Esta vez, les hablaré de la exposición que se encuentra en estos momentos en la Galería Arroniz Arte Contemporáneo, en el corazón de la colonia Roma. Es una muestra del trabajo reciente de la artista mexicana Mónica Espinosa (Ciudad de México, 1977) titulada "Blame It on Herr Schwarz et ses Pierres Espaciales", curada por Iván Mejía y cuyas obras exhibidas están disponible a la venta.
A esta reseña y a la siguiente de mi sección "Reporte Expo Temporal", la cual realizaré después, sólo las separan tres días y un parque en una glorieta. Sin embargo, ahora hablaremos de galerías y de Arte contemporáneo, a diferencia de las anteriores, donde he manejado muestras de museos públicos con objetos artísticos más tradicionales. No había asistido a una inauguración de galería en mucho tiempo, y esta exposición era más que buen pretexto para romper ese largo ayuno.
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Comencemos con un chisme indiscreto: la inauguración estuvo pactada originalmente para el pasado martes 13 de septiembre, pero por motivos relacionados al transporte de la obra, se tuvo que recorrer una semana después, al día 20; pese al cambio de fecha, la respuesta del público fue más que aceptable, ya que un buen número de personas abarrotó la pequeña galería.
Llegué a las 19:15 de la tarde, cuando apenas comenzaba a oscurecer en la colonia Roma, lugar caracterizado por sus exquisitos restaurantes, acojedores cafés, edificios de época, recintos culturales y galerías de Arte. A diferencia de los museos en general, donde una inauguración implica a menudo presentación de autoridades, discursos mareadores y listón inaugural, en las galerías no son comunes esa clase de florituras protocolarias.
Lo primero que vi, en la ventana lateral de la galería que da hacia la calle de Durango, fue una escalera plegable de metal, lo cual me hizo pensar que el montaje se había atrasado, pero mi capacidad de asombro fue perturbada una vez más al darme cuenta que era parte de una de las piezas; me di cuenta que en los roles de la historia del Arte, soy de papel demasiado conservador.
Al entrar a la galería, me encontré con B. I., compañera de la carrera de una generación arriba de la mía a quien no había visto en casi un año. Ella es de ese tipo de mujeres hermosas de fácil empatía, conversación fluida, voz diamantina y personalidad chispeante; un ser cósmico memorable cuyas palabras me ayudan ahora a dar una lectura de todo lo que vi.
Ir a una inauguración de una galería es como ir a un velorio, donde lo más importante es socializar y rascarle a las copas de vino (muy bueno, por cierto), y donde pocos conocieron al muerto en vida; donde las obras se pierden entre las masas de gentes: hipsters, estudiantes, stalkers, ancianos, drogados, señoras de la high, artistas, escritores y combinaciones bizarras de todas las variantes anteriores. Una galería es un espacio para la compra-venta de arte, y son pocos los dueños de estos espacios que permiten crear discurso a los artistas que manejan. Para un artista vender no es lo único importante, también lo es dar sentido a su trabajo mediante la lectura de un curador. Muchos de los que estaban presentes lograban entender del todo qué pasaba con el discurso de la artista, y sin duda eran muchos menos quienes tenían el dinero para comprar las obras expuestas. Podrían decir que me queda el saco, pero como egresado de la licenciatura en Historia del Arte, es menester visitar galerías de vez en cuando; los museos no lo son todo para ver Arte.
El bochorno que se armó dentro de la galería y tantas actitudes indiferentes e incómodas que vi en los asistentes no evitaron que me la pasara bien. Poco después llegaron otras mujeres conocidas: A.Z., A.N. y G.I., a quienes no había visto desde hace muchas lunas. Valió la pena recorrer la distancia, no sólo por verlas a ellas, sino también por lo que el evento artístico me encontré en la galería.
En el caso de esta exposición, encontramos una propuesta interesante fundada en varias experiencias personales y afecciones de la artista, amén de premisas conceptuales y técnicas presentes en su trabajo. La exposición se jacta de no tener un inicio claro y de no saber cuándo será su final, proponiendo un "evento cuántico" a su alrededor, en donde la exposición es parte de un continuum. La curaduría de Iván Mejía está muy bien entablada y es rica en significaciones y lecturas, lo cual vuelve a la exposición un momento interesante. La gran parte de este texto busca complementar lo ya escrito.
Las obra presentadas en "Blame It on Herr Schwarz..." forman parte de esa idea de continuidad temporal y espacial propuesta en la curaduría. De primera vista, las obras no parecieran comunicar nada, como si fueran eventos aislados producto del capricho, pero que revelan situaciones emocionales inquietantes: falta de comunicación, dicotomía ausencia - presencia, desilusión, derrota, aprendizaje, reinicio.
