He estado pensando desde hace un mes en las palabras para describir un disco tan memorable y maravilloso; no me sentía seguro hasta el día de hoy para hablar del álbum que me ha causado el peor síndrome de abstinencia en años, pero considero que éste es el momento. Como cuarta entrega de mi Top 20 de trabajos discográficos, les ofrezco mi reseña de uno de los más bellos discos que se hayan grabado en la década de los 90's, Grace (1994) de Jeff Buckley.
Jeffrey Scott Buckley (1966 - 1997) es, en mi opinión, la pérdida más dolorosa en el panorama musical de los años 90's; un artista marcado por un destino de sangre, su padre era el dios del folk psicodélico Tim Buckley, quien murió a los 28 años por sobredosis. Californiano, criado por su madre y por su padrastro, "Scotty", como lo llamaban en familia, aprendió música alejado de la obra de su padre, con la cual se enfrentaría simbolicamente hasta la edad adulta, en abril de 1991, en un concierto homenaje en la Iglesia de Santa Ana y la Santísima Trinidad de Nueva York que lo puso en el mapa.
Fue en la Gran Manzana donde ese joven guitarrista desarrollaría sus depuradas habilidades, arropado por el guitarrista Gary Lucas, en la escena alternativa de los clubes de la ciudad; tardaron poco los ejecutivos de Columbia Records en darle una oportunidad de grabar un disco de estudio, además de que editaron Live at Sin-é, EP con versiones en vivo desde la cafetería que fue su guarida, el Sin-é de East Village en Manhattan.
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Cualquier fan de Nirvana podría decir que estoy loco, que no hubo pérdida más grande que la de Kurt Cobain en los 90's; pero al decir que la muerte de Buckley fue más trágica me baso en una sola premisa: Nirvana grabó 3 discos de estudio y un MTV Unplugged, mientras que Jeff Buckley sólo terminó un álbum y dejó un segundo a la mitad. Kurt se quitó la vida en el cenit de su popularidad, Jeff se ahogó en el río Wolf de Tennessee bajo extrañas circunstancias y con un futuro prometedor por delante. Además, por si no fuera poco, la heredera del gran apóstol, Frances Bean Cobain, se tatuó en los brazos los primeros versos de "Grace".
Además, la música de Jeff Buckley es la antítesis de la estética del grunge que imperaba a mediados de esa década; en alguna ocasión Bono, el líder de U2, dijo sobre él, "era como una gota pura en medio de un océano de ruido", frase que resume en gran parte lo que lo hace diferente a la música de la época. Su voluntad creativa responde a influencias muy diversas: los solos de guitarra de Led Zeppelin y las melodías de The Smiths; la voz dolorosa de Edith Piaf y la calidad interpretativa de Nina Simone; letras como las de Bob Dylan y Leonard Cohen unidas a una técnica vocal que lograba mezclar a su padre, al mejor Van Morrison y al pakistaní Nusrat Fateh Ali Khan.
Grace fue el campo de cultivo en donde Jeff Buckley derramó todo ese aprendizaje que sus influencias y su bagaje en Nueva York le dieron; su música es una Piedra Rosetta que, si bien no se terminó de escribir, ha marcado caminos que explican en gran parte el devenir de la música en nuestros días, más allá de la industria y de la difusión. Las inquietudes sonoras de Buckley eran muchas, poseía la actitud más extravagante y el espíritu más puro del rock, el cual resanó con jazz, folk, música coral y gospel. Al igual que lo hizo su padre, supo expandir sus horizontes musicales manteniendo un sello sólido y coherente, marcado por su carisma personal, su habilidad para tocar la guitarra y por una poderosa voz de tesitura amplísima, deseosa de derrochar su sensibilidad pasional y sincera.
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A finales de 1993, Buckley entró al estudio acompañado por una banda recién formada: el bajista Mick Grondahl y el baterista Matt Johnson; poco después se agregaría un nuevo guitarrista, Michael Tighe. La ambición de Buckley dejó impactada a la gente de Columbia, quienes no sabían cuál iba a ser el proceder del artista a lado del productor Andy Wallace; Buckley grababa una y otra vez las partes de guitarra y voz hasta que estuviera contento con el resultado, y se la pasaba todo el tiempo hablando sobre diferentes posibilidades de arreglos y mezclas con Wallace. Pasaron largos meses hasta que el resultado final salió al mercado en agosto de 1994, un material que evocaba los aromas de café, humo, alcohol y madera de los bares neoyorkinos, combinados con la extravagancia de una soberbia producción. Volátil y versátil, dulce y amargo, arrollador y sereno, como el carácter de su creador...
En los dos primeros tracks del disco, participó el viejo amigo y mentor de Jeff, el guitarrista de blues Gary Lucas, como compositor e intérprete. "Mojo Pin" comienza como un trance de incertidumbre, la guitarra va despejando la niebla y revela el poderoso y fluido falsetto de Buckley que va describiendo un sueño sobre una adictiva belleza negra, a la par de que la banda va presentando su habilidad in crecendo convertida al final en un caótico grito de furia. "Grace", canción que da título al disco, habla sobre la mortalidad y su relación con el saberse amado; el riff de guitarra es un prodigio técnico, la voz de Buckley visita cada una de sus octavas y los arreglos de cuerdas le dan una profundidad al sonido mucho mayor. No temo al decir que es una de las canciones más espectaculares de su década.
