In Memoriam: Margaret Thatcher (1925 - 2013)

Margaret Hilda Thatcher (1925 - 2013)

La historia política del Reino Unido durante el siglo XX, comenzando desde la muerte de la Reina Victoria hasta los tiempos que corren, no se entendería sin tres personajes fundamentales. El primero de ellos es Winston Churchill, el Primer Ministro que con su carácter indomable rescató a su país de las bombas del nazismo y dirigió la resistencia hasta la victoria. La segunda es la reina Elizabeth II, quien hasta el día de hoy sigue siendo la líder moral y Jefa de Estado de una Mancomunidad pujante a la que ha visto adentrarse dentro de la modernidad. La tercera acaba de morir el día el lunes 8 de abril, víctima de un derrame cerebral a la edad de 87 años; Margaret Thatcher, la Dama de Hierro que gobernó la Gran Bretaña durante la década de los 80's, dejó un legado en este país que al día de hoy rige su devenir.

Sin embargo, la manera en la cual estos tres personajes transformaron la historia de las islas y del mundo es por demás contrastante. Pocos se atreven a señalar las máculas del llamado Winnie, celebrado como uno de los británicos más importantes de la historia, y pese a sus tropiezos, un porcentaje muy importante de los habitantes de la Gran Bretaña adora a la que ha sido su monarca por más de 60 años. Thatcher no puede presumir esa clase de juicios, ya que su obra bajo el techo del número 10 de Downing Street dividió las opiniones de la sociedad británica gracias a su forma recia de tomar decisiones y a su carácter cínico e intransigente. Hay quien dice que Thatcher definió la vida política del Reino Unido en la actualidad y en el futuro próximo, donde los Conservadores son muy conservadores, pero los Laboristas son más de centro que de izquierda.

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Hija de un tendero, estudiante prodigiosa y química graduada en Oxford de profesión, en 1951 se casó con un rico empresario, Denis Thatcher, quien la impulsó hacia la abogacía y con quien procreó dos hijos mellizos. En 1959, dio el primer paso de su carrera política al ser elegida para un escaño en la Cámara de los Comunes por el Partido Conservador por el municipio de Finchley, lugar en el que nunca vivió pero que representó por casi 33 años. La carrera de Thatcher fue en ascenso durante la agitada década de los 60's, momento en el que estuvo asociada con las diversas comisiones de gobierno promovidas por su partido.

Inspirada por las ideas sobre el liberalismo clásico de Friedrick Hayek, tuvo posturas de corte reaccionario hacia los altos impuestos que promovía el Partido Laborista, por lo que promovió recortes que llevaron a lo que se conoció como "estado mínimo"; si bien tuvo un historia de votaciones muy interesante en temáticas sociales para esos tiempos, los vaivenes de su trayectoria la llevaron, apoyada por el Líder de la Oposición Edward Heath, hacia las comisiones de mayor relevancia, primero Energía, luego Transporte y finalmente Educación. Como Ministra de Educación, se recuerda más su recorte a los subsidios de leche para los niños que por su reforma a la educación secundaria.

En 1974, los Laboristas retomaron el poder, lo cual significó el desplome del liderazgo de Heath, Thatcher desafió a su viejo padrino político y le arrebató la primera posición del partido; motivada por el pensamiento económico de Ralph Harris y otros precursores de lo que hoy llamamos como neoliberalismo, que promovía un modelo económico con intervención mínima del Estado, menos impuestos y más libertad para la inversión privada. El Partido Conservador destruyó el principio keyseniano de intervención estatal en economía durante esos tiempos de recesión y se opuso al modelo armamentista que la Unión Soviética promovía en esas épocas; en 1979, cuando Londres ardía y el gobierno laborista de James Callaghan se desplomaba, los tories tomaron las riendas del país.

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Margaret Thatcher llegó al número 10 de Downing Street parafraseando la llamada "Oración de San Francisco de Asís", pero con un jocoso apodo acuñado desde la URSS, "la Dama de Hierro". En tiempos en los que multitudes enfurecidas tomaban las calles entre huelgas y manifestaciones para reclamar sobre el desempleo y la marginación, Thatcher tomó caminos espinosos y se confrontó a los poderes establecidos; las nacionalizaciones del pasado se transformaron en privatizaciones, el gasto excesivo se transformó en política de austeridad, el corporativismo se contrastó quitándole poder a los sindicatos, sobre todo al minero. Si bien Thatcher logró detener la inflación descontrolada con la que se encontró al llegar al poder, el desempleo aumentó a niveles históricos; las políticas que adoptó siguen siendo llamadas como Thatcherismo en la historiografía contemporánea.

