enero 09, 2012

De la Estela de Luz y el Triunfo de la Corrupción

La fiesta de la Estela de Luz (APF)

El pasado 7 de enero, Felipe Calderón inauguró la Estela de Luz en Paseo de la Reforma, el monumento de conmemoración de las fiestas del Bicentenario de la Independencia. Tras quince meses de retraso, un lodazal de corruptelas y un costo de más de MX$1000 millones de pesos, mucho más que el proyecto original (MX$400 mdp), la Ciudad de México tiene un nuevo ícono que, desde mi punto de vista, está en un proceso que circula entre la resignada aceptación y el peligro de una dañina resignificación.

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La historia de este obelisco luminoso comienza a inicios de 2009, cuando se lanzó la convocatoria para la entrega de proyectos para un nuevo "arco" que conmemoraría los 200 años del inicio de movimiento de Independencia en México. Entre los trabajos de un grupo selecto de arquitectos invitados al concurso, se eligió la propuesta del equipo de César Pérez Becerril (Ciudad de México, 1960), una torre luminosa de 104 metros de altura por 9 de ancho con una plaza, símbolo de la modernidad del país y de recordatorio de los retos por afrontar en el futuro; éste enmarcaría el trazado original del Paseo de la Reforma, que data de los tiempos de Maximiliano de Habsburgo.

En un inicio, la propuesta del arquitecto Pérez Becerril sonaba muy bien, ya que su propuesta abogaba por un memorial innovador para el entorno urbano, ecológicamente económico y visualmente discreto. Lo que pocos previeron en ese momento fue la sarta de problemáticas que se iban a desatar a su alrededor, las cuales provocaron su retraso y la enorme alza de su precio para el erario público. Se asignó la responsabilidad de la obra a la Secretaría de Educación Pública, liderada por Alonso Lujambio, y la licitación arrojó como ganadores del proyecto a dos constructoras, iii Servicios (léase Triple I) y Gutsa Infraestructura. Se compraron 1704 luces LED, se mandó traer cuarzo brasileño pulido en Italia, se licitaron tipos de materiales y se modificó el proyecto original en varias ocasiones; lo que fue inaugurado el sábado es sólo el 15% del proyecto que ganó en 2009, y que terminó costando las perlas de la Virgen.

Se suponía que el proyecto sería entregado en agosto de 2010, para ser inaugurado en las fiestas del Bicentenario, pero la construcción estaba en obra negra y no había fecha para terminarla. En julio de 2011, el arquitecto Pérez Becerril entregó a la Auditoría Superior de la Federación, junto al diputado Pablo Escudero, del Partido Verde, documentación que señalaba el derroche y la red de corruptelas alrededor de la obra. Considero que Becerril ha pagado un precio profesional injusto por una obra que debió de darle prestigio por generaciones.

El próximo 20 de febrero, la Auditoría entregará su reporte anual del gasto público, y entonces sabremos con certeza la cantidad a la que asciende este iceberg de corrupción.

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Como historiador del arte y como ciudadano, encuentro inquietantes muchos factores, los cuales enumeraré: el problema estético, el problema patrimonial, el problema político y el problema simbólico alrededor de esta Estela.

Un recuento a grosso modo de las construcciones emblemáticas del De-Efe me revela una relación amor - odio con los lenguajes arquitectónicos que existen a lo largo y ancho de nuestro valle. El Centro Histórico de la Ciudad de México alberga una gran parte de la arquitectura que se ha construido en México: los vestigios del Templo Mayor se contrastan con notables ejemplos de arquitectura civil y religiosa novohispana, además del neoclasicismo decimonónico y los lenguajes historicistas del Porfiriato. La expansión de la urbe comenzó hacia finales del siglo XVIII y se consolidó hacia el periodo posrevolucionario; al costado del Paseo de la Reforma se construyeron nuevas propuestas de trazado urbano en barrios como la colonia Santa María la Ribera, la Juárez y la Condesa.

