(A la manera de Julio Cortázar, Felipito otra vez...) |
Primero que nada, tiene que hacerse la promesa de realizar un listado de pendientes: sesiones de ejercicio por las mañanas, buscar una nueva afición nocturna, realizar la cita con el dentista de su hija. Tómese su tiempo, que si bien no cunde, sí amenaza.
Deje que la espontaneidad y el ocio lo distraigan más de lo que quisiera, si surge alguna fiesta, no dude en asistir; si necesita tomar el fresco, salga aunque el trabajo lo apremie; si debe tomar la siesta, hágalo sin complejos que lo agobien.
Tome en cuenta que mañana no es demasiado tarde para comenzar, pero si por alguna razón ha terminado aquel listado que le sugerí, traspapélelo entre los documentos de la oficina o entre los esbozos de los cuentos que no ha logrado terminar.
Continúe con su vida normal, y si todo sale como está planeado, se dará cuenta que las cosas importantes siempre se hacen en el tiempo debido, por más que uno las quiera aplazar.
Y yo me siento esclavo de ella...
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