Mediante escultura, collage, fotografía, video, instalación y dibujos, Espinosa interviene en una series de lugares y situaciones que bajo su acto creativo adquieren significados poéticos riquísimos, relacionados directamente con eventos sucedidos en su vida reciente que señalan una situación de rompimiento o cambio brusco en su vida. Las obras son tecnicamente destacables, con citas a la filosofía oriental, a la poesía zen y a los haikús japoneses, pero lo interesante de su trabajo radica en la riqueza de referencias intangibles, de las cuales el lenguaje tiene el rol principal; las referencias a Ludwig Wittgenstein, el gran filósofo del lenguaje, no son de a gratis, sino que dan las herramientas y los límites de cómo la artista entiende su mundo y su vida.
El nombre de la muestra, enunciado interpretable como "La culpa la tiene el Sr. Obscuro y sus piedras espaciales", es un conjunto gramatical de inglés, francés, alemán y español que abre el panorama a una interpretación lingüística de toda la exposición; este tipo de conjuntos de lenguaje son muy comunes en la obra de Espinosa. Otra referencia importante a la que este nombre hace referencia es a la canción "Black Star" de Radiohead, incluída en The Bends (1994), cuyo estribillo reza:
Los idiomas hablados no son el único lenguaje referido por Espinosa en su obra, también hay referencias al lenguaje de sordomudos en Pensamos cosas muy distintas (2011), conjunto de esculturas de yeso pintadas de negros que representan manos realizando señas que deletrean el título de la obra y evidencian una falta de comunicación. La presencia - ausencia en el espacio y la temporalidad se encarnan en su serie To Learn (2010 - 2011), donde la silueta de la artista señala esta dicotomía de forma inquietante en diversas actividades lúdicas: al aprender a hacer dominadas con un balón de futbol, al tratar de tocar el riff de "Smells Like Teen Spirit" de Nirvana, al hacer "patitos" con piedras en un lago y al lograr capturar una mosca. La serie de fotografías The Helpers (2010) documentan una serie de esculturas realizadas con objetos cotidianos que fungen como un tripié para la cámara de la artista, en ausencia del objeto "real".
¿Recuerdan la escalera de la cual hablé al principio? Es parte de la obra Secretos (2011), y es una de las piezas más importantes de la exposición. Sobre el último peldaño de la escalera se detiene un reproductor portátil de discos, el cual está conectado a una bocina hundida en un balde de agua, la cual produce las ondas sonoras, bloqueando por completo el sonido. Mónica ha grabado algunos de sus secretos en el disco, pero el contenido del mismo es inaccesible y es poco probable que se conozca, aún cuando la cinta corre continuamente.
Finalmente, la vacuidad, entendida desde las filosofías orientales como lo que está más allá de lo sagrada, forma parte de la exploración del mundo en la obra de Espinosa, quien la encuentra en los instantes de la cotidianeidad como el aburrimiento, el fracaso y el hastío. Bastian Schweinsteiger (2011), escultura de yeso negra que reproduce el momento en el que el mediocampista alemán se lamenta por la derrota de su selección ante España en las semifinales del Mundial de Sudáfrica, representa un dolor sagrado, un instante de petrificación silenciosa difícil de explicar.
La obra de Mónica Espinosa invita a hundirnos en un cúmulo de instantes llenos de poesía silenciosa, ausencias con presencia latente y construcciones de esperanza futura. Fue un gran acierto de Arróniz Arte Contemporáneo presentarnos esta magnífica exposición, donde encontramos el trabajo de una ingeniosa artista en un ambiente de acojedora intimidad, como el mundo en el cual nos invita a participar.
Esta historia continuará...
Al entrar a la galería, me encontré con B. I., compañera de la carrera de una generación arriba de la mía a quien no había visto en casi un año. Ella es de ese tipo de mujeres hermosas de fácil empatía, conversación fluida, voz diamantina y personalidad chispeante; un ser cósmico memorable cuyas palabras me ayudan ahora a dar una lectura de todo lo que vi.
Ir a una inauguración de una galería es como ir a un velorio, donde lo más importante es socializar y rascarle a las copas de vino (muy bueno, por cierto), y donde pocos conocieron al muerto en vida; donde las obras se pierden entre las masas de gentes: hipsters, estudiantes, stalkers, ancianos, drogados, señoras de la high, artistas, escritores y combinaciones bizarras de todas las variantes anteriores. Una galería es un espacio para la compra-venta de arte, y son pocos los dueños de estos espacios que permiten crear discurso a los artistas que manejan. Para un artista vender no es lo único importante, también lo es dar sentido a su trabajo mediante la lectura de un curador. Muchos de los que estaban presentes lograban entender del todo qué pasaba con el discurso de la artista, y sin duda eran muchos menos quienes tenían el dinero para comprar las obras expuestas. Podrían decir que me queda el saco, pero como egresado de la licenciatura en Historia del Arte, es menester visitar galerías de vez en cuando; los museos no lo son todo para ver Arte.
