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Que las nubes me acompañen... (Foto del autor) |
Este viernes, la lluvia nos dejó por la paz después de muchos días de diluvio descontrolado. El terrible y trágico romance entre Ingrid y Manuel nos ha dejado inundaciones bíblicas que han destruido el patrimonio de miles de mexicanos en Guerrero, Tamaulipas y Veracruz. No se juntaban dos huracanes en el ombligo de la luna desde 1958; éstos expusieron trapos sucios de infraestructura y protección civil. Ahora es cuestión de que la ayuda llegue a estas personas y que todo vuelva a la realidad pronto.
El De-Efe no ha sido excepción, aunque hemos mejorado en nuestra relación con la lluvia; nuestro desagüe es deficiente, pero ha estado peor. Las precipitaciones de septiembre de 2013 han sido las de más volumen de agua en 125 años. Por si fuera poco, el magisterio disidente de la CNTE sigue ahogando las arterias de la ciudad con sus manifestaciones; la falta de voluntad para la concordia y la negociación del gobierno tampoco es alentadora. Las reformas del gobierno de Peña Nieto asfixian nuestra confianza en un futuro prometedor; nuestros pensamientos, entre sospechosismos y conspiraciones, se enlodan con morbosas especulaciones.