junio 18, 2011

De las Finales de la NHL y NBA 2011

Tim Thomas, el MVP de las Finales, alzando y besando el pedestal de
la Stanley Cup, donde será grabado su nombre para la
posteridad. (Harry How / Getty Images)

De nueva cuenta me fallaron los pronósticos... Esta vez sólo el del Barça se me dio, pero los más impredecibles y emocionantes no. Sin embargo, vale la pena analizar lo ocurrido en estas series finales, las cuales fueron igual de memorables e interesantes.

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(Antes de que sigan leyendo, vean el video de arriba, con las mejores jugadas de los Playoffs y la Final de la Stanley Cup  musicalizadas con "One" de U2. Este video fue realizado para el programa "Hockey Night in Canada" de la cadena de televisión CBC. Subido por DayWalk3r en HockeyWebCast).

Cuando en mi entrada de pronósticos deportivos, aposté a la victoria de los Vancouver Canucks sobre los Boston Bruins en las finales de la Stanley Cup, me estaba dejando llevar por el nivel de juego que habían demostrado ambas escuadras. Creía que el juego de los Canucks sería demasiado rudo para el estilo rápido de los de Boston, que los jugadores de Vancouver se encontraban en mejor momento que sus rivales y que la ventaja de localía no sería un factor a considerar.

Estaba muy equivocado en todo, pero no en que sería una serie final que pasaría a la posteridad como una de las más memorables de los últimos años; se tuvieron que jugar siete partidos muy intensos y altamente contrastantes.

Los Juegos 1 y 2, jugados en Canadá, fueron ganados por el local con mucho trabajo (1-0 y 3-2 en Primer Tiempo Extra); hasta ahí todo indicaba que los Canucks ganarían la Copa sin problema, pero en los Juegos 3 y 4 (8-1 y 4-0), jugados en Massachusetts, fueron exhibidos por los bostonianos. Para el Juego 5 la serie volvió a Vancouver, donde los locales se pusieron a una victoria de la gloria (1-0), sólo para caer de nuevo en dudas en el regreso a Boston para el Juego 6 (5-2). Con la serie 3-3, había que volver a Canadá para resolverlo todo.

Parecía inminente que los Canucks ganarían su primera Stanley Cup desde su llegada a la NHL en 1970. Había ambiente de fiesta en la ciudad, todo indicaba confianza y optimismo. Desafortunadamente para ellos, lo que pasaría en la pista de hielo fue la más horrible de las pesadillas...

Fue una masacre digna del Saqueo de Roma (0-4), en donde los Canucks sólo fueron espectadores del inmenso coraje de los Bruins. Dos goles de Patrice Bergeron y otro par del novato Brad Marchand sentenciaron esa historia. El portero Tim Thomas estuvo sencillamente intratable, provocando la frustración de sus rivales, los cuales trataban de penetrar su portería con más ganas que precisión. Zdeno Chara, Johnny Boychuk y Andrew Ference se vieron mandones tanto en defensa como en ataque; estuvieron en todas partes. La intensidad de Gregory Campbell y Rich Peverley se vio cada vez que tenían que salir a maniatar a sus rivales. Fue también el final perfecto para la carrera de 22 años del veteranísimo Mark Recchi, quien fue el Señor Clutch para los suyos.

¿Cuál fue el secreto detrás de la victoria de los Bruins? Les costó mucho aprenderlo, pero finalmente lograron detener en seco el magnífico ataque de los gemelos Sedin y su comparsa Alexandre Burrows. Con mucha presencia física, contrarrestaron el corazón de Ryan Kesler, la serenidad de Christopher Higgins y la explosividad de Jannik Hansen. Otro factor clave fue la organización de sus equipos especiales en defensa; cuando los Bruins tenían un hombre menos, ejecutaron su formación defensiva a la perfección. Si bien no estuvieron finos en las Jugadas de Poder (en gran parte gracias a la irregularidad que tuvo Tomás Kaberle, especialista y piedra clave de la formación), su defensa y el juego de conjunto los llevó adelante.

En pocas palabras, bien por los Bruins, franquicia que no ganaba la Stanley Cup desde 1972, cuando el legendario Bobby Orr anotó aquel memorable gol que fue cristalizado por la cámara del fotógrafo Ray Lussier.

Fotografía tomada segundos después del gol de Bobby Orr en Tiempo
Extra contra los St. Louis Blues, que le dio la Stanley Cup a los
Bruins en 1972. (Ray Lussier).