El tercer track es "Last Goodbye", la que fue el único éxito comercial del álbum, un track sobre lo doloroso que es el lento final de una relación; la línea de bajo de Grondahl es simplemente extraordinaria, memorable, y el trabajo de Johnson en la batería es de lo mejor del álbum. Los ultimos segundos de esa canción son, en mi opinión, un microcosmos de todo el sonido de Buckley. Le sigue un cóver tomado de Nina Simone, "Lilac Wine", canción embriagante como el vino que describe, donde Jeff crea una atmósfera de confusión, amor y emoción que supera a la versión de Simone. "So Real", quinto track, es un corte extraño, por no decir deficiente, del trabajo, una canción que parece describir los delirios dichos durante un sueño; de nueva cuenta se nota la enorme plasticidad de las notas que la voz de Buckley podía cantar.
El sexto track es el que firma el carácter mítico de Jeff Buckley, su versión del "Hallelujah" de Leonard Cohen. Pareciera que la guitarra se convierte en un arpa y que la voz de Buckley se desnuda por completo, como si de un Orfeo moderno se tratara. La interpretación convierte cada una de las palabras de este tema en momentos trascendentes y vitales, como si lograra que cada una de ellas dijera otras mil. Recuerdo la vez que la escuché cuando estaba en París, entrando a una tienda de discos en Boulevard Montmartre; recuerdo que no desaté lágrimas pero sí tuve una sonrisa que describió lo que sentí. Ese momento fue el gran responsable de que me adentrara en la música de Buckley y, en menor medida, en la de Cohen.
"Lover, You Should've Come Over" es el siguiente track, una de las baladas más hermosas escritas en la historia. Toda la canción es perfecta: una dolorosa letra que habla de las incertidumbres de la vida adulta, de la confusión que causa la pérdida del ser amado y de lo que un hombre es capaz de hacer por tener a esa persona a su lado. El rasgueo de la guitarra de Buckley va contando la historia a la par de su voz; los detalles de coros gospel acompañan los versos más memorables, convirtiendo a la canción en un pasaje sublime del disco. A continuación, una muestra de lo que la voz de este cantante tan genial podía hacer: en "Corpus Christi Carol", canción tradicional arreglada por el compositor Benjamin Britten, con la cual Buckley juega a ser un niño cantor; nos muestra que también podía deslizarse hacia los géneros más cultos como el de la música coral.
"Eternal Life", la parte más ruda del trabajo, es una canción que muestra la vena más rockera de Buckley, una canción de protesta llevada por un ritmo frenético y furioso. La letra es una queja contra el gobierno, el racismo y los horrores de las guerras y genocidios alrededor del mundo. Finaliza el álbum con "Dream Brother", en mi opinión el más misterioso del disco, que habla sobre una advertencia a un amigo cuya vida va en una mala dirección; la canción parece contener referencias a Tim Buckley, el padre que abandonó a Jeff y a su madre, como si buscara saldar una cuenta con él.
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Jeff se fue de este mundo demasiado pronto, dejando un disco incompleto; las grabaciones se editaron de forma póstima bajo el nombre de Sketches for My Sweetheart the Drunk. Este trabajo es sólo un esbozo de la dirección que esa carrera tan prometedora iba a tomar de no haber muerto en el caudal de aquel río traicionero en Mayo de 1997. Se han editado a lo largo de estos años muchas más grabaciones perdidas, además de conciertos en vivo y documentales sobre su legado artístico; sin embargo, Grace sigue siendo el álbum que derrite a músicos y críticos por igual con su refinada perfección.
Desafortunadamente, como leí en alguna parte de la web, el material compilatorio es un recurso no renovable, por lo que difícilmente volverá a salir más material inédito de este genio. La edición Legacy de este álbum contiene gran parte de este material, incluyendo "Forget Her", otra gran balada de desamor que se quedó fuera del corte final por ser una canción "demasiado personal" para su autor. Desde mi punto de vista y de muchos fans, éste es el onceavo track del disco, y debe ser considerado como parte de este trabajo.
Mientras esperamos pacientemente la película sobre su vida, la cual cuenta con el apoyo de Mary Guibert, madre y albacea del mito, no dejemos de deleitarnos con lo poco que tenemos del genio de Jeff Buckley, el último gran ícono trágico del rock, una de las mejores voces de la historia y una de las leyendas más adoradas de la música popular.
Una de las tantas fotos que le tomó la fotógrafa Merri Cyr, quien también tomó la placa de la portada del disco. |
Tracklist:
- Mojo Pin
- Grace
- Last Goodbye
- Lilac Wine
- So Real
- Hallelujah
- Lover, You Should've Come Over
- Corpus Christi Carol
- Eternal Life
- Dream Brother
- Forget Her
Escuchando el disco. Muy buena aportación, gracias.
ResponderEliminarDe nada... Espero te haya gustado...
ResponderEliminarBien por eso Beto... Gracias por comentar...
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