Pescado Rabioso; había salido de su relación con Cristina Bustamante, la "Muchacha (Ojos de Papel)" del álbum début homónimo (1969) de su primera banda, Almendra, para juntarse con la que sería su pareja por más de dos décadas y madre de sus hijos, Patricia Salazar. En contraste, su inquietud poética se había volcado hacia uno de los escritores malditos de las letras francesas, Antonin Artaud, cuya literatura lo conmovió a tal grado que lo insertó en un círculo de desesperación y decepción; específicamente, Spinetta citó dos libros de este dramaturgo y poeta, "Heliogábalo o el anarquista coronado" (1934) y "Van Gogh, el suicidado por la sociedad" (1947), como los que derivaron a la realización de su álbum.
Se debe entender a Artaud como una descarga optimista ante el abyecto pero intenso opus del autor marsellés, una respuesta vital y optimista que le permitiera abandonar su agobio para seguir adelante en todos los sentidos posibles, el personal, el poético y el musical. La respuesta de Spinetta ante la realidad (tan suya y tan de todos los hombres) se presentaría como una limpieza del alma de la humanidad mediante su estética revolucionaria, la cual se proyectó en un manifiesto, publicado poco después del lanzamiento de la placa, "Rock: música dura, la suicidada por la sociedad", junto a sus consideraciones sobre lo que para él debía ser el rock argentino y las triquiñuelas del mercado en el que esta manifestación musical estaba en peligro de sumergirse.
En posición contra la locura suicida de Artaud, Spinetta desarrolla en profundidad algo que John Lennon estaba insinuando en su Mind Games (1973), lanzado a finales de ese mismo año: Love is the answer, (...) love is a flower, you've got to let it grow. En ese momento tan sulfúrico de la historia argentina, el abstracto concepto del amor se asomaba en la vida de Spinetta como necesidad social y aliciente para el dolor, ser una flor hermosa y colorida que crece aún en medio del fango, no una flor del mal marchitando entre la mierda; no había espacio para poetas malditos desorientados en medio de sus vicios y su egoísmo, Spinetta supo saltar ese bache en pos de un cambio de mentalidad comprometida con su compleja realidad.
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El tema con el que comienza el disco es una de las perlas más celebradas de la historia de la música austral de los setentas; de primera intención, "Todas las Hojas Son del Viento" nos presenta un trabajo bendito (cita a Palo Pandolfo), donde el autor apela por los instintos de protección parental y un compromiso de enseñar a todo quien lo escuchara que lo importante de criar a un niño radica en dejarlo ser feliz y orientarlo hacia ese camino con ternura. Con una poesía en su simpleza más esplendorosa, Spinetta llama a sus escuchas a cambiar su actitud de vida frente a una situación donde el destino, como el viento que sopla sobre el frágil cuerpo de una hoja seca, pide decisión y coraje para alimentar de dicha a la nueva vida y caer sobre un suelo fértil y verde. Fue compuesta para Cristina, la "Muchacha" que entonces estaba embarazada de otro hombre y dudaba entre tener o no tener a ese hijo; también puede entenderse como la premonición que invocaba el nacimiento de su primogénito, Dante Spinetta.
El segundo track es "Cementerio Club", que cambia la perspectiva folk hacia un blues eléctrico engrosado por el bajo de Del Guercio y la batería del Gustavo; la letra es misteriosa y ambigua, pero en una interpretación básica se puede leer como una crónica personal de una relación decadente con una mujer fría y distante. Spinetta contó para el libro Crónica e Iluminaciones de Eduardo Berti una anécdota sobre un interrogatorio con la policía; en un calabozo vio escrita la estrofa "Que solo y triste voy a estar en este cementerio", a la cual agregó "¡Qué calor hará sin vos en verano!". Desde mi perspectiva, y tomando esa imagen como inspiración, la letra parece haberse extraído de una pared rayada con tiza.
En el siguiente corte, nos encontramos con una muestra de melodía en su estado más experimental, "Por", la cual está compuesta por las notas de una guitarra punteada y una conjunción de palabras que juntas otorgan, en vez de una "historia" o una situación, un conjunto de sensaciones encadenadas. Como si quisiera poner a parir a los lingüistas y a los semiólogos, el Flaco logra un teorema de cuarenta y seis sustantivos que conforman una melodía, la cual termina con la preposición que intitula su creación, en el último lugar de una "oración" donde esperarías verla; los que conozcan un mínimo de gramática entenderán a lo que me refiero.
