marzo 24, 2011

In Memoriam: Elizabeth Taylor (1932 - 2011)

Elizabeth Taylor en 1964, vista por Richard Avedon
Son pocas las actrices a las cuales un calificativo tan grande como el de "diva" les queda muy corto. El día de ayer ha dejado de existir la última de ellas, la magnífica Liz Taylor, sinónimo magnífico de la época dorada del cine de Hollywood. Con Liz Taylor, se va una de las últimas actrices de aquel periodo áureo de la industria cinematográfica que hoy en día, en medio de avances tecnológicos, blockbusters veraniegos y famas pasajeras, se ve muy lejano.

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Nacida en Inglaterra de padres estadounidenses, ungida con un par de llamativos ojos violetas y con una belleza cautivadora, Taylor conquistó desde muy niña los corazones del público y las plumas de la crítica. Por si quedara duda de su talento más allá de su hermoso físico y enorme carisma, ganó dos premios Oscar (por "BUtterfield 8" en 1960 y por "Who's Afraid of Virginia Woolf?" en 1966), fue nominada a otros tres, obtuvo un Oso de Plata de Berlín, varios BAFTAS y Globos de Oro.

Conocida también por su vida privada tan agitada, con ocho matrimonios, siete maridos y cuatro hijos. Recientemente salió a la luz la reveladora correspondencia entre Taylor y su dos veces marido Richard Burton, su co-estelar en "Cleopatra" y, en palabras de Taylor, "el amor de su vida". Para muchos, ésta es la pareja más apasionante del siglo XX.

Tampoco se puede olvidar la estrecha relación que tuvo con otro ícono: Michael Jackson. Juntos, lucharon haciendo conciencia sobre el SIDA, en un país lleno de tabús sexuales aún hoy en día. No era raro verlos juntos, extraña relación entre dos soledades trágicas. MJ y todos sus escándalos, Liz con sus fracasos de corazón. Ambos amantes de la más extravagante de las elegancias. Amigos demasiado íntimos.

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Fue precisamente por esta causa que la carrera y la imagen de Liz Taylor cobraron una dimensión nueva, a una edad en la cual los histriones se ven obligados al retiro o a roles menos relevantes. La muerte de su amigo Rock Hudson la llevó a levantar su voz. Es cuestión de recordar aquel discurso que dio en el viejo estadio de Wembley por motivo del Concierto Tributo a Freddie Mercury (otra víctima célebre del SIDA) para conocer la actitud comprometida ante la prevención de esta enfermedad.

Su labor humanitaria también fue reconocida entre sus pares y entre otras instituciones: Fue condecorada con el Oscar especial a Mérito Humanitario en 1992, fue Dama del Imperio Británico desde 1999 y además, fue distinguida por el gobierno estadounidense con el Premio Kennedy a las Artes Escénicas en 2002.

La salud de Liz Taylor fue particularmente frágil desde sus años de juventud: Veinte cirugías, diabetes, un tumor, cáncer de piel, problemas de espalda y cadera por osteoporosis... Nada pudo doblarla hasta el día de ayer, que sus problemas cardiacos terminaron finalmente con su camino por esta Tierra que supo poner a sus pies con la dignidad y el garbo de una verdadera diosa.

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En su columna invitada para el diario El País, Pedro Almodóvar borda una elegía para la gran diva. En ella, nos habla de su papel en "Cat on a Hot Tin Roof", película dirigida por Richard Brooks basada en la novela de Tennessee Williams en donde Taylor interpreta a Maggie, la esposa de Britt (Paul Newman), un hombre que entra en alcoholismo por la muerte de un amigo muy cercano.

El director español nos insinúa que éste es el rol seminal de la carrera de Liz Taylor con las siguientes palabras: "La he visto miles de veces y siempre me ha impactado su fuerza, su belleza, su garra, su humanidad, su pasión, lo bien que le sienta la combinación y su ancestral conocimiento y tolerancia de esa cualidad tan masculina (y femenina) que es la homosexualidad". Almodóvar nos recuerda las críticas de la novela de Tennessee Williams hacia la doble moral sureña y la presencia la latiente homosexualidad del personaje de Britt.

Sin duda alguna, el legado de Elizabeth Taylor es enorme, va más allá de su belleza eterna, de sus grandes roles en las grandes producciones cinematográficas de su tiempo y de su lucha incansable contra el SIDA. Resumo la huella de una mujer tan excepcional en la fortaleza de su espíritu indomable y en su pasión desbordada hacia lo que amaba.

2 comentarios:

  1. Me fascinaron tus palabras! Todo un homenaje, la imagen es perfecta! Un saludo

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  2. Un noble homenaje a una gran mujer. Gracias por leer mi blog. Nos estamos leyendo...

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