Esta toma de Photo Booth explica en gran parte cómo me siento en estos momentos: Duplicado e inseguro, pero listo para todo... |
"Y sal ahí a defender el pan y la alegría,
y sal ahí para que sepan que esta boca es mía"
Joaquín Sabina, Esta Boca es Mía
"El misterio en el corazón del significado. Eso era ella"
Salman Rushdie, El Suelo Bajo Sus Pies
La semana pasada, y lo anuncio con agridulce alegría, terminé oficialmente con mis clases de licenciatura. Me hacen falta 16 créditos para poder llamarme Licenciado en Historia del Arte. Sólo es cuestión de terminar mi Servicio Social, del cual ya llevo la mitad de las horas y en donde me estoy divirtiendo mucho.
Esta incertidumbre en mi vida es muy fuerte, necesito comenzar a trazar mis caminos; conseguir trabajo, hacer investigación, conectarme con la gente de mi gremio, hacer una maestría en el futuro y un largo etcétera. Como todo hombre joven, tengo muchos sueños, esperanzas y temores, y el mundo nunca ha sido fácil.
"Las carreras humanísticas están llenas de gente arrepentida" leí en el Twitter de alguna bloggera de las que sigo. Por eso es necesario dejar claro que los últimos cinco años han sido de los mejores en mi vida: he conocido a mucha gente y he bebido de muchas ideas, opiniones y formas de ver la vida, además de que he cambiado para bien en mi forma de ser y sentir. El Francisco Moreno que entró a la universidad a inicios de agosto de 2006 es remotamente diferente al que escribe estas líneas en esta madrugada bochornosa de mayo; no me arrepiento de casi nada.
Siempre he sido una persona muy inteligente y capaz, pero no soy del tipo de personas que le guste "machetear" en la vida, algo que debo de aprender a hacer en los siguientes meses. Necesito apretarme las gónadas y armarme de valor, llevo mucho tiempo viviendo con miedo y demasiado protegido. Hoy más que nunca necesito que mi Domina M.S.M. me llame la atención, que E.F. me recuerde de lo que soy capaz, o que K.P.A.G. me haga ver el lado positivo. Papá insiste en que debo de espabilar.
Llevo tanto tiempo, y tantas entradas, prometiendo que me disciplinaré, que haré las cosas mejor, que mejoraré como persona y me volveré más efectivo. Ojalá fuera tan fácil como decirlo en voz alta o escribirlo en alguna parte, pero siempre he terminado tropezando de nuevo.
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Justo cuando estoy abrumado con tantos pensamientos, cosas qué hacer, sueños y metas. Justo cuando empiezo a comprender en carne viva la angustia existencialista y lo que decía Sartre sobre ésta en "El Existencialismo es un Humanismo". Justo cuando hay tanta música, tanta literatura, tantas pinturas y tantos lugares qué visitar. Justo cuando mi vida se está meciendo entre paisajes desconocidos y constelaciones nuevas...
Me acordé de una pasión que creía superada, que se unió al pulso con el cual mi corazón ha latido en los últimos meses. Ocurrió el sábado, fue necesaria una rítmica presencia junto a mí para recordar el ardor de una llama que ha estado olvidada en mi alma.
Me di cuenta que mi pulso ha sido invadido por dos ritmos divergentes... No me ha quedado de otra más que dividirlo.
Me di cuenta que mi pulso ha sido invadido por dos ritmos divergentes... No me ha quedado de otra más que dividirlo.
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Hasta este momento, cuando he hablado de Ella (con mayúscula), me he referido a muchas mujeres por las cuales siento una afección desmedida. Muchas veces, he retomado, como buen artista del Renacimiento, diferentes partes de diferentes chicas para construir un Ideal. Estoy muy consciente que el Mito de Pigmalión [1] no pasará; ella no llegará a tocar las puertas de mi casa ni aparecerá encarnada desde los horizontes de mis pensamientos.