El bochorno que se armó dentro de la galería y tantas actitudes indiferentes e incómodas que vi en los asistentes no evitaron que me la pasara bien. Poco después llegaron otras mujeres conocidas: A.Z., A.N. y G.I., a quienes no había visto desde hace muchas lunas. Valió la pena recorrer la distancia, no sólo por verlas a ellas, sino también por lo que el evento artístico me encontré en la galería.
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En el caso de esta exposición, encontramos una propuesta interesante fundada en varias experiencias personales y afecciones de la artista, amén de premisas conceptuales y técnicas presentes en su trabajo. La exposición se jacta de no tener un inicio claro y de no saber cuándo será su final, proponiendo un "evento cuántico" a su alrededor, en donde la exposición es parte de un continuum. La curaduría de Iván Mejía está muy bien entablada y es rica en significaciones y lecturas, lo cual vuelve a la exposición un momento interesante. La gran parte de este texto busca complementar lo ya escrito.
Las obra presentadas en "Blame It on Herr Schwarz..." forman parte de esa idea de continuidad temporal y espacial propuesta en la curaduría. De primera vista, las obras no parecieran comunicar nada, como si fueran eventos aislados producto del capricho, pero que revelan situaciones emocionales inquietantes: falta de comunicación, dicotomía ausencia - presencia, desilusión, derrota, aprendizaje, reinicio.
Mediante escultura, collage, fotografía, video, instalación y dibujos, Espinosa interviene en una series de lugares y situaciones que bajo su acto creativo adquieren significados poéticos riquísimos, relacionados directamente con eventos sucedidos en su vida reciente que señalan una situación de rompimiento o cambio brusco en su vida. Las obras son tecnicamente destacables, con citas a la filosofía oriental, a la poesía zen y a los haikús japoneses, pero lo interesante de su trabajo radica en la riqueza de referencias intangibles, de las cuales el lenguaje tiene el rol principal; las referencias a Ludwig Wittgenstein, el gran filósofo del lenguaje, no son de a gratis, sino que dan las herramientas y los límites de cómo la artista entiende su mundo y su vida.
El nombre de la muestra, enunciado interpretable como "La culpa la tiene el Sr. Obscuro y sus piedras espaciales", es un conjunto gramatical de inglés, francés, alemán y español que abre el panorama a una interpretación lingüística de toda la exposición; este tipo de conjuntos de lenguaje son muy comunes en la obra de Espinosa. Otra referencia importante a la que este nombre hace referencia es a la canción "Black Star" de Radiohead, incluída en The Bends (1994), cuyo estribillo reza:
Blame it on the black star
blame it on the falling sky
blame it on the satellite that beams me home.
¿Recuerdan la escalera de la cual hablé al principio? Es parte de la obra Secretos (2011), y es una de las piezas más importantes de la exposición. Sobre el último peldaño de la escalera se detiene un reproductor portátil de discos, el cual está conectado a una bocina hundida en un balde de agua, la cual produce las ondas sonoras, bloqueando por completo el sonido. Mónica ha grabado algunos de sus secretos en el disco, pero el contenido del mismo es inaccesible y es poco probable que se conozca, aún cuando la cinta corre continuamente.
Finalmente, la vacuidad, entendida desde las filosofías orientales como lo que está más allá de lo sagrada, forma parte de la exploración del mundo en la obra de Espinosa, quien la encuentra en los instantes de la cotidianeidad como el aburrimiento, el fracaso y el hastío. Bastian Schweinsteiger (2011), escultura de yeso negra que reproduce el momento en el que el mediocampista alemán se lamenta por la derrota de su selección ante España en las semifinales del Mundial de Sudáfrica, representa un dolor sagrado, un instante de petrificación silenciosa difícil de explicar.
La obra de Mónica Espinosa invita a hundirnos en un cúmulo de instantes llenos de poesía silenciosa, ausencias con presencia latente y construcciones de esperanza futura. Fue un gran acierto de Arróniz Arte Contemporáneo presentarnos esta magnífica exposición, donde encontramos el trabajo de una ingeniosa artista en un ambiente de acojedora intimidad, como el mundo en el cual nos invita a participar.
Esta historia continuará...
"Blame In on Herr Schwarz et ses Pierres Espaciales" de Mónica Espinosa
Desde el 20 de septiembre hasta el 20 de noviembre
Galería Arroniz Arte Contemporáneo
Desde el 20 de septiembre hasta el 20 de noviembre
Galería Arroniz Arte Contemporáneo
Plaza Río de Janeiro No. 53, Planta Baja
Colonia Roma, Delegación Cuauhtémoc, México D.F.
Colonia Roma, Delegación Cuauhtémoc, México D.F.
Estación de Metro más cercana: Insurgentes
Estación de Metrobus cercana: Durango
Estación de Metrobus cercana: Durango
Horarios: Lu a Vi, 10 a 15 y 16 a 19 horas.
Sa, 11 a 14 horas. Cerrado en Domingo.
Sa, 11 a 14 horas. Cerrado en Domingo.
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