Y pese a los golpes, esta indignación no superó a la de #LadyProfeco (Twitter: @AlexiaImaz) |
Entre las mentadas reformas y cacerías de brujas del calderonismo dentro del PAN, entre Michoacán sitiada por el narcotráfico y los andamios llenos de basura electoral del Pacto por México, se han pasado los últimos días de la vida pública del país; entre la Lady Profeco, Xalostoc, los impuestos condonados a Televisa, los maestros secuestradores y el aniversario de #YoSoy132, el país se encuentra atorada en medio de una tremenda inmundicia. Me queda claro que podríamos estar peor, pero como dirían los conformistas, es lo que hay; sin embargo, mi queja en este momento no se encuentra en esos lugares tan nublados, más bien radica en algo demasiado flagrante para que no provoque indignación.
El lunes pasado, Twitter nos sorprendió con las fotografías de una mujer de 22 años de edad visiblemente golpeada en los ojos y la foto de su presunto agresor; la golpeada responde al nombre de Alexia Ímaz Chavero, hija del titular del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), Eugenio Ímaz Gispert, mano derecha del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Alexia acusó de ese maltrato, por medio de las redes sociales, al que fuera su novio, Gabriel Saade Murillo, nieto de otro miembro destacado del gabinete de Enrique Peña Nieto, el procurador general y ex-gobernador de Hidalgo Jesús Murillo Karam. De acuerdo a lo que dijo la propia Ímaz, el sujeto irrumpió en su casa de Cuernavaca para golpearla mientras dormía ante la resistencia de ésta y de su madre de verlo; el Twitter personal de la joven no se ha actualizado desde el lunes.
Alexia Ímaz Chavero (Twitter: @alexiaimaz) |
El día de hoy, una nota de Lydia Cacho nos reveló que, pese a los esfuerzos de la joven Alexia y las mujeres de su familia para ventanear a su agresor y a la indignación de muchos sectores, el potencial proceso judicial contra Saade fue saldado por los pater familias bajo el velo evanescente de la realpolitik; el golpeador no pisará la carcel y sólo deberá mantenerse fuera del alcance de la agredida, como si de una cuestión de stalkers se tratara y el delito se purgara, parafraseando a Cacho, como si de una confesión de iglesia se tratara. Hubiera sido muy interesante que el fiscal de la Nación hubiera ejercido su poder sobre su propio nieto en lugar de protegerlo bajo las garras de la impunidad; sencillamente hubiera marcado un precedente muy interesante a la hora de hablar de violencia de género. Por otro lado, es cuestionable la negociación que Eugenio Ímaz ejerció, como si el honor y la dignidad de una de sus hijas se hubiera convertido, de la noche a la mañana, en una moneda de cambio en los juegos bruscos de poder; su investidura se vio manchada por un asunto que debió resolverse de oficio ante la Ley.
Por más arrepentido que quiera estar, espero que el joven Gabriel Saade comprenda las consecuencias que acarreará la protección que le brindó la vara alta de su abuelo; hace unos días fue Alexia, pero miles de mujeres en México sufren todos los días la brutalidad de la violencia en cualquiera de sus formas, ya sea física o psicológica. En sus tratos por debajo del agua, los derechos humanos de las mujeres mexicanas dieron una gran zancada hacia atrás.
Con información de SinEmbargo.
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