#TodosSomosOribelievers (Mexsport) |
Después de arrastrar las cobijas durante todo el año futbolístico, la Selección Mexicana de Futbol sacó su boleto para el Mundial de Brasil 2014 de la peor manera posible, por la puerta de atrás, vía repechaje, contra una Selección Neozelandesa que mostró pocos argumentos ante un ratón verde inyectado de proteína aviar; como quien llegó a comulgar a la iglesia sin escuchar el Evangelio, el Tri se conforma con su propia mediocridad. El ansiado pase a Brasil llegó como revulsivo para una pésima gestión en todos los niveles del entorno futbolístico nacional; la gallina de los huevos de oro sigue en terapia intensiva, pero con más esperanzas de sobrevivir que la que tuvo en los últimos meses.
Deberán levantar una estatua en honor a Graham Zusi, el verdugo americano de los panameños, frente a la sede de la FEMEXFUT; que Estados Unidos nos cobrara el favorcito con más de la mitad de los jóvenes talentos mexicanos que viven en sus tierras sería una cachetada del karma. Costarricenses y hondureños podrán disputarse con los americanos los bragging rights de la CONCACAF; el mote de "Gigante" lleva mucho tiempo vacante y abierto a un nuevo dueño. Si existiera la más elemental vergüenza, Justino Compeán debió renunciar hace cientos de días; si el duopolio televisivo no lo corre, ni Dios lo hará. La cruel realidad la sabemos todos: México llegó al Mundial porque el sistema de competencia que impera en las eliminatorias le dio nuevas oportunidades a su cobarde suerte.
Estando ya dentro del torneo, haiga sido como haiga sido, ¿a dónde queremos llegar estando como estamos?, ¿con qué argumentos futbolísticos se piensa competir en la primera ronda, por no decir purgar el trauma del cuarto partido? Muchas selecciones con mucho mejor nivel quedaron fuera de la justa por sistemas de competencia más exigentes; que le pregunten a la UEFA qué tal estuvieron las hostilidades en su frente y cuántos países quedaron en el camino. De los diez equipos americanos que estarán en canchas cariocas, el mexicano es por mucho el que está menos conjuntado; si algo caracteriza a los procesos cuatrienales de las selecciones es el carrusel de jugadores, manejado por los hilos del marketing y no siempre por méritos deportivos.
La selección mexicana estará en Brasil, pero todo el andamiaje fue soldado al vapor por los bomberazos que presentó la eliminatoria. Todo parece indicar que será Miguel Herrera el que conduzca la esquife nacional, con su base americanista, exenta de "europeos" y con unos cuantos refuerzos de Santos, León y Toluca. Hoy "el Piojo" es un mesías, el nuevo caudillo de la Patria mancillada, el salvador de empresarios, dueños, medios, directivos y afición; su actitud y su entusiasmo no nos hacen olvidar su arrogancia y su soberbia a los que abiertamente somos sus detractores, defectos que por el bien del "proyecto" del año venidero deberán de olvidarse. Llámenme cuando comiencen las críticas y las insinuaciones del periodismo, no me negarán que se los advertí.
Las televisoras aseguraron un summer of love, los chingoscientos de patrocinadores salvaron la inver$ión, los opinólogos argumentarán conspiraciones y los pudientes comprarán sus paquetes en las agencias de viajes; el rey Don Dinero anda desnudo por las calles, todos saben que su neurosis es el tema más importante. A ver si los vicios que llevaron a la Selección al borde de la inanición no se repiten ahora que se ha llegado a la otra orilla; quienes rechazaron la camiseta en la enfermedad deberán de ser discriminados de Brasil, lo mismo aquellos que no mostraron jerarquía ni compromiso. Los apellidos rimbombantes y las legumbres populistas ya no imponen respeto, ninguno es tan "hermoso" como Oribe Peralta o tan "culpable" como Miguel Layún; queda medio año futbolístico para ganarse un lugar y ojalá que Herrera convoque a conciencia, sin la mercadotecnia entre las cejas.
Muchas aristas quedaron en el tintero, pero ya han sido esbozadas por mentes más lúcidas e informadas; lo importante es que la selección nacional tiene mucha ropa sucia qué lavar antes de aprender a falar português. Muchos grandes renacieron entre las cenizas de la tragedia para marcar época en el bello deporte; pregúntenle a Holanda, a Francia y a España. Los mexicanos perdimos esa oportunidad, ojalá no se repita el círculo vicioso hasta que haya una fatalidad irremediable.
Si alguien de ustedes va a Brasil en los siguientes meses, ojalá sea por algo más que al Mundial.
Estando ya dentro del torneo, haiga sido como haiga sido, ¿a dónde queremos llegar estando como estamos?, ¿con qué argumentos futbolísticos se piensa competir en la primera ronda, por no decir purgar el trauma del cuarto partido? Muchas selecciones con mucho mejor nivel quedaron fuera de la justa por sistemas de competencia más exigentes; que le pregunten a la UEFA qué tal estuvieron las hostilidades en su frente y cuántos países quedaron en el camino. De los diez equipos americanos que estarán en canchas cariocas, el mexicano es por mucho el que está menos conjuntado; si algo caracteriza a los procesos cuatrienales de las selecciones es el carrusel de jugadores, manejado por los hilos del marketing y no siempre por méritos deportivos.
La selección mexicana estará en Brasil, pero todo el andamiaje fue soldado al vapor por los bomberazos que presentó la eliminatoria. Todo parece indicar que será Miguel Herrera el que conduzca la esquife nacional, con su base americanista, exenta de "europeos" y con unos cuantos refuerzos de Santos, León y Toluca. Hoy "el Piojo" es un mesías, el nuevo caudillo de la Patria mancillada, el salvador de empresarios, dueños, medios, directivos y afición; su actitud y su entusiasmo no nos hacen olvidar su arrogancia y su soberbia a los que abiertamente somos sus detractores, defectos que por el bien del "proyecto" del año venidero deberán de olvidarse. Llámenme cuando comiencen las críticas y las insinuaciones del periodismo, no me negarán que se los advertí.
Las televisoras aseguraron un summer of love, los chingoscientos de patrocinadores salvaron la inver$ión, los opinólogos argumentarán conspiraciones y los pudientes comprarán sus paquetes en las agencias de viajes; el rey Don Dinero anda desnudo por las calles, todos saben que su neurosis es el tema más importante. A ver si los vicios que llevaron a la Selección al borde de la inanición no se repiten ahora que se ha llegado a la otra orilla; quienes rechazaron la camiseta en la enfermedad deberán de ser discriminados de Brasil, lo mismo aquellos que no mostraron jerarquía ni compromiso. Los apellidos rimbombantes y las legumbres populistas ya no imponen respeto, ninguno es tan "hermoso" como Oribe Peralta o tan "culpable" como Miguel Layún; queda medio año futbolístico para ganarse un lugar y ojalá que Herrera convoque a conciencia, sin la mercadotecnia entre las cejas.
Muchas aristas quedaron en el tintero, pero ya han sido esbozadas por mentes más lúcidas e informadas; lo importante es que la selección nacional tiene mucha ropa sucia qué lavar antes de aprender a falar português. Muchos grandes renacieron entre las cenizas de la tragedia para marcar época en el bello deporte; pregúntenle a Holanda, a Francia y a España. Los mexicanos perdimos esa oportunidad, ojalá no se repita el círculo vicioso hasta que haya una fatalidad irremediable.
Si alguien de ustedes va a Brasil en los siguientes meses, ojalá sea por algo más que al Mundial.
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