De los comercios cerrados por la fiebre porcina y el mortal aburrimiento...

Se veía venir, aunque se tardaron un poco. Hoy se anunció que los restaurantes, bares, antros, cines y demás lugares de esparcimiento serán cerrados como medida contra la influenza de azota a México y a otros países en el mundo. Por ahora, sólo los restaurantes que tengan servicio a domicilio y abastecimiento a automovilistas podrán laborar proporcionando alimentos preparados a los ya muy limitados en opciones habitantes de la Ciudad de México. (Léase las hamburguesas de los arcos dorados, los autoproclamados reyes de la hamburguesa, los del coronel del pollo y giros de ese tipo... A comer en casita entonces...).

Yo me cuido contra la influenza... Jajajajaja

Del momento apocalíptico...

Bendito el Jueves en el que nos dijeron que la epidemia estaba en la Ciudad... no creí que escucharía algo tan surrealista como lo que llegó a mis oídos a la medianoche de hoy.
 

Era medianoche, y estaba leyendo mi texto feliz sobre Manet y los impresionistas (ajá!!!), cuando se me ocurrió poner el radio de mi celular. Buscando en el cuadrante me topé con un programa del que sabía su existencia pero que nunca me había puesto a escuchar con atención.

Está cerca el Apocalipsis...

Wow!!! Acabo de recordar que tengo este blog. Y lo retomo pensando en el momento que vivimos en la urbe de cemento en la cual vivo.

La Ciudad de México vive en estos días una epidemia de influenza, y se han suspendido las clases en todos los niveles educativos desde la educación básica hasta la superior como medida de seguridad. Ya han muerto muchas personas como consecuencia de esta enfermedad, y el peligro de que se expanda es muy latente. Se han hecho recomendaciones sanitarias de todo tipo, como el uso de cubrebocas, higiene general, suspensión de eventos masivos de todo tipo (como partidos de fútbol, eventos culturales y conciertos) y campañas de prevención.