octubre 02, 2011

Recuerdo Borroso #3: Viruta y Capulina

 IN MEMORIAM: Gaspar Henaine "Capulina" (1926 - 2011)

Viruta y Capulina en "El Camino de los Espantos" (EFE)

El pasado 30 de septiembre, murió uno de los últimos genios del humor blanco, Gaspar Henaine "Capulina". Como muchos de los grandes cómicos mexicanos de mediados del siglo XX, "Capulina" se inició en los circos, donde pulió sus habilidades histriónicas y comenzó a adquirir arraigo popular. Pionero del cine y la televisión el México, el deschavetado cómico del sombrero sin tapa realizó más de 80 películas, grabó discos de música y participó en varios programas de televisión. Durante los últimos años de su vida, vivió retirado con su familia, aunque siempre tuvo la más alta estima de un público nostálgico.

"Capulina" era conocido como "el Rey del Humorismo Blanco" debido a las situaciones que se presentaban en sus películas, donde las risas se arrancaban a base de su humor físico "de pastelazo", inocente y libre de dobles sentidos y albures. A lado de Marco Antonio Campos "Viruta", formó uno de los dúos más memorables de la historia del cine y la televisión en América Latina, recorrió América Latina y se consagró como uno de los comediantes favoritos de varias generaciones. Como solista, su trayectoria fue menor, pero tuvo sus momentos memorables en la televisión.

"Los Desenfrenados" (1959)
Con una fórmula tipológicamente parecida a Laurel y Hardy, "el Gordo y el Flaco", Viruta y Capulina compartieron el cariño de los niños y las familias de muchos países hispanohablantes junto a otras grandes parejas cómicas: Manolín y Shilinsky, Tin Tan y su carnal Marcelo, Resortes y Clavillazo, y los Polivoces, por mencionar algunos. Si bien la figura omnipresente de Mario Moreno "Cantinflas" fue la más prominente en el cine mexicano de humor, no es correcto hacer a un lado a aquellos entrañables comediantes.

Las películas de Viruta y Capulina no son las mejores, de hecho son malonas y carentes de ritmo, pero son reflejo de un México que vivía en una época de inocencia, donde la forma de vivir era mucho más simple y bondadosa. Detrás de muchas de las ocurrencias de estos dos ingeniosos y contrarios actores, estaba un tal Roberto Gómez Bolaños "Chespirito", quien años más tarde encumbraría y convertiría en institución al humorismo blanco en la televisión, para bien y para mal.

Con "Capulina", murió una forma de reir llena de nostalgia, una inocencia perdida hace mucho tiempo, en la cual aún nos gusta regodearnos con emoción.

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Capulina en "Los Desenfrenados"
Como ya he contado en este espacio, pasé mi infancia en mi natal Toluca, a lado de mis primos maternos. En aquellos tiempos, éramos solamente dos primos varones entre cuatro primas más pequeñas, por lo que yo y mi primo mayor éramos bastante cercanos; además, y por si no fuera poco, él sólo me lleva un mes de edad.

Un buen día, a mediados de la década, llegó a Metepec, a las afueras de mi ciudad, el circo de Capulina, espectáculo en el cual Gaspar Henaine se presentaba, y que fue uno de los circos más exitosos asociados a algún personaje de la televisión. En otro momento fui también al circo de la Chilindrina, pero ésa es otra historia muchísimo más borrosa.

Para bien y para mal, mi primo y yo hacíamos muchas cosas juntos: nos disfrazábamos juntos, dormíamos juntos, jugábamos juntos; casi todo lo hacíamos juntos. Tan cercanos éramos que mi tía la psicóloga, hermana de mi mamá, solía decirnos que éramos como Viruta y Capulina. Yo siempre fui mucho más grande y ancho que mi primo, además de que siempre he tenido los lunares de mi rostro, por lo que yo era "Capulina". Mi primo entonces era más delgado y pequeño de estatura, por lo que él era "Viruta".

Fuimos al circo de Capulina con mi tía y su novio, hoy mi tío; en mi infancia fui al circo unas cuatro ocasiones, pero por alguna razón recuerdo más claramente esta vez. Recuerdo que llegamos un poco tarde, cuando estaba el acto de malabarismo con el cual había iniciado el show. Como todos los espectáculos de carpa, había animales, acróbatas, payasos y actos de magia, pero lo principal del show era "Capulina": cuando salió, los niños que estábamos ahí gritamos de la emoción. Aunque era ya entonces un hombre mayor, Capulina era aún un ídolo de los niños por sus apariciones en la televisión y por las películas que aún se transmitían.

Con la muerte de Capulina, se fue una parte importante de mi infancia, de la cual sólo quedan las películas y los chistes. Cuando escuché que había fallecido, el viernes pasado, simplemente respiré profundo y recordé mi infancia otra vez.

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