Por otro lado, el cuarto tema, "Superchería", pareciera revelarse contra la estructura clásica estrofa - puente - estribillo de la canción popular en un tema de relampagueante rock n' roll que recuerda a los discos del "viejo" Pescado Rabioso y que se mofa de cualquier cantidad de cábalas y supersticiones que "matan el amor" de las personas, dando el consejo de que es mejor confiar en las personas. A diferencia del resto del compilado, este tema destaca por una guitarra rasposa de inspirados riffs blueseros y un ritmo de batería cambiante, a cargo esta vez de García.
Justo a la mitad de este viaje y con un largo camino por recorrer, nos encontramos con "La Sed Verdadera", una de las canciones más motivadores que tiene el catálogo de Spinetta; se trata de una exaltación de la individualidad por encima de las influencias del mundo y una motivación hacia la crítica y la creatividad. Él mismo se pone como una especie de ejemplo en un diálogo con un receptor que podría estar enajenado y confundido, como en un viaje lisérgico o en una exaltación fanática, y que necesitar salir de ahí; la moraleja es que no todas las verdades están dichas y no todos los caminos hacia la felicidad han sido trazados. La vida y la obra de una persona pueden permanecer en los vestigios de nuestra cultura como las estrellas que brillarán en la bóveda celeste por nuestras noches de vida; somos nosotros, como hombres mortales, quienes trazamos constelaciones y observamos su fulgor, pero para llegar a ser una de ellas, necesitamos aprender a arder e iluminar como aquellas lo hicieron en su momento. Como pueden ver, se puede dar a interpretaciones poéticas de este estilo, cada quien puede tener su acercamiento.
Vincent van Gogh (1853 - 1890) "Camino con ciprés y estrella" (1890) Óleo sobre tela, 92 x 73 cm Museo Kröller - Müller, Otterlo, Países Bajos |
- En la primera parte de las cuatro que reconozco dentro del tema, se habla de sangre, de una barca que nunca zarpó y de relojes putrefactos. Asociemos estas imágenes con la oreja cercenada del pintor marcando la pérdida de su razón y de la clepsidra que brotó del cuerpo moribundo del monarca, depositada desde su cuello hacia la inmundicia de las coladeras romanas; los relojes cimientan la agonía de ambos personajes como una antítesis de memento mori. La barca es una referencia a las cartas de Van Gogh a su hermano Theo, donde él habla de sus obras realizadas en el sur de Francia, específicamente de sus "Barcos Pesqueros en la Playa de Saintes-Maries" (1888).
- La segunda parte es un delirio sobre una mujer que sufre de acoso y prisa entre inquietantes imágenes. La falsa pose, el hilo, la necesidad de guardar la libertad: pareciera que la mujer también se encuentra enmarcada por los estereotipos falocéntricos de nuestra sociedad, de los cuales debe salir. Esta parte termina con un aforismo que resume las aspiraciones del autor: Aunque me fuercen yo nunca voy a decir que todo el tiempo por pasado fue mejor. Mañana es mejor.
- La tercera sección es la más inquietante de todas, ya que recurre a la iconografía de la última etapa de Van Gogh, la anterior a su locura y suicidio; Spinetta, con Artaud siempre atormentándolo, implanta en sus sueños la figura del ciprés, símbolo de la vida humana y árbol de cementerios, cuyo tronco no vuelve a crecer cuando es cortado. Junto a otra perturbadora y oscura imagen, la de las muñecas sangrantes, el Flaco lanza una declaración de amor de una profundidad luminosa: Y te amo tanto que no puedo despertarme sin amar.
- El remate de la cantata retoma toda la atmósfera de desesperación; el clamo es que alguien, tal vez el ser supremo, no la abandone; posiblemente se refiera a la mujer amada, a la mujer de la historia o a ambas. Entre los puentes amarillos y el pájaro, invocamos nuevamente las epístolas de Van Gogh, donde el ave desea abandonar el encierro que lo está sofocando para vivir en libertad.
Vincent van Gogh (1853 - 1890) "El puente de Langlois en Arles con lavanderas" (1890) Óleo sobre tela, 54 x 65 cm Museo Kröller - Müller, Otterlo, Países Bajos |
En el séptimo corte del disco, aparece "Bajan", otro gran momento de guitarra a cargo Spinetta, al grado que Gustavo Cerati le rindió homenaje con un cover en su debut como solista, Amor Amarillo (1994). Los opuestos sol - luna y día - noche sirven al autor para expresar una dedicatoria al tiempo que pasa irremediable, y sobre el cual debemos construir nuestros sueños siguiendo su ritmo frenético. Este tema se volvió en un favorito que, sin embargo, no era interpretado de forma regular por el Flaco en los escenarios; tuvo que llegar el ex-Soda Stereo para que adquiriera nuevamente popularidad.