Después de la pesadilla dentro de la pista, el infierno fuera de ella. Desafortunadamente, las cosas no terminaron bien en Vancouver; presuntos aficionados comenzaron una zona de guerra en las ciudades de la urbe de la provincia de Columbia Británica. Los actos de hooliganismo se extendieron a lo largo del día siguiente de la derrota; hubo coches incendiados, agresiones a edificios comerciales y a la infraestructura de la ciudad. El saldo: 100 personas lastimadas debido al gas lacrimógeno de la policía; las autoridades habían tenido muchos problemas para poder aplacar a los rijosos. Un asunto muy lamentable por la cual pagarán justos por pecadores, manchando la reputación de la ciudad y de sus aficionados. En 1994, cuando los Canucks perdieron las finales ante los New York Rangers, se presentaron atentados muy similares, con la diferencia de que aquella vez fueron derrotados en la Gran Manzana.

El cielo de Vancouver después de los actos de vandalismo.
(Matthew Grapengleser / Wikipedia)

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Dirk Nowitzki con su Trofeo MVP y Jason Kidd con el Larry O'Brien en
las manos. Ambos veteranos carburaron a lo máximo en las finales de la
NBA. (Garrett Ellwood / NBAE / Getty Images)

Siempre he sabido que mi IQ a la hora de ver basketball es muy malo, como si se tratara del deporte más complejo del mundo; de ahí que haya errado mi pronóstico del campeón de la NBA. Sin embargo, no debo de culpar solamente a mi poca familiaridad con la liga: al dar mi pronóstico a favor del Heat, pensé que el combo atómico LeBron - Wade - Bosh sería ampliamente superior al de los Mavericks, formado por los más colmilludos y veteranos Nowitzki - Kidd - Terry.

Sin embargo, aquí la película se desarrolló en seis rollos, en los cuales se notó que los de Dallas tenían más hambre que los de Miami. A Dirk Nowitzki (MVP!!! MVP!!!) no lo detuvo su dedo roto ni el resfriado que cargó a lo largo de la serie para convertir los tiros importantes y conseguir los balones cuando más se necesitaban. Jason Kidd es imparable cuando sus pases encuentran el objetivo, y Jason Terry colaboró tanto con tiros desde el perímetro como con coladas. No sería justo olvidar el sacrificio físico de Tyson Chandler, ni el Juego 6 que se tiró el boricua José Juan Barea.

¿Qué le pasó al Heat? Le pasó Dallas por encima. Es muy difícil cuando LeBron no estuvo conectado ofensivamente a lo largo de la serie; falló muchos disparos en momentos clave. Bosh no se vio tan dominante en la pintura como suele ser y Dwayne Wade no debe echarse solo el equipo a las espaldas, sobre todo cuando tiene a tal par de compañeros. Se demostró también que, fuera de los tres jugadores mencionados, se trata de un plantel limitado, altamente dependiente de lo que sus estelares hagan dentro del juego. Les faltó también carácter a la hora de cuidar ventajas; fue muy triste ver cómo se desmoronaba el aparato defensivo, por más grandioso que sus rivales estuvieron.

Un gran y merecido primer campeonato para los Mavs, quienes por fin pueden dejar de ser la burla de sus rivales regionales, los Houston Rockets y los San Antonio Spurs. Ojalá que LeBron James haya escuchado el mensaje: se requiere un poco más que talento y espectacularidad para ganar el campeonato de una liga como la NBA.

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  • Hablando un poquito de futbol, especificamente de la Selección Mexicana, quiero decir que ya estoy mareado con el tema del dopaje por clembuterol de Guillermo Ochoa, Francisco "Maza" Rodríguez, Edgar Dueñas, Antonio Naelson "Sinha" y Christian Bermúdez. Espero que, por el bien del fútbol mexicano, se aclaren las cosas y no se intente tapar el lodazal con un dedo. Por un lado, no se desea un escándalo más en el historial de la Federación Mexicana de Futbol (¿les suena el caso de Salvador Carmona?), y por otro, no se desea que las carreras de estos jugadores se vean interrumpidas sin deberla ni temerla.
  • No escribiré si la Selección Mexicana llega a la final de la Copa Oro, como se espera y desea. Lo que no descarto es escribir si no lo logran.
  • Necesito ponerme al corriente en el beisbol de las Grandes Ligas; lo que está haciendo Adrián González con los Red Sox es espectacular.
  • ¿Habrá temporada de la NFL? Aún no se resuelve el asunto legal, pero esperemos que sí...
Adios!!!

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