Romo y Posey: Celebración de la barrida en Detroit (Christian Petersen / Getty Images) |
Sé que he realizado pocas entradas escritas en el blog a lo largo del mes; sus mercedes disculpen, sigo adaptándome al mundo laboral que me cayó de sopetón a inicios del mes. Espero poder otorgarles unas cuantas entradas a lo largo de la semana para compensar el tiempo perdido. Ahí les va una entrada muy rápida para reportarles mi existencia.
No quería perder la oportunidad de hablarles de la Serie Mundial de las Grandes Ligas, que el día de ayer otorgó a un muy merecido ganador. Los San Francisco Giants no parecían ser contendientes a inicios de octubre, pero a base de un enorme corazón y gracias al gran momento de muchos de sus jugadores, lograron hacer la hombrada para coronarse como los mejores.
San Francisco vino de atrás todo el tiempo. En la serie divisional, los de la bahía se recuperaron de un 2-1 en contra de los Cincinnati Reds para ganar los últimos dos partidos y avanzar a la serie de campeonato; ahí, se vieron las caras con el sorprendente campeón del año pasado, los St. Louis Cardinals, quien pese a tenerlos 3-1 abajo, no pudo aguantar el paso épico de sus rivales, los cuales vencieron en los siguientes tres partidos para ganar el banderín de la Liga Nacional hacia el gran Clásico de Otoño. El rival del "nuevo circuito" que enfrentarían serían los Detroit Tigers, quienes con su pitcheo cumplidor y con el poder de su ofensiva, habían barrido en su serie de campeonato a los todo poderosos New York Yankees tras despachar a los sorpresivos Oakland Athletics en la ronda anterior.
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Mientras los de la ciudad automotriz habían dependido de las grandes actuaciones de Max Scherzer y Justin Verlander en la loma y del poder ofensivo de Miguel Cabrera, ganador de la Triple Corona y el mejor bateador de todo el beisbol, los californianos habían encontrado sus argumentos en su rotaciones de lanzadores abridores y en la ofensiva de Marco Scutaro y Buster Posey. Muchos apuntaban que sería una serie disputada, pero desafortunadamente fue muy desigual; en el Juego 1, jugado en AT&T Park, el tercera base venezolano Pablo Sandoval, a la postre JMV de la contienda, conectó tres cuadrangulares inobjetables que terminaron por marcar tendencia en el resto de la serie. En Comerica Park, terminó la historia, demasiado pronto para lo que muchos deseábamos.
Los de Bruce Bochy terminarían por borrar del terreno a los de Jim Leyland. Por veinte entradas consecutivas, los Giants no recibieron carreras de parte de una ofensiva que lucía devastadora y que terminó siendo cruelmente anulada por los serpentineros naranja y negro. Barry Zito, Matt Cain, Ryan Vogelsong, Madison Bumgarner, Jeremy Affeldt, Tim Lincecum y el de ascendencia mexicana Sergio Romo demostraron mucho más argumentos en el pitcheo que los cañones de Delmon Young, Prince Fielder y Jhonny Peralta. Los Giants no fueron perdiendo por más de cincuenta entradas, desde el juego 5 de la serie de campeonato hasta la tercera entrada del Juego 4 de la Serie Mundial, un dato interesante para darse cuenta de lo dominantes que estuvieron en la parte final de la serie.
El beisbol es llamado el Rey de los Deportes por su carácter de mágico e impredecible; no hay juego parecido, no hay forma de decir que algo es imposible. Los San Francisco Giants demostraron que no se debe de descartar a nadie en camino a la gloria. "No existen los quizás en el béisbol", solía decir el Mago Septíen; sin duda, esto no fue mera casualidad.
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