Un día como hoy, hace 10 años, el espíritu de George Harrison emprendió un viaje más allá de lo trascendental.
Como guitarrista, fue genial a su propia manera: tranquilo y discreto detrás de las personalidades arrolladoras de sus comparsas, hizo de los Beatles la banda de pop más influyente y elemental de nuestra era. No quería salvar al mundo como John, tampoco era melodicamente ambicioso como Paul, y mucho menos era tan divertido y sincero como Ringo... George era George, el discreto, el silencioso.
Mientras Lennon y McCartney tejian el soundtrack de una generación, Harrison fue madurando poco a poco, para desencadenar toda la riqueza de su trabajo como compositor. No tuvo demasiadas oportunidades, pero casi siempre demostró que su música era de una savia distinta: "Taxman" fue una agresiva protesta contra los impuestos en Inglaterra, y "Long Long Long" es una serena y ambigua suite psicodélica; mientras "Piggies" perturbó la mente atormentada del asesino Charles Manson y su clan, "Here Comes the Sun" es un canto a la vida que produce el calor del astro rey; "While My Guitar Gently Weeps" es una canción que habla del destino como motor de la vida, y "For You Blue" es un magnífico y memorable blues, hecho de la más pura química beatle.
"I Need You" y "If I Needed Someone" son baladas efectivas y degustables, pero "Something" es, sin temor a equivocarme, el himno al amor más hermoso de la historia de la música pop. El poder indescriptible de la belleza de Pattie Boyd, fue la fuerza detrás de esas canciones, la misma que años más tarde huiría hacia los brazos de otra deidad de la guitarra: Eric Clapton. Menudo pacto de amigos sellado por el amor de la misma mujer...
*****
Rota la alianza del cuarteto de Liverpool, George se dedicó a estudiar las filosofías orientales que tan profunda huella marcarían en sus composiciones y en su personalidad. Con ayuda de su maestro, el gran Ravi Shankar, se sumergió en el mágico sonido de la música clásica india. Mientras John encontró finalmente la paz para su corazón indomable en su hijo Sean, George la encontró en la meditación y en la trascendencia del hinduísmo, a orillas del Ganges, con sitar en mano.
Entre tanta espiritualidad, siempre había tiempo para el viejo rock n' roll. Harrison editó 11 discos de estudio más uno póstumo que fue terminado por Jeff Lynne y por su hijo Dhani. Sin duda, destaca entre este corpus el delicioso All Things Must Pass (1970), álbum triple que engloba las ambiciones como músico que no logró cristalizar con los Beatles.
Palabras quedan, palabras van al viento. El legado de George Harrison va más allá de haber sido el corazón solista de los Beatles. Pocos ídolos pop en la historia han sabido manejar su fama como lo hizo él, de forma tranquila y serena, sin presiones creativas, sólo pasión y mucha creatividad.
En paz descanse George Harrison. ¡Gracias por la Música!
Gracias Beto. George también significa mucho para mí, y cuando supe que murió fue un día muy triste. Lo escuché en la radio con Jacobo Zabludovsky cuando salía de la escuela y estaba muy alterado.
ResponderEliminarSabes que yo siempre estoy abierto a los covers. Estos suecos sí que se oyen densos, y la versión es muy buena, todo un viaje como tú dices.
Exacto, él era así discreto y sencillo. En lo personal era mi favorito del cuarteto y sobre todo que cuando llego a la madurez su belleza era superior a la de sus ex´s compañeros.
ResponderEliminarMuy buen post estimado Franz.
Saludos desde el diván.
Pequeña y dulce Aldonza, me da gusto que vuelvas por estos lares. Sin duda, también era mi favorito. En cierta forma me enseña que se necesita mucha paciencia y constancia para lograr las mejores cosas.
ResponderEliminar