El siglo XX trajo el boom de la construcción de multifamiliares y edificios corporativos, además de obra pública para el tránsito de la creciente población: los ríos se entubaron para dar paso a circuitos automovilísticos, se crearon los ejes viales y el Metro. Hoy en día, los proyectos arquitectónicos de cualquier modalidad tienden, como en pocos momentos, hacia el minimalismo y la funcionalidad. La Estela de Luz responde a un momento de grandes proyectos enfocados hacia esta visión "innovadora" del urbanismo y la arquitectura: la Torre Mayor, el nuevo Museo Soumaya y la Nueva Cineteca Nacional son ejemplos de esto

El apodo que se maneja para esta monumento es "la Suavicrema de Reforma"; no es columna, tampoco es arco, ni siquiera parece un faro, parece más una galleta para helado.

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Magú: "Primeros Visitantes", en La Jornada, Enero 9 de 2012

Ahora que este obelisco lumínico ha sido inaugurado, haiga sido como haiga sido, sería ridículo pensar que se debería derrumbar; no se trata de que el caldo salga más caro que las albóndigas, sino que se pueda darle viabilidad y significado a este enorme tropiezo burocrático. La torre, como la concibió su creador, tiene un simbolismo y un valor estético solemne y elegante que deberá de trascender a la abrasiva naturaleza de la capital; si ya nos salió tan caro el chiste, es menester cuidarlo para que no se arruine. Su localización es preocupante: la Estela fue construida muy cerca de los paraderos de autobuses del metro Chapultepec, y un miedo natural sería que la plaza se convierta en un inmundo tianguis como el que ya existe en ese lugar

Por otro lado, se dice que esta construcción tiene una vida garantizada de 200 años, pero no sabemos con certeza sobre el tipo de mantenimiento que se le tiene que dar, cuánto costaría y quién lo realizaría; tampoco se sabe quién se hará responsable del gasto de energía eléctrica que produzca, ya sea la Presidencia y el Gobierno del Distrito Federal. Que algo tan caro termine siendo un elefante blanco sería de absurdo, y al parecer no existe aún uso para las galerías que se albergan en la parte de abajo de la Estela.

Por la dignidad del monumento, los ciudadanos debemos exigir que se aclaren los precios tan altos que se pagaron por él para que no pase a ser un "memorial a la corrupción" de dos sexenios panistas, como se propone en las redes sociales. Se debe preservar la significación original y se debe fomentar una interacción proactiva con sus espectadores, pero para esto hay que tener la cabeza fría y no caer en discursos viscerales. Es muy duro aceptarlo, pero México es un país con 50 millones de pobres, y el dinero extra que se gastó en semejante monumento pudo haber sido utilizado de mil maneras mejores, y los responsables del derroche no deben quedar impunes. El que el monumento no sea recordado por su intención original sino por sus consecuencias sí sería un malgasto; no tiene la culpa la Estela, sino quien la hizo comadre.

Recordemos que los parisinos pusieron el grito en el cielo cuando se construyó la Torre Eiffel. La Estela de Luz tendrá, de entrada, muchos obstáculos y oposiciones para incrustarse en la iconografía de la Ciudad de México, pero para saberlo, sólo podemos esperar a que el tiempo marque su devenir.

6 comentarios:

  1. Me gustó la manera en que abordaste la presencia de la estela. Tienes razón, es parte de una visión en el urbanismo y, aunque no nos guste, en algún momento tendrá que ser recordada como eso. Cuando la vi por primera vez me pareció horrenda, pero edificios de hace años que a mi padre le siguen pareciendo horrendos a mí me encantan, así que veamos qué ocurre con el tiempo...

    Más importante que lo anterior, por ser un problema inmediato que no debemos dejar que se vea "qué ocurre con el tiempo", es la aclaración que nos deben los responsables de la estela, ojalá haya respuesta en algún momento de este año (y ojalá los mexicanos la sigamos exigiendo y no se nos olvide como olvidamos el 90% de las cosas que hacen los políticos) :/

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    1. Hola Violeta. He querido preguntarte qué paso con tu blog, pero preferí no hacerlo.

