"Arte soy entre las artes, y en los montes, monte soy" José Martí Callejón de Hamel, Centro Habana, Cuba (Foto del autor) |
"Todas las verdades son relativas", me dijeron el día de hoy. "Somos tercer mundo", por supuesto que entendí lo que ese hombre cubano de espejuelos, estatura pequeña y peinado engominado me quiso decir cuando vio que mi madre traía bajo el brazo el último libro de Dan Brown. Incluso en esta isla se notan las enormes diferencias entre los países avanzados y los que se encuentran rezagados entre el concierto de las naciones.
A Cuba llega muy poca literatura occidental, la gran mayoría no pasa los filtros del Departamento de Ideología del PCC, y lo que poco que logra meterse se consigue en las pocas librerías privadas que existen ahí. Mi hermana no podía creer que algo tan inofensivo y tan trascendente a la vez como un libro estuviera prohibido en el último bastión socialista latinoamericano de la Guerra Fría. Incluso me sorprendí cuando me dijeron que la obra de José Lezama Lima y Severo Sarduy no se leyó por muchos años en Cuba debido a que estos autores eran homosexuales.
Ésta es sólo una de muchas cuestiones espinosas que ocurren en esta isla, donde los gobernantes repiten hasta el cansancio que su socialismo se perfecciona sin parar, que no hay fuerza imperial que lo pare; emitir un juicio de valor es muy difícil, incluso queriendo tomar bandos apasionadamente. Un problema típico es ponerse en medio, asumir una postura crítica sin arrebatos, pero no hay duda en esa isla que quien más problemas sufre es la mayoría; nada nuevo bajo el sol abrasador de verano, en ningún lugar es diferente.
Incluso en proyectos de nación prominentes como Brasil siguen existiendo favelas y hubo levantamientos populares durante la Copa Confederaciones de futbol; en los circuitos miseria de todas partes no llega la justicia con la rapidez con la que se asoma en otros horizontes. Quien lo intuye y lo está atendiendo es el Papa Francisco, quien visita Río de Janeiro con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, encuentro que reúne a miles de muchachos católicos desde los años ochentas. Brasil es el país que más católicos alberga en el hemisferio sur, donde también crece el protestantismo de forma exponencial; a veces, la fe suele ser el mejor aliciente y en el Vaticano, como se dice en México, no se da paso sin huarache.
Pienso en la isla, pienso en el camino de dos horas hacia este hotel y me doy cuenta de las contradicciones que el Periodo Especial puso sobre la mesa en Cuba. "Y en el hotel el mundo iba al revés", la frase de Joaquín Sabina resuena como un eco en el atrio solitario de una gran catedral destruida por las bombas y el fuego, presente entre la enredadera que cubre el lobby de este recinto manejado por hoteleros españoles. Mañana visitaremos La Habana, donde el encanto de esta isla de edificios descuidados y alegrías expuestas pese a las ironías está más latente; podré encontrarme nuevamente con los rincones que me hicieron volver. Me estoy haciendo a la idea de que poco ha cambiado, sólo el curso incontrolable de las personas en el tiempo que pasa.
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"A la isla no llegan libros de ningún tipo" nos dijo aquel hombre que nos atendió en el hotel, como muchos cubanos, abogado de profesión. ¡Maldito Departamento de Ideología! fue lo primero que pensé. Tampoco en la literatura se encuentran las verdades absolutas de los discursos; incluso estos últimos parten de la relatividad peligrosa que conforma a muchas utopías sin fundamentos en la realidad que buscan estudiar. Supongo que algunas verdades relativas son propensas a ser repensadas y que, por ende, todo pensamiento en mentes nuevas es peligroso por novedoso, fresco, subversivo.
Varadero, Julio 23 de 2013
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