Yo Confieso #20: Auferstehung

¿Quién me ha robado el mes de abril?
(Instagram: @franzmovi)

Siempre es bueno estar de vuelta, resurgir entre las cenizas se ha convertido en mi fetiche favorito. En estos días he vuelto a obsesionarme con der auferstehung, la resurrección de aquellas cosas que han quedado olvidadas en el fondo de los armarios y los tinteros, que se han convertido en cadáveres y fantasmas que nunca han penado otro mundo que no sea el de mis pensamientos. La idea es recuperar promesas por cumplir, retomar viejos hábitos constructivos, mejorar cada día en el trabajo y en la vida, no guardarse nada y siempre avanzar hacia adelante.

Cada día temo menos de los errores, ahora temo de no aprender de ellos en el momento en el que suceden. Incluso para fallar hay que tener los ojos bien abiertos para saber reconstruirse. No aspiramos a ser perfectos, quien diga que su objetivo de vida es ser absoluto y omnipotente terminará fracasando a la mitad de su camino movedizo. El trabajo diario me ha dado la oportunidad de tener que aprender algo nuevo con todas las emociones presentes, con todos las subidas y bajadas que ameritan el acto hermoso de crecer.

No he estado solo en este camino de rosas y espinas que me desgasta como un mar embravecido que golpea insistente la orilla de una playa vieja e inocente. Si algo me ha enseñado mi entorno inmediato, la gente con la que trabajo y que hoy me enseña cosas nuevas todos los días, es que no importan las veces que uno tenga que resurgir y reinventarse sino en siempre luchar por lo que uno cree. En este proceso me he tenido que dar de topes contra la pared, me he cuestionado muchas cosas y he topado con viejos demonios conocidos, pero no me he detenido y cada día me arrepiento menos.

Sigo vivo, aunque este blog diga lo contrario. Insisto en el hecho de que llego a casa más cansado de lo que llegaba hace unos meses. Por el momento toco base en esta bitácora. No garantizo que El Arcangelino resurga pujante y brioso por el momento. A todos los que leen, gracias.