Aaron Rodgers, MVP del Super Bowl XLV (AP Photo/Paul Sancya) |
El Super Bowl debe de ser el evento deportivo más mediático de los Estados Unidos. Por 60 minutos de juego se detiene toda la Unión Americana y diferentes partes del mundo. Por un solo partido, no una serie de siete como en las otras ligas de Norteamérica, se disparan los ratings de televisión, los records de venta en espacios para comerciales, las ventas de cerveza y las movilizaciones de fans hacia la ciudad sede.
De ninguna manera fue excepción lo ocurrido esta tarde en el modernísimo y muy lujoso Cowboys Stadium de Dallas, Texas, en la edición XLV del "Gran Juego". La casa de los Vaqueros recibió a dos equipos que, además de haber sido los que más méritos hicieron en las rondas eliminatorias anteriores, representaban la historia de dos de las franquicias con mayor peso histórico y triunfos específicos de la NFL. Por un lado, la pionera franquicia de los Green Bay Packers, ganadores de tres ediciones del SB, la casa de Vince Lombardi, paradigma mayor entre los entrenadores en jefe, y la vitrina en la que el brazo de Brett Favre forjó su leyenda. Por otro lado, los Pittsburgh Steelers, seis veces campeones del SB, la tierra de la Cortina de Acero, de Terry Bradshaw y receptáculo dichoso de la Inmaculada Recepción.
Las especulaciones fueron desde hace dos semanas muchas. Se decía que era inminente el séptimo anillo de los Acereros. También llegué a escuchar que si alguien podía vencer a los de Pittsburgh, esos equipos ya habían sido eliminados (me refiero a Nueva Inglaterra y a los Jets de Nueva York, rivales de su conferencia). Se dijo también que si los Empacadores iban a tener alguna oportunidad de ganar, ésta se las daría la defensa. Que si el duelo de mariscales estaba demasiado disparejo: mientras los de Green Bay serían dirigidos por un joven pero talentosísimo Aaron Rodgers, los Steelers contarían con el dos veces campeón "Big Ben", lanzador hecho para los momentos más importantes.
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Con la presencia de Christina Aguilera para cantar el Himno Nacional de los Estados Unidos (el cual erró gravemente en uno de sus fragmentos) y de un escenario cubierto de "toallas terribles" y "cabezas de queso", comenzó un partido trabado entre defensas disciplinadas y que pronto comenzó a derramar lesionados sobre la carpeta de pasto artificial. El curso del partido se iluminó primero para los de Green Bay, con un pase para TD de 29 yardas de Rodgers para Jordy Nelson. No terminaba aún el primer cuarto cuando Roethlisberger comete su primer error, al entregarle el balón al profundo Nick Collins, quien regresó el ovoide para poner el score 14 - 0.
El comienzo del segundo periodo siguió siendo de la defensa empacadora, la cual sólo recibió una patada de Shaun Suisham. Cuando parecía conectar por fin el lanzador de Pittsburgh, ocurre otra intercepción, esta vez del esquinero Jarret Bush, la cual cambió la ofensiva de Green Bay en otros siete puntos con un pase de Rodgers para Greg Jennings de 21 yardas. Requirió Pittsburgh de un arcoíris de 8 yardas para Hines Ward para acercar el tanteador a 21 - 10 a medio tiempo.
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¡Que devaluado está el Espectáculo de Medio Tiempo! Debo ser la única persona a la cual me hizo bostezar la actuación de los Black Eyed Peas, una de las bandas de pop más sobrevaloradas de la historia de la música popular. ¿Dónde quedó esa consigna de que sólo artistas de trascendencia podrían estar en este espacio? Sinceramente, los BEP no estuvieron a la altura de las legendarias intervenciones de Paul McCartney, Prince, Bruce Springsteen, Michael Jackson o U2. Cambios entre canciones forzadas, voces poco afinadas que ni el AutoTune hubiera podido ayudar, un Usher apagado y un Slash fuera de lugar como mecenas de una profanación rapaz a "Sweet Child O'Mine" con la tan cacofónica gritadera de Fergie.
Siempre es interesante ver el concepto visual de estos shows: bonitos los bailarines de colores, inesperada la entrada de la banda desde alguna parte de las enormes pantallas del estadio y muy bien logrado el escenario con luces de LED que formaron la palabra "LOVE". Sólo eso trascendió...
