Por fin llegó Octubre, uno de los mejores periodos del año en materia de deportes; en unos días comenzará la postemporada de las Grandes Ligas y a final del mes arrancará la nueva temporada de la NBA. Sin embargo, hay un tema en la mesa que está preocupando a uno de los nichos emergentes del deporte norteamericano y que podría poner en peligro la realización de una temporada; me refiero a la NHL, entre las "cuatro grandes" ligas, la más pequeña y la que es considerada de "nicho", pero que ha logrado tener un crecimiento económico que le ha dado mayor relevancia entre sus primas.
La semana pasada, terminó el cierre patronal de los referees de la NFL, tema que discutí en la entrada anterior, ejemplo de la capacidad que tiene esta liga para resolver problemas y negociar con sus empleados. El año pasado, hubo dos cierres patronales que terminaron con la elaboración de un nuevo Contrato Colectivo de Trabajo tanto para la NBA como para la NFL. Pero en el hockey norteamericano, tenemos el tercer cierre patronal en dos décadas debido a que las infructuosas negociaciones que se han celebrado entre el presidente de la NHL, Gary Bettman, y el director de la Asociación de Jugadores de la liga (NHLPA), Donald Fehr.
Pero mejor vamos por partes, les explico más o menos de qué se trata.
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Retomemos un poco de la historia: Desde la llegada de Bettman a la presidencia de la NHL, han ocurrido tres grandes disputas entre jugadores y dueños; la primera (1993-94) derivó en una temporada recortada a 48 juegos por equipo y la segunda (2004-05) a la cancelación definitiva de la temporada en su totalidad. Lo que hay en común entre los paros anteriores es la redacción de un CCT que terminó por inclinar la balanza a favor de los patrones y a reforzar la camaradería de los deportistas. En 1994-95, se estableció el tope salarial para jugadores novatos y en 2004-05, se asignó el 54% de los ingresos de la liga para los jugadores, lo cual ajustaría el límite de la nómina de forma proporcional.
En el pleito que hoy aqueja a la liga, el cual comenzó el pasado 16 de septiembre, no se ve luz al final del túnel, por no hablar de la cantidad de temas que se encuentran en la agenda bilateral de la liga y el sindicato; por ahora, ya se ha cancelado toda la pretemporada, y si el miércoles no se llega a un acuerdo, se comenzarán a trasquilar los juegos de la temporada regular. Mientras los de pantalón largo tratan de resolver los desaguisados del pleito con su típico "estira y afloja" legal, muchos de los jugadores más importantes de la liga comienzan a mudar sus talentos hacia las ligas europeas en búsqueda de no quedar parados en los siguientes meses.
Gary el Sucio y Donald el Necio |
La temporada pasada, las relaciones entre la NHL y la NHLPA se volvieron inmensamente álgidas tras el veto aplicado por los segundos a la propuesta de "realineación" de las conferencias y divisiones de liga derivada de la mudanza de la franquicia que fuera de Atlanta hacia Winnipeg, por lo que el campo no estaba demasiado fértil en vistas de la elaboración del nuevo CCT. El vicio de procrastinar invadió a ambas partes desde la firma del acuerdo de 2005, y el tiempo se vino encima nuevamente, señal inequívoca de que ni Bettman ni Fehr han estado haciendo su chamba como deberían; la poca popularidad del primero y la inflexibilidad del segundo podrían hacer que la NHL retroceda los pasos de gigante que dio durante los últimos ocho años.
Los dueños pusieron los temas importantes sobre la mesa el pasado mes de julio, como el del ajuste del tope salarial de acuerdo al ingreso neto de cada franquicia y los lineamientos en los reglamentos de contratación en relación con novatos, agencia libre no restringida, contratos para novatos, establecimiento de salarios "uniformes" que no crezcan en cantidad con los años y apoyo financiero hacia los mercados más pequeños de parte de los que reciben más ingresos. La NHLPA pidió un plazo de un mes para poder presentar una contraoferta sustentada en los informes financieros de la NHL, y cuando lo hizo, se encontró con la oposición del Consejo de Dueños. Así han pasado seis semanas hasta el día de hoy; mientras se escribe esta nota, la guerra fría entre ambas partes continúa.
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Yo también extraño el hockey... (Brian Bahr / Getty Images) |
No se puede escamotear lo que es visible para todos, el paro patronal de la NHL va para largo, y si no se resuelve pronto, sus consecuencias comenzarán a sentirse muy pronto; el paro de 1994-95 llevó a tres franquicias a mudarse hacia otros mercados más prósperos y la wake up call de 2004-05 obligó a la liga a transformarse radicalmente en todos los aspectos. Es muy difícil predecir qué sucederá si llegara a darse un caso dramático como el de hace ocho años, los cimientos serían bastante inestables para volver a empezar y la transición sería dolorosa; de lo que hay mucha certeza es de las pérdidas a nível espectáculo que se sufrirían, que para los románticos del deporte son más penosas que las económicas.
¿Podrán los LA Kings defender su campeonato con el mismo corazón con el que lo ganaron?, ¿qué pasará con las súper estrellas que cambiaron de aires?, ¿será el regreso triunfal de los que tuvieron problemas por lesiones?; ¿quién será el novato del año?, ¿el mejor defensa?, ¿el mejor portero?, ¿quién anotará más goles?, ¿más puntos?; ¿cuál será el destino de los grandes veteranos?, ¿qué rivalidades se volverán más tensas?; ¿quién será la sorpresa de la temporada?, ¿qué equipo dará la campanada? ¿quién es el mejor jugador de hockey sobre la tierra?, ¿quién levantará la Stanley Cup?...
Todas esas preguntas han quedado sin respuesta por ahora, es cuestión de esperar que este problema se resuelva. Ojalá que la Serie Mundial nos dure siete juegos, ojalá la NBA explote para recuperar el tiempo perdido y ojalá que mi Toluca llegue a la Liguilla de la insípida Liga MX, porque si nada de esto ocurre, mi fin de año será muy triste.
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