junio 10, 2010

De Sergio Adrián, Anastasio y la (irreconocible) brutalidad de la Border Patrol...

Sergio Adrián Hernández (Q.E.P.D.) (AP)

Como si ya de hecho la infamia llamada Ley Arizona SB1060 no hubiera creado enorme tensión entre México y Estados Unidos, en los días mayo 28 y junio 8 ocurrieron dos episodios más del eterno problema migratorio en la frontera común. El conflicto diplomático se antoja incendiario, como han sido de hecho las declaraciones de la justicia de ambos países.

Sergio Adrián Hernández Güereca era un joven de 14 años, quien fue asesinado por un elemento de la Patrulla Fronteriza estadounidense en el llamada Puente Negro que une Ciudad Juárez con El Paso, estando el joven en terreno mexicano. Según las investigaciones, los oficiales americanos se defendían de un ataque con piedras, por lo cual uno de ellos accionó su arma dando muerte al joven. Rápidamente llegaron elementos de la Policía Federal, quienes aseguraron el cuerpo del chico y mantuvieron en su lugar la evidencia para el peritaje.

Entre el FBI y la Secretaría de Seguridad Pública, la guerra de versiones ha sido incesante. Los americanos afirman que llegaron militares mexicanos a amenazar a sus oficiales, los mexicanos desmienten esta versión, alegando que solamente estuvieron elementos policiales. De todas formas, ya se ha realizado un peritaje mutuo, el cual arrojó como prueba un casquillo de bala calibre 40. De acuerdo a declaraciones de testigos, los de la Border Patrol intentaron cruzar para recoger cualquier evidencia incriminatoria.

Este infame abuso de fuerza se une a otro ocurrido en San Diego sobre el señor Anastasio Hernández, de 42 años de edad, inmigrante desde los 14 y padre de 5 jóvenes americanos. Aquellas circunstancias también son misteriosas, ya que de acuerdo con la necropsia realizada a su cuerpo, había consumido metanfetaminas, lo cual le derivó en un paro cardiaco tras recibir una severa golpiza y el disparo de un arma de electrochoques. Los oficiales tenían la misión de deportar a Hernández a México.

Ambos asesinatos, los cuales están grabados en video, han dejado en evidencia que la Border Patrol del país vecino está utilizando brutalidad y fuerza desmedida a la hora de ejercer su labor. Es muy probable que haya un cierto ambiente de tensión entre estos oficiales debido a la política adoptada por el estado de Arizona el pasado mes. El hecho de que los americanos estén respondiendo de esta manera nos habla de que se está radicalizando la protección fronteriza de los vecinos hasta las consecuencias más severas.

Por el lado mexicano, es discurso vacío que se hagan declaraciones de condena de parte de Felipe Calderón (cuyo destino es Johannesburgo en estos momentos) y sus funcionarios. Es necesario que el Estado mexicano tome acciones que ayuden a estas familias en lo que les sea necesario durante el tiempo de duelo, como asistencia legal y tal vez algunos gastos, tanto de parte de sus órganos internos como de los diplomáticos.

El asunto diplomático de fondo es otro boleto, debido a que las tensiones que derivó la promulgación de la Ley Arizona no se han resuelto con la contundencia necesaria de parte de Washington, lo cual derivó en que las relaciones entre México y Estados Unidos fueran ya delicadas como un pétalo de rosa. Estos sucesos parecen moldear el ambiente perfecto para otro conflicto, el cual le costará aún más en grados de aceptación a Barack Obama.

Es justo y necesario exigir CLARIDAD y JUSTICIA a ambas partes involucradas, porque las familias lo exigen y las víctimas lo merecen...

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