noviembre 16, 2011

Michoacán: Hacia una teoría de la Teoría de Conspiración Política / Amoroso Rayito de Esperanza 2.0

Vallejo y "Cocoa": Dos tipos muy cuidados. (CNN México)

El pasado lunes, se declaró la victoria, aún no oficial, del candidato del PRI a la gobernatura del estado de Michoacán, Fausto Vallejo. Según estos cómputos, la elección en esta entidad fue una de las más cerradas que se recuerden a nivel estatal en México; la diferencia entre Vallejo y la candidata del PAN, Luisa María Calderón, fue de 2.6%; y con el candidato del PRD, Silvano Aureoles, fue de 6.5%. Además, el PRI se hizo de casi la mitad de las curules del congreso estatal.

Ésta fue la última elección antes de las federales de 2012, por lo que también es un laboratorio de algunos síntomas que podrían ocurrir el próximo mes de Julio; las declaraciones de Cocoa Calderón después de darse a conocer los resultados preliminares del conteo rápido son alarmantes en ese sentido. Lo que dijo la candidata panista es bastante grave, y necesita ser fundamentado para no provocar divisiones entre los ciudadanos michoacanos: según Cocoa, el PRI ganó la elección gracias a que fue apoyado por los grupos criminales dominantes en la entidad, específicamente la Familia Michoacana, causa de un enorme miedo y abstencionismo, por lo que la elección debe ser anulada.

Vayamos a la historia reciente: hay algo que aquel desastre de las elecciones federales de 2006 nos enseñó: en política, es esencial vivir y dejar vivir; paradojicamente, ahora es el PAN el que pide el "voto por voto" que los perredistas buscaron en vano hace cinco años. Por el bien de Michoacán y por la imagen propia y de su partido, Cocoa Calderón debería reconocer el resultado de la elección; la coyuntura política es frágil, y pedir un reconteo sería echar más leña a un incendio incontrolable. Pero si tiene los elementos para sustentar su acusación; si Felipe, su hermano presidente, le ha facilitado información reveladora, entonces que la presente, y si no la tiene, entonces que calle para siempre.

Una reflexión me queda: conspirar ha sido el deporte del sexenio, el "sospechosismo" ha sido constante en los once años de gestiones panistas. Conspiramos en Twitter, conspiramos en los medios, conspiramos en las conversaciones de la vida diaria; que si la epidemia de influenza fue una falsedad, que por qué no se contó "voto por voto" en 2006, que por qué paró "el Conejo" en Sudáfrica y no Ochoa, que si a Mouriño y a Blake "los accidentaron", y un largo etcétera.

Setenta y un años de priísmo nos dejaron tatuada cierta tendencia al autoritarismo, todo era como nos lo pintaba el partido y los medios; de ahí que en los últimos tiempos, y gracias a los avances de las telecomunicaciones, conspirar resulte tan sencillo. No es malo discrepar mientras se tengan argumentos, pero conspirar por el simple y divertido acto de conspirar es un vicio del cual nos tenemos que deshacer.

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AMLO y Ebrard: Dos tipos de cuidado (APF / Omar Torres)

El día de ayer, a mediodía, se reunió las altas planas de los partidos de izquierda para elegir a su candidato para la Presidencia. Con unas encuestas bastante raras y una conferencia de prensa muy divertida, se determinó que Andrés Manuel López Obrador "se encuentra mejor posicionado" que Marcelo Ebrard, por lo que "el Peje" será candidato por segunda vez. Un cómico "besado de manos", parte medular de un rosario de abrazos y elogios, selló el pacto de las tribus del PRD, el PT, el MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) y el Movimiento Ciudadano (antes Convergencia).

Aquellos que pensaron que volvería a haber gritos y sombrerazos, como los que han caracterizado a "los zurdos" en el sexenio, tienen aún su derecho a sospechar en que la ruptura sólo se ha maquillado. La derrota perredista en Michoacán, estado que habían gobernado por una década, prendió focos rojos, por lo que era necesario, aunque no tan deseado, que hubiese un candidato único para Julio. El precio político de llegar separados al 2012 hubiese significado la quiebra total de una corriente que tiene que relamerse, y rápido, las heridas.

Marcelo Ebrard será un aliado fuerte, probable secretario de Gobernación en caso de ganar; tendrá que ser el cimiento más fuerte del tabasqueño, darle credibilidad y apertura a un candidato que ha sido bastante golpeado por sus detractores y por errores propios. AMLO ha mostrado más serenidad, tolerancia y apertura ante los grupos que en 2006 atacó; ahora será cuestión de juntar a sus militantes y de convencer a los indecisos de que ese cambio de postura ha sido para bien. En pocas palabras, este "Peje" se perfila, al menos en su fachada, más "amoroso" y nutritivo que el anterior.

Si me lo preguntan, en este momento no hay a quién irle...

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