Juan Bautista Maíno (1569 - 1649) "La Adoración de los Magos", 1612 Óleo sobre tela, 124 x 68.5 cm Museo del Prado, Madrid, España |
Mi día, como la gran parte de mis vacaciones, lo pasé entre las paredes de mi habitación. Razones no encuentro para salir hacia el exterior (sólo ver a mi padre y a mi hermano son argumentos fuertes), habiendo en la Ciudad de México tantas buenas razones. Entre la temporada 6 de Dr. House en DVD, manzanas y rosca de reyes, nada más que reportar. Estoy pegado a la computadora esperando el correo del Servicio Social. La incertidumbre es algo común en estos días, entre cuesta de Enero y comienzo de año fiscal.
No me vendría mal, sin embargo, subirme en el elefante del rey mago Baltazar para pagar unas visitas a las personas que quiero. Voy a extrañar pasármela todo el día en la Universidad, ver a mis compañeras de generación, saludar a mis profesores, pues voy a ir cada vez menos por allá. Extraño a mis amigos. Le debo una salida al billar a E.F., quiero ir a comer con mi Domina y con K.P.A.G., echar unos tragos con mis cuates de la Prepa, tal vez escapar un fin de semana de la Ciudad...
Hace mucho que no le pido cosas a los Reyes Magos, mi infancia quedó atrás hace muchos años, pero recuerdo con mucha alegría esta época.
Tengo muy presentes el oro, el incienso y la mirra, son una forma de ver las cosas de la vida. El oro significa todo lo que tiene valor y belleza en la vida, el incienso son aquellas experiencias que expanden nuestros sentidos y nos enseñan a vivir más intensamente, y la mirra ejemplifica los momentos difíciles y el destino.
Lo único que puedo pedir en estos días que antes significaban juguetes y dulces es la bendición de vivir otro año más.
La cosa es no dejar de buscar...
La cosa es no dejar de buscar...
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