Antes que nada, les ruego que le echen una leída al magnífico artículo de Arno Burkholder de la Rosa en CLIONÁUTICA (con todo el rigor de un historiador comprometido) sobre esta lucha civil que muchos ciudadanos mexicanos hemos comenzado a ejercer en inconformidad hacia la violencia que flagela a nuestro país todos los días desde hace ya mucho tiempo. Por iniciativa del célebre caricaturista mexicano Eduardo del Río "Rius", ha corrido a través de las redes sociales la imagen que coloqué en la entrada anterior de este blog, así como en mis cuentas personales de Twitter y Facebook.
No hace falta decir de nuevo que lo que está ocurriendo en nuestro país es una salvaje y cruenta carnicería que está afectando diferentes centros de nuestro país, como son los ejemplos de los estados de Michoacán, Guerrero, Veracruz, Sinaloa, Tamaulipas, Sonora y Chihuahua. Caso aparte es el infierno en la tierra en el cual está convertida la tantas veces mártir Ciudad Juárez. (Insisto, se han tardado los cascos azules).
Recordemos que durante la gestión del presidente Felipe Calderón, el ejercito mexicano ha salido a las calles de las ciudades a confrontar a los criminales como parte de una supuesta lucha en contra del narcotráfico que ha costado bajas humanas en ambos lados, pero que ha dejado también a su paso cadáveres de personas inocentes. Ni hablemos del prestigio cada vez menor que los castrenses tienen entre nuestra sociedad, y de la enorme partida del presupuesto federal que ha sido gastado en armamento y transportación de personal.
La cantidad de 34612 muertos y contando está muy lejos de ser una estadística más, pues se trata en su mayoría de vidas civiles que han sido arrancadas de forma injustificada por las balas que se han disparado en esta disparatada contienda. Lo que también resulta grave es que la gran mayoría de los mexicanos no tenemos ni idea de qué tanto ha cumplido esta guerra su "objetivo" de debilitar la fuerza del mercado de estupefacientes en el país.
¿Quién va ganando la guerra de Calderón?
¿Acaso el presidente creía que crear este conflicto sería tan fácil como jugar Risk o Age of Empires?
A veces, al leer en el periódico las crónicas de los encontronazos entre el personal militar y los sicarios del crimen organizado en las ciudades del país, en vez de imaginar las gestas heroicas de los ejércitos americanos (the good guys) de las palomeras películas de guerra, me vienen a la mente películas de western malonas donde no sabemos el porqué los vaqueros se disparan. A lo que voy es que no entiendo en ocasiones si al final va a triunfar el "bien" o la pelea seguirá ocurriendo hasta que mueran todos.
¿Acaso la lucha armada del gobierno de Calderón está más allá del bien y del mal?
¿Podemos los mexicanos tomar una postura ante esta situación tan decadente?.
Volviendo al artículo de Burkholder, llama la atención que Arno haga énfasis en aquellos individuos e instituciones que han intentado descalificar a los que han puesto en los avatares de sus cuentas de redes sociales la imagen de "NO + SANGRE". El ver que la situación social en México se ha agravado a niveles de tener ciudades y estados inhabitables para los ciudadanos, ha llevado a los mismos a expresar su inconformidad ante el statu quo y las instituciones gubernamentales, comenzando por el Ejecutivo, promotor y financiador de la derrama de sangre.
¿Acaso el expresar la inconformidad hacia el mal gobierno nos hace menos mexicanos?
(En ese caso, México es un territorio con muchos millones de apátridas).
Finalmente, me gustaría recuperar una entrada que publiqué el año antepasado en este blog sobre la muerte del capo Arturo Beltrán Leyva por la Armada de México y el posterior asesinato de la familia del marino caído Melquisedec Angulo en manos de sicarios. Me gustaría citar aquí un fragmento del último párrafo del escrito, donde mencioné el poder que ha logrado demostrar Felipe Calderón en base a su guerra contra el narcotráfico:
Felipe Calderón, cegado por el poder que estas acciones le han dado (recordemos que llegó a su puesto entre dudas muy grandes), no dará marcha atrás, aún cuando siga creando viudas, madres y familias enteras plañideras, aún cuando siga fomentando más muerte y violencia.
La llegada de Calderón a la silla presidencial, antecedida por una victoria apretada y dudosa en las elecciones de 2006, fue demasiado turbulenta. La herramienta de poder que ha utilizado su gobierno para hacer crecer su credibilidad ha sido el sacar al ejército de sus cuarteles para combatir con las fuerzas del crimen organizado.
Esta guerra la está perdiendo la sociedad mexicana por el hecho de sufrirla en carne propia. Esta guerra se está convirtiendo en una bola de nieve que está asfixiando a nuestro país y destruyendo muchas de las raíces que a duras penas nos sostienen como país libre y soberano.
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