agosto 27, 2013

De las marchas del CNTE: Cadenas sobre cadenas

Sin comentarios. También me pintarrajearon el pie de página.
(Cuartoscuro / Aristegui Noticias)
Antiguamente, las orejas de burro y las pedradas a la policía eran asunto de los estudiantes. Hoy día, los maestros reprobados defienden la ignorancia mediante toda suerte de abusos y destrozos, pero ello es nada si se le compara con el daño infligido a las pequeñas víctimas por las que el mismo Herodes se diría desvelado. Sabrá el demonio, al fin, si será preferible para el destino de esos condenados la asistencia o ausencia de un profesor que esgrime la ignorancia como arma del progreso. En nombre de los niños, eso sí.
Xavier Velasco, "Los Niños de los Otros" en su columna semanal Pronóstico de Clímax. Milenio Diario, Agosto 26 de 2013 

En el asunto de las marchas y plantones de las secciones XVIII y XXII de la CNTE, el problema principal, por lógico que parezca, es de educación. Dichos sin pelos en la lengua, no tenemos cultura ni legislación sobre las marchas, y ése problema no parece tener solución. Cuando nos invaden las calles reclamamos y añoramos la represión. Cuando marchamos, tenemos la generosidad y la sensibilidad de una plaga de cucarachas.

Desde la semana pasada, la Ciudad de México alberga las manifestaciones de maestros de educación básica de los estados de Guerrero y Oaxaca, los cuales han encontrado como pretexto la falta de disposición al diálogo del Congreso de la Unión para poner a la capital de cabeza. Como diría el famoso ufólogo mexicano, "y nadie hace nada" para que las cosas se reviertan; mientras en la Ciudad nos ahogamos de pópulo magisterial, los alumnos de estas personas comienzan a perder la mitad de su ciclo escolar.

Durante toda la semana pasada, estos miembros del magisterio maniataron el Zócalo y la parte oriente de la Ciudad. Hoy bloquearon embajadas y trataron de tomar las televisoras, provocando un desastre que se extendió desde Insurgentes hasta el Periférico, arterias indispensables para el tránsito de automóviles del De-Efe y sede de centros laborales de todo tipo. Por supuesto, el defeño de a pie (en acelerador) terminó siendo el más afectado por estos movimientos.

Al parecer, el movimiento magisterial será indefinido hasta que sus demandas sean escuchadas en la formulación de la Reforma Educativa que el gobierno de Enrique Peña Nieto ha tratado de sacar a flote desde Enero; según ellos, el gobierno quiere privatizar la educación, aunque en este caso la palabra mágica catalizadora del caos colectivo de seudo-izquierdas no aplica. Está claro que los intereses de las cúpulas sindicales están en jaque, incluida la supuesta inamovilidad de los maestros en sus plazas de trabajo. Como se viene diciendo, los profesores no quieren que se les evalúe.

Muchos sectores quisieran que la fuerza pública se aplicara contra estos manifestantes, pero la cautela de Miguel Ángel Mancera ha sido en ese sentido un virtuoso acierto; sin embargo, no todo ha sido de color de rosa para el Jefe de Gobierno, ya que justamente esa paciencia ha sido vista por muchos sectores como señal de mansedumbre. Por un lado, es plausible que los maestros puedan manifestar sus inquietudes; lo que no es nada alentador es el cómo y el por qué, así como sus consecuencias.

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Si México quiere avanzar en todos los sentidos, los ciudadanos debemos de dejar de "jugar a las cebollitas" y "jalar parejo" en búsqueda de la mejor dirección posible; dirían los anglófilos easier said than done. La historia de México nos muestra paradigmas, y duele darle la razón, pero el legado principal del Porfiriato y de los primeros cuarenta años de priísmo radica en esa premisa. Hoy en día, nuestra crisis como Estado-Nación tiene muchos focos rojos que llevan encendidos desde siempre, como la pobreza, la falta de oportunidades, el conformismo, la corrupción, etcétera; ahora pareciera que estos brillan más.

Mientras el PRI siga engrasando su "carro completo" sin escuchar críticas constructivas; mientras el PAN y el PRD no sean buena oposición como partidos de alternativa y mientras el movimiento de López Obrador siga incitando a revisionismos dogmáticos de nuestra historia para cimentar su tendencia a la inestabilidad, difícilmente se verá un cambio reflejado en las esferas de vida pública. Los maestros están marchando por la ineptitud y la cerrazón de los círculos del poder, pero no los exime de responsabilidades. No me refiero sólo a este tema, también hablo de la Reforma Energética.

El ciclo escolar 2013-14 empezó hace dos semanas, días escolares que ya se han perdido en Guerrero y Oaxaca por la indiferencia de los profesores. Es cierto, manifestarse es derecho, pero es cuestionable cuando el daño colateral de estas decisiones lastima a las nuevas generaciones; ningún maestro sacrificó sus vacaciones para hacer un movimiento, tenían que elegir justo este momento. Los que creímos que el ajuste de cuentas hacia Elba Esther sería el comienzo de un nuevo rumbo para el magisterio, tenemos que reconsiderar aquella vaga afirmación.

¿Y cómo y en dónde se quejan los padres afectados por las aventuras defeñas de los maestros de sus hijos?, ¿Qué tal estaría que fueran ellos los que marcharan por lo valemadristas que son esos profesores? ¿Lo haríamos con la misma falta de civilidad, invadiendo avenidas, tapando accesos y rompiendo cristales? Si me apuran un poco, propongo ese ejercicio como la próxima puesta en escena del teatro del absurdo llamado Estados Unidos Mexicanos.

Pero hasta para eso estamos encadenados e imposibilitarnos para hacer algo al respeto. No hay nada más vicioso que poner cadenas en donde ya hay grilletes.

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