Hoy en día, ese ideal estúpido y enfermo vive en la existencia de dos mujeres, tan diferentes como son cada una de las olas del mar embravecido de mis sentimientos hacia ellas. Ambas llenan mi vida con su hermosa juventud y con el caudal inmenso de sus personalidades, las cuales enmarcan valores hacia los cuales siento una enorme fascinación. En común tienen la inteligencia, la capacidad de conversación, la enorme dedicación hacia lo que les apasiona y el halo de misterio y veneración que he trazado alrededor de ellas. Hay presencia de ellas en todo lo que rodea mi vida, incluso en la historia de este blog.
(A partir de este momento, me comienzo a referir a ellas por nombres shakespereanos, los cuales he elegido por mero azar más que por asociarlas con la obra del gran dramaturgo. Sólo espero que ninguna de las dos lea lo que he escrito).
De Imogena he hablado ya en el "Yo confieso..." #1, y muchos de mis pensamientos fueron escritos pensando en ella. Resumiendo, la conozco desde los 11 años y he vivido obsesionado con ella por más de una década. Es de rostro dulce, ojos vivos ligeramente almendrados, talla petite y trazos generosos. A ella asocio el lado más dionisiaco de mi personalidad [2], libre, alegre, amiguera, coqueta, un poco desenfrenada, pasional y llena de vitalidad. Cuando la conocí me era indiferente, pero al pasar los años y crecer comencé a interesarme en ella. Simbolicamente, representa mi llegada al De-Efe, mi adolescencia, los años secundarianos y la Prepa. Chicas que me gustaban y a quienes incluso dediqué mis primeras poesías pasaron, e Imogena sigue aquí.
Por otro lado, Minerva pertenece a mi vida más reciente, a los años de la universidad, a los viajes al extranjero y a los cambios de mi persona adulta. En ella veo un ideal mucho más apolineo: es más reflexiva, terrenal, creativa, curiosa, serena y analítica. En ese sentido es mucho más parecida a mí; a los dos nos gustan muchas cosas, y si no hacemos actividades diferentes tendemos al aburrimiento. Posee otro tipo de belleza, ojos grandes y brillantes, rostro redondo, cabello ondulado, manos grandes y sonrisa radiante. La conocí en un momento de crisis existencial, y a ella le debo en gran medida el no haber dejado los caminos que había tomado un año antes. Nos buscamos constantemente, cualquier pretexto es bueno. A Minerva me he referido en "Yo confieso... #4" y en los Mensajes en Enigma [3].
Los obstáculos comunes entre ellas y mi corazón son los mismos, y los tengo más que claros. El primero es el miedo a lastimarlas; nadie jamás será digno de sus lágrimas y de su dolor. El segundo es el valor de amistad que siento hacia ellas; en ambos casos están involucrados otras personas muy cercanas. El tercero, y el que más deseo evitar, es el miedo a perderlas para siempre y para mal; prefiero mil veces estar en sus mundos con un rol secundario que no tenerlas en absoluto dentro del mío. Eso último lo he dicho con dolor en el corazón.
Mi panorama está nublado y temo por no saber qué sigue en mi vida. Ahora más que nunca necesito de la gente que quiero para poder superar este momento de angustia y convertirlo en una oportunidad de ser una mejor persona. Se vienen tiempos muy difíciles, y lo mejor es que dirija mis esfuerzos en hacer lo que tengo que hacer. Hay tantos libros que tengo pendientes de leer, hay tantos lugares qué hacer, tantos sueños que realizar, tanta fatiga por sentir y tan poco tiempo...
De los tropiezos, puedo decir que son importantes para aprender. De las barreras, un bien necesario que ennoblece y desafía. Del corazón, un órgano que hace cosas muy misteriosas. Del futuro... lo espero todo.
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[1] Puedes leer el Mito de Pigmalión en las Metamorfosis de Ovidio.
[2] Sobre la dicotomía entre Apolineo y Dionisiaco, podemos recordar la estética de Nietzsche y la filosofía alemana. Si buscas en Google, puedes encontrar muchos usos que se le ha dado a estos conceptos a lo largo de la historia crítica del pensamiento. En historia del arte, podemos mencionar a Aby Warburg como uno de los herederos de esta tradición.
