Eruviel Ávila Villareal, Gobernador Electo del Estado de México (Mario Ugarte / AP) |
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Augusto Monterroso, "El Dinosaurio"
El pasado domingo 3, se celebraron elecciones en cuatro estados del país: Hidalgo, Coahuila, Nayarit y el Estado de México. Mientras el primero sólo renovó a sus autoridades municipales, los otros tres también eligieron a sus nuevos Gobernadores. Los mexicanos sabíamos bien de la importancia que tenía esta elección en la vida política nacional, pues falta sólo un año para las elecciones federales que renovarán todo el Poder Legislativo, además de que se elegirá al próximo Presidente de la República.
Los resultados fueron, hay que decirlo así, los esperados, regresó el viejo hábito priísta del "carro completo"; el PRI volvió a mostrar su jugoso músculo, aprovechó la ineptitud de muchos y el abstencionismo de otros, para hacerse de todas las fichas en juego. En Coahuila gobernará Rubén Moreira Valdés, ex-diputado federal y hermano del ex-gobernador, Humberto, hoy líder del Tricolor. Nayarit será dirigida por Roberto Sandoval Castañeda, ex-alcalde de Tepic, ciudad capital del estado. El Estado de México, punto de todas las miradas, tendrá como nuevo líder a Eruviel Ávila Villegas, dos veces ex-alcalde del municipio más poblado de esa provincia, Ecatepec.
Especial morbo causó la elección del Estado de México debido a que es la entidad que gobierna uno de los principales aspirantes a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto. Hubo un enorme interés de los otros partidos, fomentado en gran medida por los grupos de poder dentro de ellos, para tratar de evitar que el PRI volviera a ganar esta entidad, como ha sucedido desde hace más de 70 años; al final no hubo acuerdos entre ellos. Debido a la radicalización de las izquierdas (el PRD y el PT, divididos como espejo roto), y a la disminuida credibilidad del PAN como partido en el poder, los pocos votantes activos han decidido dar un salto al vacío con el PRI y sus aliados.
"Abstencionismo" es una palabra que en cada elección se escucha con mucha fuerza en los medios de comunicación, y sin duda fue un gran aliado de la máquina política priísta en el Estado de México. Mientras en los otros tres estados hubo un porcentaje relativamente alto de participación, en la entidad mexiquense sólo el 43% de los ciudadanos ejercieron su voto. Más allá de los municipios que estuvieron sufriendo con inundaciones debidas a las lluvias que azotan la parte central del territorio mexicano, los números son alarmantes, como si reflejaran un conformismo o una resignación ante un resultado que para muchos era inminente.
La victoria total del Tricolor en esta elección, y sobre todo en el EdoMex, refuerza en muchos sentidos la idea popular de que Peña Nieto será el próximo inquilino de Los Pinos, debido en gran medida a que hizo presente el llamado "voto duro" del partido como el tiro ganador con el que contarán el próximo año. Sin embargo, no hay que descartar, aunque los panoramas en esos rumbos están llenos de bruma, que las demás fuerzas políticas relaman sus heridas a marchas forzadas.
Más allá de los berrinches, las izquierdas deben aprender que separadas no van a llegar a ningún lado; es menester recordar que Andrés Manuel López Obrador, para muchos aún la esperanza de los desfavorecidos históricos del pueblo mexicano, sigue teniendo una enorme presencia. El PAN puede contar con su poder en otros estados para dar pelea en el 2012, pero deberá de trabajar mucho para convencer a los votantes de que su deteriorada opción puede prevalecer; se antoja para el recurso de Guerra Sucia que tanto les ayudó hace cinco años.
Tampoco hay que olvidar que todavía falta una elección en Noviembre para renovar Gobernador, en uno de los barriles de pólvora del país: Michoacán.
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No es que quiera, es que es necesario hablar del nuevo escándalo en el cual está envuelto la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo. Hace una semana, esta mujer reveló que sí tuvo un pacto político con Felipe Calderón, un intercambio de favores que permitió a Gordillo hacerse de escaños de poder en los organismos gubernamentales, a cambio de los votos que permitieron que Calderón se hiciera con la Presidencia.
Uno de estos crisoles de poder fue el ISSSTE, cuyo ex-director, Miguel Ángel Yunes Linares, acaba de sacar a luz unas incendiarias declaraciones que revelan una serie de manejos sucios de los dineros públicos. Yunes mencionó que Elba Esther le pidió MX$20 millones de pesos mensuales del presupuesto del ISSSTE para su partido, Nueva Alianza, claro delito de desvío de fondos y lo que parece ser la punta de un iceberg de aguas negras.
¿A qué nível se ha permitido crecer al poder de Elba Esther Gordillo, heredera de las más mañosas maneras del viejo régimen priísta, del sindicalismo "charro" y de sus manejos discrecionales? En un momento en el cual este personaje está buscando cambiar su posición en el tablero del inestable panorama político, se encuentra con una enorme bomba que le ha colocado un hombre al cual se le debe cuestionar por su largo silencio y su tono calumnioso, pero que decidió no ser cómplice silencioso de una de las máquinas de corrupción mejor engrasadas del país.
Ojalá se aclare todo este lodazal, el cual, si es llevado de la manera correcta, sin intereses políticos y tratos bajo la mesa, puede significar el fin de uno de los lastres más pesados con los cuales carga un país hambriento de apertura democrática y transparencia.
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