abril 04, 2014

Berrinches de Novelista Novato #33: Agendas, invento del demonio

Encomendada a G. Bernard Shaw...

Para EJLM y LVC

Hoy fui amonestado por mi jefe por no tener una agenda; por olvidar un par de cosas me ordenó que debía de hacerme de una lo más pronto posible. Lo primero que pensé fue: "¿Para qué necesito una agenda?" Nunca había tenido necesidad de anotar los horarios y lugares de mis citas, los nombres de las personas a las que tengo que llamar o recordatorios de cosas aparentemente importantes o claramente intrascendentes; mi empedernida misantropía y mi gusto por los juegos de azar del día a día no me habían permitido poner a prueba la convención social del planificador personal. Maldito sea el dios Cronos cuya castración jamás tuvo que agendar.

Desde que recuerdo, nunca he sido muy amigo de los artilugios que recuerden el tiempo; por ejemplo, no uso reloj de pulso, aunque admito que me encantan como maquinarias. El pasado fin de año, un cliente de mi trabajo me regaló un calendario, el primero que ha colgado de las paredes de mi habitación en un lustro. Nuestro curso en este espacio-tiempo es demasiado azaroso, los hombres se empeñan demasiado en fragmentarlo y organizarlo; las ecuaciones de la vida moderna exigen planificar en exceso el calendario, reconocer que en economizar el tiempo está la felicidad. Dicho en pocas palabras, abogar a la rutina y evitar las sorpresas.

Recuerdo que cuando iba en secundaria mi padre me dio por primera y única vez una agenda de las tantas que le sobraban de regalo de fin de año; recuerdo que estaba forrada en piel imitación, que tenía logos de algún laboratorio y que terminé por desecharla casi intacta al final del año escolar. Desde esos años aprendí a vivir al día, a recordar con mi memoria lo que tenía que hacer; desafortunadamente he perdido muchas ideas de todo tipo por no escribirlas, debí haber tomado esas experiencias como llamadas de alerta de que, como dice mi jefe, no soy una máquina.

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Volviendo al tema inicial, hoy aprendí que Abril no es el mejor mes para estrenar agenda, pero aún así me lancé al Centro de la ciudad para buscar una. Primero entré a una librería de prestigio, no pude resistirme a comprar una novela de "La Sonrisa Vertical" para mi colección, pero salí sin planificador en la bolsa, sólo había "agendas de hadas" y "agendas esotéricas 2014". Sin lugar a dudas hubiera matado por una Moleskine, aunque en mi situación me hubiera conformado con una de frases diarias de Paulo Coelho.

Comencé a sentirme como quien buscara adornos navideños en julio, resignado a que mi última esperanza era una tienda del ingeniero Slim; me dirigí al Sanborn's de Tacuba y Eje Central. Cuando había perdido la esperanza de encontrarla y sólo había "agendas de ángeles" frente a mí, el encargado de la sección de revistas me pidió que lo acompañara a la parte del local donde había sombreros y objetos de piel.

Entre los tarjeteros había quedado una pequeña agenda de bolsillo de piel negra; con $78 pesos que terminarán en el monedero del hombre más rico del país he comenzado a reconciliarme con el noble hábito de los planificadores personales. Posiblemente termine organizando las cosas que tengo pendientes, incluso quitarme la maldita flojera redactora y el bloqueo mental. A ver cómo me va en esos temas.

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Ahora que tengo una agenda estoy buscando una idea para rellenar los espacios de los tres meses que no viví. Empecé con una frase de George Bernard Shaw: "Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él". 

Por lo pronto, como si fuera algo extraordinario, ya planifiqué mi fin.

2 comentarios:

  1. Menos mal que no necesitas aún una agenda para recordar que tienes una. Yo siempre muy organizadita con mis notas y luego no se donde dejo las libretas :S

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    1. Jajajaja... Gracias por comentar Belem. Afortunadamente he comenzado bien, aunque también soy de los que pierden notitas importantes entre los bolsillos y los cuadernos...

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