[3] En otra entrada de este blog reseñé qué es Enigma, la máquina de codificación que usaban los nazis para enviar sus mensajes ultrasecretos. Colgué aquí los mencionados mensajes (4) como recordatorios, para que no quedaran flotando esas ideas en mi cabeza y se perdieran. (FMV, I II III).
Hoy en día, ese ideal estúpido y enfermo vive en la existencia de dos mujeres, tan diferentes como son cada una de las olas del mar embravecido de mis sentimientos hacia ellas. Ambas llenan mi vida con su hermosa juventud y con el caudal inmenso de sus personalidades, las cuales enmarcan valores hacia los cuales siento una enorme fascinación. En común tienen la inteligencia, la capacidad de conversación, la enorme dedicación hacia lo que les apasiona y el halo de misterio y veneración que he trazado alrededor de ellas. Hay presencia de ellas en todo lo que rodea mi vida, incluso en la historia de este blog.
(A partir de este momento, me comienzo a referir a ellas por nombres shakespereanos, los cuales he elegido por mero azar más que por asociarlas con la obra del gran dramaturgo. Sólo espero que ninguna de las dos lea lo que he escrito).
Por otro lado, Minerva pertenece a mi vida más reciente, a los años de la universidad, a los viajes al extranjero y a los cambios de mi persona adulta. En ella veo un ideal mucho más apolineo: es más reflexiva, terrenal, creativa, curiosa, serena y analítica. En ese sentido es mucho más parecida a mí; a los dos nos gustan muchas cosas, y si no hacemos actividades diferentes tendemos al aburrimiento. Posee otro tipo de belleza, ojos grandes y brillantes, rostro redondo, cabello ondulado, manos grandes y sonrisa radiante. La conocí en un momento de crisis existencial, y a ella le debo en gran medida el no haber dejado los caminos que había tomado un año antes. Nos buscamos constantemente, cualquier pretexto es bueno. A Minerva me he referido en "Yo confieso... #4" y en los Mensajes en Enigma [3].
Los obstáculos comunes entre ellas y mi corazón son los mismos, y los tengo más que claros. El primero es el miedo a lastimarlas; nadie jamás será digno de sus lágrimas y de su dolor. El segundo es el valor de amistad que siento hacia ellas; en ambos casos están involucrados otras personas muy cercanas. El tercero, y el que más deseo evitar, es el miedo a perderlas para siempre y para mal; prefiero mil veces estar en sus mundos con un rol secundario que no tenerlas en absoluto dentro del mío. Eso último lo he dicho con dolor en el corazón.
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De los tropiezos, puedo decir que son importantes para aprender. De las barreras, un bien necesario que ennoblece y desafía. Del corazón, un órgano que hace cosas muy misteriosas. Del futuro... lo espero todo.
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[1] Puedes leer el Mito de Pigmalión en las Metamorfosis de Ovidio.
[2] Sobre la dicotomía entre Apolineo y Dionisiaco, podemos recordar la estética de Nietzsche y la filosofía alemana. Si buscas en Google, puedes encontrar muchos usos que se le ha dado a estos conceptos a lo largo de la historia crítica del pensamiento. En historia del arte, podemos mencionar a Aby Warburg como uno de los herederos de esta tradición.
[3] En otra entrada de este blog reseñé qué es Enigma, la máquina de codificación que usaban los nazis para enviar sus mensajes ultrasecretos. Colgué aquí los mencionados mensajes (4) como recordatorios, para que no quedaran flotando esas ideas en mi cabeza y se perdieran. (FMV, I II III).
Recuerda que existir es insistir
ResponderEliminar¡Felicidades por lo de la licenciatura!
ResponderEliminarDe verdad, admiro como lograste envolver este momento de tu vida en palabras.
Gracias por compartir algo tan hermoso!!
Gracias a los dos por sus palabras de aliento. Pensaba que estas palabras iban al viento, pero ahora sé que no... Muchos abrazos!!!
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