El Partido Conservador sentía que caminaba sobre arenas movedizas en 1982 y todo parecía indicar que dejarían el poder cuando el gobierno del Proceso de Reorganización Nacional, la sanguinaria dictadura militar que gobernaba Argentina, invadió con hirviente fervor nacionalista las Islas Malvinas, las Islas Georgias y las Islas Sandwich en la jornada del día 2 de abril; la respuesta del gabinete de Thatcher fue la contraofensiva militar organizada desde el Reino Unido, cuya superioridad militar y tecnológica destrozó los ejércitos australes en menos de tres meses en una guerra que pudo evitarse desde la diplomacia. Para Argentina, la derrota significó el deus ex machina que liberó a su pueblo del PRN, para Inglaterra fue el repunte en la popularidad de los tories, que arrasaron en las elecciones parlamentarias del año siguiente; mientras hay algunos que consideran a Thatcher como la liberadora de los argentinos de las garras del Proceso, hay quienes la consideran como la imperialista que asesinó a jóvenes inocentes que lucharon en un conflicto que nunca fue suya ni estuvo a su alcance para ganarla.

Con ayuda de otro poderoso conservador, el norteamericano Ronald Reagan, y montando la ola que levantara la elección de Juan Pablo II como Papa, Thatcher fue parte de una generación de políticos conservadores posteriores a la Revolución del 68 que buscaron maquillar los problemas económicos de un mundo en recesión basados en una administración escueta y una afronta incansable hacia el comunismo y los movimientos sociales regionales; no se tentó el corazón a la hora de plantarse con fuerza ante los grupos separatistas irlandeses (el IRA), que fracasaron en su intento de matarla en 1984. Cuando el Kremlin soviético eligió a Mikhail Gorbachev como su nuevo líder, Thatcher y Reagan vieron en él la posibilidad de tirar los muros del comunismo; no estuvieron equivocados en ningún momento, el glasnost y la perestroika sólo eran el comienzo.

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Después de 11 años de gobierno, Thatcher dejó de ser la Primera Ministra del Reino Unido, de donde cayó gracias a los movimientos de su partido; en 1989, un desconocido Anthony Meyer retó su liderazgo entre los tories, una pequeña señal de que el romance entre la Dama de Hierro y sus colegas comenzaba a oxidarse. Su escepticismo hacia la integración europea que en algún momento de su trayectoria apoyó, el famoso e infame gravamen llamado poll-tax y su carácter obstinado que otrora le había llevado hasta lo más alto provocaron descontento entre la Cámara Baja; la renuncia de su Viceprimer Ministro y Ex-Ministro de Hacienda, Geoffrey Howe, fue el comienzo de su final, a lo que siguió un segundo desafío de liderazgo llevado a cabo por Michael Heseltine. Al no ganar la mayoría necesaria, Thatcher renunció al partido y dejó el número 10 entre lágrimas; Thatcher siempre consideró que sus copartidarios la habían traicionado.

Las consecuencias que el Thatcherismo dejó en Inglaterra y en el mundo siguen siendo motivo de divisiones en el Reino Unido; mientras gran parte de los líderes del mundo declararon su admiración hacia su legado, otros grupos los reprocharon. De acuerdo a sus deseos, la Baronesa no tendrá un funeral de estado, pero sí se le realizarán honores militares en la Catedral de San Pablo, previstos para el miércoles 17; muchos no deseaban que su sepelio fuera a la cuenta del gobierno, muchos hubieran deseado licitarla.

Los juicios históricos no suelen ser bondadosos con el "amor a la Patria" de ningún personaje; como David Cameron lo definió en su discurso de elegía frente a la puerta negra del número 10, "muchos británicos encontraron en ella inspiración, pero otros encontraron una fuerza contra la cual definirse". Pocos son los personajes que logran levantar discusiones tan apasionantes; esta semana se fue una, y con ella, una época puede comenzar a encontrar por fin una dosis de lejanía.