"A Starosta, el Idiota" es, desde mi opinión y la de muchos más que hemos tratado de explicar la poesía de este disco, la canción más compleja de todo este catálogo; es inquietante, pero también carga con un poco de esperanza, como la vida misma. Starosta, según Spinetta, es un nombre de idiota, el cual podría ser cualquiera de nosotros como hombres; poco a poco, la conciencia de este personaje va despertando hacia las cosas que él no había visto de sí mismo, sólo para tener que ser consolado por el narrador para que pueda aceptar la inmensidad de la realidad que enfrenta, la cual no tendrá la sabiduría de aceptar. Aquí, un piano guía la canción, el cual es interrumpido por sonidos ambientales que incluyen fragmentos de temas ya escuchados y un poco del inicio de "She Loves You" de los Beatles que lleva a un bellísimo momento de guitarras que remite a la atmósfera casi oriental de "La Sed Verdadera"; me recuerda en cierta forma a "A Day in the Life", dos momentos, tres vaivenes unidos por un delirante puente que termina en una explosión...
Vámonos de aquí... Inmediatamente después de que el Flaco recita el último verso de "A Starosta...", surge una explosión de guitarra eléctrica muy al estilo Santana, bajo y batería que da inicio a "Las Habladurías del Mundo", dedicada a todos los rumores que se realizaban hacia su persona en esos tiempos; el autor contrapuntea bellísimas declaraciones de pasión dirigidas a alguna mujer con una declaración de principios muy reveladora: No estoy atado a ningún sueño ya, las habladurías del mundo no pueden alcanzarnos. La canción termina como comenzó, en medio de un grasiento y rítmico riff de guitarra que terminará por botar la aguja del vinyl.
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Otro elemento lleno de interpretaciones de este material discográfico es el diseño de carátula que Spinetta ordenó para su lanzamiento; en vez de recurrir a una cubierta cuadrada tradicional de todo LP, decidió que ésta fuera de formas curvas irregulares, una suerte de figura de abstracción postpictórica, la cual encomendó al diseñador Juan Gatti, futuro colaborador de Pedro Almodóvar. Los historiadores del rock argentino han querido ver en esta portada un significado de liberación hacia lo establecido y de inquietud creativa artesanal desbordada, fundamentándola principalmente en las consigna de su manifiesto "Rock: música dura..." y en la cita que incluye ésta de una carta que Artaud envío al también escritor Jean Paulhan, la cual explica sus colores.
¿Acaso no son el verde y el amarillo cada uno de los colores opuestos de la muerte, el verde para la resurrección y el amarillo para la descomposición y la decadencia?.
Artaud es un disco que ha creado consensos entre fanáticos y críticos por igual, quienes lo consideran el más trascendente de la historia del rock argentino; en la rica obra de Luis Alberto Spinetta, éste material es el oasis que sirve de puente entre dos periodos, el de sus inicios con Almendra y Pescado Rabioso y su consolidación estética con Invisible y Spinetta Jade, con sendas paradas solistas en el camino. Durante cuatro décadas, el Flaco supo encontrar una y otra vez paisajes sublimes reflejados su música y en su poesía para el deleite de sus seguidores; la vida no dejaría de sonreírle a este joven porteño, quien para este momento había aprendido a superar el dolor para encontrar su felicidad.
Tracklist:
- Todas las Hojas Son del Viento
- Cementerio Club
- Por
- Superchería
- La Sed Verdadera
- Cantata de Puentes Amarillos
- Bajan
- A Starosta, el Idiota
- Las Habladurías del Mundo
Es un disco que te habla, es la intención de Spinetta, dar un mensaje muy importante para ese momento histórico y para esa etapa de su vida. Vaya que hay buenas cosas de dónde tomé inspiración en Internet (y que debería citar, valen la pena), pero muy pocas van más allá de lo que siempre se dice sobre este disco.
ResponderEliminarYo descubrí este disco poco antes de que se muriera; creo que lo escuché varias veces más. Me quedé frío, me había deslumbrado de tal manera que no sabía explicarlo.
(Vaya, por fin te gusta uno de esta lista; es bueno saberlo...)