abril 12, 2010

Franz Ferdinand en la Ciudad de México, Abril 10 de 2010



En general, el pasado sábado había sido un gran día: Me la pasé toda la mañana en el Centro haciendo trabajo de promoción para el proyecto de Curaduría de la escuela. Pese a que tuve que esperar un poco más de lo debido a mis compañeras para entregar las encuestas hechas, pude ver un gran pedazo del Derby de España por la tarde, y me alegré por la contundente victoria del Barça sobre el Real Madrid, con una exquisita cátedra de creación ofensiva de parte de Xavi Hernández (el mejor mediocampista en el mundo futbolístico hoy en día), con los goles de Messi (un día normal para el "Messias" rosarino) y Pedro (su enjundia del Miércoles contra el Arsenal fue recompensada), y un paseo a los merengues a domicilio que no fue de escándalo gracias a la siempre oportuna brillantez de "las manos de España", Iker Casillas (dos veces héroe, dos veces mártir). Pese a todo, la Liga aún no tiene ganador...

Pasé por mi casa para cambiarme de ropa, dejé la piel blaugrana para enfundarme en el que llamo mi "uniforme de gala" (suéter y playera azul marino riguroso con pantalones de mezclilla), comer algo ligero y peinarme mejor. Partí a las 6:45 hacia el metro y partir hacia el Auditorio Nacional. En los andenes, me puse a pensar en que no había estado ansiando el concierto al cual me dirigía como otros a los cuales había asistido (Metallica, Norah Jones, Joss Stone) mientras escuchaba el disco "You Could Have It So Much Better" de la banda escocesa que se presentaría esa naciente noche en el coloso de Reforma: Franz Ferdinand.

Finalmente terminaba mi largo trayecto, y de inmediato, me lancé hacia la entrada para ver el lugar que había comprado. Me gustan las lunetas del Auditorio porque no son tan lejanas como los balcones, ni tan caras como los asientos de enfrente, además, tenía el dinero para pagarme tal lujo. Me tocó una vista muy buena, a lado del pasillo en caso de requerir salir inesperadamente.

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A las 8:05 se apagaron las luces para la participación de la banda regia Bam Bam, los cuales se notaron demasiado nerviosos e inciertos a la hora de tocar, debido a detalles como las voces entrecortadas que se dirigían al indiferente e impaciente público, el hecho de que la cantante de la banda tirara su micrófono y el que se rompiera la correa de la guitarra de uno de sus integrantes. Paquete muy grande para estos chicos que visitaron la Ciudad de México por vez primera, y que siguieron a los estelares por su gira en el país, que abarcó Monterrey y Guadalajara. Media hora sin pena ni gloria.

Tardaría todavía media hora la instalación del equipo para el acto principal, ante la impaciencia del respetable. Fue finalmente a las 9:10 que se apagaron las luces nuevamente para la llegada de Alex Kapranos, Nick McCarthy, Bob Hardy y Paul Thomson. Cuando Kapranos gritó en afinado español "Buenas noches México", la locura comenzaba apenas a desatarse. Comenzaron con "Bite Hard", abogando por la tranquilidad para tantear al público, a la cual siguió "The Dark of the Matinée". Inmediatamente después, Kapranos rompió con la solemnidad de los asientos del lugar, llamando al baile, desatando una marea de jóvenes hacia la parte frontal mientras tocaban "This Boy". Sólo un corte de luz debido a la lluvia citadina evitó que la gente se saliera más de control. Una patada de enojo de Kapranos, un brindis de McCarthy a los rebeldes fans que se amontonaron junto al escenario y un retraso de diez minutos sólo postergaron la locura posterior.

Reanudaron finalmente con "Do You Want To?", siguiendo "Auf Achse", "No You Girls", "Tell Her Tonight" y "Can't Stop Feeling". Cuando tocaron los primeros acordes de "Take Me Out", canción que los llevara a la fama, comenzó el primer gran clímax de la noche, lleno de saltos y cantos generales. "Turn Me On" y "The Fallen" continuaron en la lista y con los ánimos exaltados. Con "Michael", Nick McCarthy se aventó a la marea de gente que lo aclamaba, rompiendo más con el aura del recinto. "Van Tango" fue otro gran momento de baile masivo. "40'" ayudó a Kapranos a retar por vez primera con su voz de barítono a las cuerdas vocales del presente. "Ulysses" reanudó el baile, y "Outsiders" dio paso a un momento memorable: Los cuatro miembros de la banda tocaron a la vez un juego de dos baterías unidas, creando una gran secuencia de ritmos para el deleite de los fans que cada vez se encontraban más encendidos. Con las emociones a tope, la banda abandonó el escenario por vez segunda en la noche.

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Un fingido Alex Kapranos apareció dos minutos después ante el clamor de los asistentes, para comenzar a cantar "Walk Away", con ayuda del respetable, mientras el resto de la banda se integraba poco a poco. Procedieron entonces con un poco conocido cover de LCD Soundsystem, "All of My Friends" (la prueba de fuego para los verdaderos fans). "Darts of Pleasure" significó un nuevo climax, el cual fue alimentado por la provocadora "What She Came For". Con "This Fire", el público tomó la palabra y la pista. El final, "Lucid Dreams", se vio envuelto entre sonidos electrónicos muy estridentes, con los cuales la banda se fue desintegrando poco a poco, solamente para volver y recibir la ovación final de un público que salió muy satisfecho.

De vuelta a casa, buscaba palabras para describir el desempeño de esa noche: Kapranos es filoso como una navaja, que con su voz y su guitarra corta el viento con la agilidad de un samurai. McCarthy es el trueno en medio de esa tormenta de ritmos, el que da consistencias, a veces de rock, a veces de dance, al sonido de la banda. Hardy y Thomson conforman una solidísima plataforma armónica y rítmica, permitiendo a los otros dos ser quienes son, sin ser jamás grises o irrelevantes. Yo en lo particular no dejé de cantar, de aplaudir y de bailar, como las casi 11 000 almas que se dieron cita en ese encuentro excepcional.

Al día siguiente no fue tan buen día... Tenía un dolor de espalda garrafal... Bien ganado por desvelarme viendo los resúmenes del hockey.

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