      Sin duda hay que esperar las respuestas a las porquerías burocráticas que hicieron los responsables, porque a nadie le gustaría que este monumento quede como ya lo están llamando, como memorial de corrupción. Es bueno saber que todo ese recuento de la arquitectura no fue vano, y que alguien entendió a qué iba con ello (quizás porque somos del mismo gremio).

      Saludos cordiales...

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  2. Qué gusto poder encontrar opiniones sobre la Estela de Luz desde el punto de vista de gente dedicada a la historia del arte. Cuando vi las fotos de la estela lo primero que vino a mi mente fue el caso de la comunidad de París y la Torre Eiffel que efectivamente no les agradaba mucho. Dejando a un lado esto de los costos y el financiamiento, yo tampoco estoy muy impresionado por el diseño de la obra. Sin embargo, a pesar del escepticismo que tengo sobre este asunto, espero que algún día se pueda ver la estela como una verdadera maravilla. Los tiempos cambian y con ello los gustos. Un monumento como la Estela de la Luz queda mejor con los entornos de otros lugares como Dubai o Masdar, EAU o Shanghai, China. Por lo pronto desde alguien que le gusta tomar fotos no será fácil poder capturar una buena imagen de la estela. Ya lo veré en mi próximo viaje a la Ciudad de México.

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    1. Hola Jesús, un placer verte por aquí. Gracias por comentar...

      Lo del cambio de gusto en la población es muy difícil de predecir, es una especie de "mano invisible" que sólo podemos desentrañar analizando el contexto social en el que se esté desarrollando. Eso sólo se lo podemos dejar al tiempo y a que los historiadores hagamos nuestro trabajo.

      El caso de la Torre Eiffel fue una respuesta reaccionaria de intelectuales y artistas académicos, tal como pasó con la fotografía y el arte de las Vanguardias, manifestaciones artísticas derivados del progreso científico positivista. El asunto del rechazo a la Estela tiene que ver con el contexto político, por toda la corrupción y por la Guerra de Calderón, pero los signos también cambian, y ése es el reto de este monumento.

      Cuando vengas, observa el lugar donde está la Estela; vas a darte cuenta que el lugar es muy desolador y puede que haste esté sucio. No sé cómo sean los alrededores de los grandes proyectos urbanísticos de Dubai o Shanghai, pero sería bueno ponerme a investigar.

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  3. Omar dice:
    Es difícil dar una opinión neutral al respecto de este monumento, al cual lo he conocido más por “El Monumento a la corrupción”.
    Y es que al tratar de brindarle puntos a favor desde mi muy humilde punto de vista, no hay manera de ser empático con lo que se supone, este monumento representa.
    No me cabe duda que el tiempo va a definir su peso históricamente hablando y que será por supuesto, recordado en cualquiera de los dos extremos de la brecha descriptiva, “Un hermoso Monumento Luminoso” o “Una de las Maneras de Conseguir Mil Millones de Pesos en México, Fácil, Rápido y sin consecuencias”

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    1. Hola Omar. Gracias por opinar...

      Sin duda es un edificio difícil de defender por cómo el tipo de monumento tan minimalista que se seleccionó. Una cosa es la explicación del arquitecto y otra muy diferente es la recepción del público.

      Los monumentos en México suelen ser memoriales a los héroes de bronce de los libros de la SEP, como la Columna de la Independencia y el Hemiciclo a Juárez, con un discurso plástico neoclásico de grandes columnas y coronas de olivo que no todos entendemos como tal. Si observas las esculturas del Ángel, donde cada figura significa algo en un discurso, vas a darte cuenta que no cualquiera lo puede explicar.

      Lo que pasa con la Estela es que no tenemos la sensibilidad para el arte minimalista, y ante ese vacío de forma mimética, nos ponemos a dar interpretaciones a la estética de los poderosos; de ahí que se le quiera dar otro significado como el de la corrupción y el de memorial por los muertos de la "guerra".

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