Esperanza Spalding (Foto de Johann Sauty) |
El Lunes comienzo mi último año de estudios universitarios. Tantos pendientes: Artículo de titulación, Servicio Social, unos cuantos créditos y listo. No puedo creer aún que me falte tan poco para terminar la carrera, pero este es el momento para comenzar a creérmela. La incertidumbre es cada vez mayor, las ansias crecen.
En este momento sigo (re)leyendo a Saramago, previa escala en Banana Yoshimoto y Clarice Lispector. "El Evangelio Según Jesucristo" es de hecho uno de mis libros favoritos, por lo que voy degustándolo y pensándolo de a poco. Hay tanto que leer en mi cómoda, y lo peor del caso es que eso será detenido por las lecturas del semestre. Lo cierto es que siempre me cuesta abrir los libros durante las vacaciones...
He descubierto también un interesante gusto por el jazz que vivía oculto y tímido muy dentro de mí. Me he vuelto adicto tanto a cantantes como Esperanza Spalding y Melody Gardot, como a instrumentistas clásicos como Chet Baker. Me urge también que me den una recomendación discográfica para adentrarme en el opus de Miles Davis. La voz y capacidad interpretativa de esa niña llamada Nikki Yanofsky, canadiense de 16 años es, desde mi punto de vista, de una madurez extraordinaria. No sabía que Pablo Milanés tuviera una hija (Haydée) que cantara, soy dichoso de saberlo ahora.
Mi bloqueo mental abarca desde los partidos de fútbol en la televisión (mi equipo, Campeón y todo, sigue en pretemporada), pasando por el encierro voluntario en casa (...), hasta la digestión de los hechos que ocurren en el país: Un narcotraficante caído llamado Nacho Coronel en Guadalajara (¿Se desatará la violencia del narco en Jalisco?), tres periodistas secuestrados presuntamente por el cartel de Joaquín "el Chapo" Guzmán en el cumplimiento de su ético deber de informar a la gente (ser periodista es peligroso en estos días, ¿verdad?), y la llamada a un debate abierto sobre la posible legalización de las drogas por el presidente Calderón (En mi opinión, la violencia no se va a solucionar así, y si así lo creen en el gobierno y en la sociedad, no vale la pena discrepar).
El clima es una locura, como brilla el sol, llueve, como se nubla amenazante el cielo, surgen los relámpagos. Son tiempos difíciles para ser mexicano, la coyuntura llamada "Fiestas de Bicentenario y Centenario" debería obligarnos a reflexionar sobre lo que queremos del devenir de México, pero al parecer sólo habrá una gran fiesta estilo XV años y muchos gritos aguamieleros de colores patrioteros mal entendidos, sin olvidar los litros de tequila, los pasos de baile y las garnachas.
Agosto, por ser el mes de mi cumpleaños, no puede ser tan malo, pero predecir los tiempos en este país es lo que sigue a imposible...
Saludos...
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