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Si la primera mitad se pintó de verde, la segunda parecía forrarse de acero en el inicio del tercer cuarto. Tras una gran serie ofensiva llena de sustos para los Empacadores, una carrera de 8 yardas de Rashard Mendelhall puso las cosas más parejas (21 - 17). Tras una entrega de balón a los de Pittsburgh y otra trepidante serie ofensiva, los Acereros se pusieron en situación de patada, la cual fue fallada de forma horrible por Suisham. Era el momento de los amarillo y negro, parecía que iban a tomar el liderato, pero la respuesta de los de verde fue oportuna. La genialidad y el excelente momento de Rodgers en el juego no se veían recompensados debido a los milimétricos errores de sus receptores. Fue un momento en el cual la defensiva de Green Bay se notaba acelerada, frustrada y nerviosa, pues la línea ofensiva de sus rivales marcó muy bien a su mariscal y otorgó facilidades con sendas avenidas para sus corredores.
Sin embargo, fue el comienzo del cuarto periodo fue el que comenzó a desequilibrar las cosas. Un balón suelto de Mendelhall le regresó el balón a los Packers, quienes volvieron a convertir tras el error del rival: Rodgers quemó al profundo Troy Polamalu con un pase profundo a Jennings de 8 yardas. Al 28 - 17 adverso, Roethlisberger respondió rápido con un pase de 27 yardas para Mike Wallace, tras el cual lograron la conversión de dos puntos para poner el juego con diferencia de un gol de campo. Con una serie ofensiva muy trabajada que terminó en patada de Mason Crosby, Green Bay colocó el marcador en 31 - 25 restando poco más de 2 minutos. Esta vez, a diferencia de hace dos años, Roethlisberger no logró el milagro, el cual se escapó en cuarta oportunidad faltando menos de un minuto en el reloj.
Con dos rodillas a tierra de Aaron Rodgers, nombrado el Jugador Más Valioso del partido, el trofeo llamado Vince Lombardi se embarcó por cuarta vez en la historia hacia la casa del hombre cuyo nombre porta. Siempre he sido un escéptico del culto que se tiene en este deporte a la figura del Quarterback, en ocasiones exagerada a grados épicos, restando importancia a lo elaborado por las defensivas o los equipos especiales. Esta vez no me quedó duda de que Rodgers, lanzador marcado desde sus inicios como titular por la omnipotente sombra de Brett Favre, puso las condiciones para que los suyos se llevaran la victoria. Afortunadamente para él, sus receptores sacaron jugadas en momentos importantes.
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Algunos apuntes rápidos sobre el partido y la NFL en general:
- Sin duda, el evento cumplió con sus expectativas, como lo han hecho las ediciones pasadas. No ha faltado dramatismo y tensión en el Gran Partido desde hace muchos años, quizá desde que mis Raiders fueron arroyados por Tampa Bay. Bien por el show más importante del primer trimestre del año.
- Estuvieron ahí los que serán en unos meses los nuevos miembros del Salón de la Fama del Fútbol Americano en Canton, Ohio. Me pareció normal que Marshall Faulk, Deion Sanders, Richard Dent y Shannon Sharpe estén ahí, pues en algún momento iban a llegar. Como fan de los Raiders debo preguntar, ¿será acaso Tim Brown parte de este recinto a corto plazo, o se unirá a una larga lista de ausentes asociados a la Nación Negro y Plata?
- La presencia de Roger Staubach, el mítico líder de los Cowboys en los 70's, junto con Terry Bradshaw, mariscal acerero que fue su némesis durante esa época, le dio un toque de morbo para mi percepción. Al parecer, hoy en día son muy buenos amigos...
- El Super Bowl es el equivalente americano a la corrida de aniversario de la Plaza México. Se trata del Día del Villamelón. Toda la gente bonita está presente para mostrar su poder, aunque no les guste lo que están viendo. Los que van constantemente a los toros sabrán mejor que yo de lo que hablo...
- No hubiera sido agradable para los fans de los Vaqueros que sus odiados rivales Acereros se coronaran en su flamante casa, construida por Jerry Jones, el dueño de la franquicia, para albergar un Super Bowl protagonizado por su equipo, desaparecido casi por completo en esta temporada. Finalmente, ese escenario no se dio, aunque Green Bay también tiene historia de rivalidad con los de la Estrella Solitaria.
- Indianapolis será la sede del siguiente "Gran Juego". ¿Será esta la última chance que tendrá Peyton Manning para hacerse de otro anillo?
- Concuerdo con muchos, la NFL será otra después del retiro de Brett Favre...
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